jueves, noviembre 12, 2009

El anillo Cap V.



Me empecé a estresar. No sabía cuanto me quedaba de vida pero empezaba a notar unos fuertes retortijones. No sabía nada del veneno. Pero no me encontraba muy bien. Encontré los pantalones en una esquina en el suelo. Me angustiaba la posibilidad de morirme. No saía que hacer, me coloqué los pantalones e intenté abrir la puerta. Imposible. Empecé a golpearla con el hombro con la esperanza de que cediera. Imposible. Tuve de descansar porque me volvían a coger retortijones. Ostias!! El veneno que ya debe empezar sus efectos. Que coño hacer!.

Entré en el lavabo y cogí el vaso lo llené de agua y me lo bebí. Tenía sed. Luego se me ocurrió la idea de beber mucha agua para intentar minimizar los efectos del veneno y que no fuera tan mortal.

No sé cuantos litros ingerí. Pero me dio la impresión que muchos. Vomitaba agua y me sentía muy mal me desmayé. No sé cuanto tiempo pasó. Pero abrí los ojos y estaba todo oscuro. Estaba encajonado. Casi no podía moverme estaba dentro de una caja. Parecía que la caja estuviera flotando. Oía el leve chapoteo del agua. Estaría ya muerto? ¿Era esto morir? Lo estuve dudando unos segundos pero llegué a la conclusión de que me habían metido en un ataúd, probablemente pensando que estaba ya muerto o sino que me acabaría muriendo. Empecé a recordar…el barco, el anillo, Sinde…Respiraba con dificultad. Joder por una puta mierda de anillo, pensé. Desde luego que estaba encajonado porque el espacio para moverme era mínimo. No podía mover los brazos. Sólo podía flexionar un poco las piernas, para golpear con las rodillas el tablero superior. Imposible. Sólo conseguía emitir un sonido. Pero debían haberme sellado el tablero porque no cedía nada. De repente oí un ruido de motor en el exterior. Se oía el chirriar de un cabestrante. Me imagine que era la grúa del yate, la que usan para tirar al agua los tender, zodiac, motos de agua y demás juguetes del barco. Me debían estar subiendo porque notaba que la sangre me bajaba a la cabeza. Pensé que quienes fueran los que me intentaban matar se querrían asegurar que estuviera muerto. No podía pensar en que hacer porque poco podía hacer en esa situación. Al cabo de un tiempo, no sabría decir si pasaron cinco minutos o media hora, notaba como un escoplo forzaba la junta superior y se introducía en la caja. Hacía palanca y lentamente se fue abriendo la caja. Empezaba a ver puntos blancos de luz. Y de repente la luz del sol que me cegaba. Por fin aire puro. Poco a poco empecé a ver sombras, el sol me seguía cegando eran personas que se asomaban a mirarme. Estaba en un barco. Pero no era el lujoso yate,” sino un pesquero.

Noté como me cogían varias manos y me sacaban de la caja. No podía hablar, tenía la boca totalmente seca. Me colocaron en una esterilla y me ayudaron a incorporarme lo suficiente para que pudiera beber agua.

Notaba cómo el agua bajaba por mi esófago y recorría el circuito de mis intestinos. Movía la lengua, y la boca. Miré un poco a las personas que me miraban con extrañeza. Parecían moros y había algún negro.

Se presentó un señor vestido con unos rojos pantalones rojos y una camisa de cuadros. Debía ser el jefe.

“hola! Se encuentra bien?” me dijo en un correcto castellano con acento catalán

Eso me alivió. Pensé que muy lejos de casa no estaría

“Donde estoy?” le pregunté

“Se encuentra usted a bordo del Carmen Banchs, un pesquero de Vilanova faenando por el litoral. A doce millas de la costa, en estos momentos a la altura de Sitges. Hemos encontrado cuatro cajas aflotando a la deriba y las hemos recogido. Todas estaban vacías menos la tuya…Que le ha pasado?

“Que quiere que le cuente?...no sé como he venido a para aquí?”

“Quiere que llame a la Guardia costera?”

“no,no por favor…estoy bien. Cuando lleguemos al puerto desembarco y me apaño.

Hacía frío y me taparon con una manta y me dieron algo parecido a un caldo caliente.

Debía haber sido un buen día de pesca a juzgar por el gran número de gaviotas revoloteando por la popa del barco.

No llevaba camisa, pero notaba dos bultos en los pantalones. Palpé el primero con la mano era el móvil, y luego el siguiente bulto….la caja del anillo!

Abrí el estuche, pensando con toda seguridad de que el anillo no estaría. Desde luego que no funcionaba ni el móbil ni el reloj. Pero me sobrecogí cuando lo vi. Ahí estaba ese anillo!!!

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