Hay gente que vive por y para el futbol, aunque no cabra por ello. No juegan, pero lo han hecho de niños como todos. Se hace socio de un club y va a ver los partidos. Se compra la prensa deportiva cada día, para estar al día del grano del culo que le ha salido a el “crac”.
Sabe más de futbol que los jugadores o el entrenador. Y cuando llega al campo cambia de carácter, con lo tranquilo que es uno. Y eso pasa en todos los campos. Es que ya son muchos. Cada vez más. Cuando se van de fin de semana, lo hacen planificándose en función de no perderse el partido. Se relacionan con gente como ellos, especialistas en futbol, y además comparten tertulias en cualquier lugar.
Cada vez son más. Porque les sirve para evadirse de los problemas. Odian al eterno enemigo. La bestia blanca. Cuando leen, lo hacen en temas relacionados con el Futbol. Autobiografias, etc. Los más enfermos son muy agresivos.
Dicen, y me lo creo, que el presidente de un gran equipo de Futbol tiene un poder equiparable a un ministro. Por no decir más.
El poder y el protagonismo junto con la visión de futuro que se necesita para aprovechar todos los contactos hechos en el tiempo que han sido presidentes, es el mejor seguro profesional que pueda existir. “Porque a ti te “invité” a la final de Roma, y tu siempre venías a tribuna…”En fin, el mamoneo de siempre.
Pero volvamos al aficionado. Que cuando su equipo pierde se siente mal toda la semana. Y si se pierde la liga. Bueno, si se pierde la liga? La liga no se puede perder.
Eso llena. Pero solo eso. Futbol. Otros deportes son secundarios. Otras cosas de la vida son secundarias.
La terapia. No existe. Hata que eso no se considere enfermedad. Que tardará.
Pero el raro soy yo porque me gusta navegar.
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