Recibí una llamada al móvil. Un número identificado como oculto.
Otra operadora de “teléfonía” que me quiere vender su “producto”, pensé.
Pero nada que ver, se presentó como Giacomo Rigolatti, profesor de la univeridad de Parma. Estaba muy interesado en tener una reunión, porque me tenía de hacer un planteamiento. Había estado en contacto con el departamento de resonancia magnética de Valle Hebrón, que les había comunicado que había participado recientemente en un estudio en el que había requerido numerosas resonancias con resultados sorprendentemente esperanzadores, pero no para el desarrollo del estudio realizado, sino porque se habían detectado a través de una estimulación indirecta la iluminación del algunas neuronas en unas “extrañas” pruebas realizadas in situ por la Dra. Del prado, responsable del departamento.
Tuve una comida con la Dra, del Prado que me explicó sus experimentaciones mientras yo estaba dentro del aparato de la resonancia magnética!. Se sentía en deuda conmigo porque me había “utilizado” sin mi consentimiento. Hecho que rompía con los criterios deontológicos de su profesión, y se jugaba que se filtrara el tema a dirección y la expulsaran del departamento y quién sabe si de algo más. Fue una comida muy agradable en el Tritón, invitó ella, a pesar de mi insistencia.
El asunto traía “miga” porque la doctora se iba tocando diversas partes de su cuerpo lascivamente lo que provocaba que las neuronas del paciente, en este caso yo, se iluminaran. Lo sorprendente es que los “ejercicios” de la Dra. Prado los realizaba en una sala incomunicada de donde yo me encontraba realizando las resonancias, y eso era sorprendente. Y eso lo había hecho en 5 ocasiones!
Reforzaba precisamente la teoría de Rigolatti, la de las neuronas espejo.
Hasta ahora Rigolatti había experimentado en monos con la confirmación de que las neuronas espejo existían. Eso abrigaba la esperanza de demostrar que el ser humano está concebido para estar en contacto y reaccionar ante determinados estímulos externos aunque no se visualicen…
¿Cómo puede ser que se transmitan estímulos e intenciones por parte de personas que no se ven físicamente ni tan siquiera se conocen? ¿Podría abrir este campo una puerta para poder comunicarnos con los demás a través de estas neuronas espejo?
Si era cierta la teoría de Rigolatti, formaba parte de lo que podía ser el inicio de sentar las bases de una nueva manera de comunicarse, y que eso aplicado al marketing y a las marcas comerciales podría representar una auténtica revolución…
Es decir si pudiésemos controlar las neuronas espejo y como se comportan podíamos dominar algo tan importante como el proceso de la toma de decisiones. Algo fundamental hoy en día y más con lo que se cuestionan las teorías del marketing.
Llegué a un acuerdo con Rigolatti, firmamos un documento consistente en que Rigolatti se encargaría de desarrollar el tema científico, publicaciones y documentación de los estudios, mientra yo me encargaría de la explotación comercial del desarrollo de las conclusiones de las neuronas espejo aplicadas a las técnicas de venta.
Al mes siguiente recibí la llamada de un tal Muthar Kent, que estaba muy interesado en tener una entrevista. Busco en Google por ese nombre cuando me doy cuenta de que es un “pez gordo”. Ni más ni menos que es el CEO de Coca-cola.
Me envía un e-mail una tal Katerhine, su secretaria donde me pide que me reserve los días 18 y 19 de Junio, que me vendrá a buscar un chofer y me acompañará al aeropuerto donde subiré al jet privado de Kent para llevarme a las oficinas de Atlanta.
¿Como han conseguido mis datos?. ¿Y mi e-mail?. ¿Porqué estas urgencias?
Joooder! Ya estamos otra vez!!
2 comentarios:
Que suerte, otra vez de viaje "espacial"...
No tardes mucho, que me vuelvo a comer las uñas!!!
No te comas las uñas...que la serie del "coleccionista de uñas" lo dejo para más tarde...
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