miércoles, septiembre 02, 2020

Pepita de Cala Pedrosa

 



Pepita. 

Pepita es la propietaria de Cala Pedrosa. Un curioso local, que antaño fuera refugio de pescadores, reconvertido en una especie de  bar-restaurante-chiringito de la playa. Cierto es que no es nada de todo eso y a la vez un poco de todo eso. Pero es algo diferente. Algunos definen el lugar como cabaña o incluso barraca. Un sitio donde apareces en barca habiendo madrugado para degustar de un "esmorçar de forquilla"... Yo me tomé unos huevos fritos con bacon y patatas con una cerveza de bebida...No está mal por ser las 9h de la mañana de un día de verano. 

Llegar no es fácil. Suerte que fuimos con la Fofa, la Sacs intruder 11 de David que con sus 500 cv partes de port Marina de  Palamós y llegas en un periquete. Palabra ésta desconocida para nuestro pequeño velerito Medusa.

Una vez llegas a Cala Pedrosa (al sur de Tamariu)  y fondeas con la limitación de las boyas de separación, debes de nadar unos 150m hasta la playa, por llamar de alguna manera a esa acumulación de piedras redondeadas de tamaño dispar que dificultan muy mucho el poder caminar con soltura, especialmente descalzo. Una vez llegado a el porche de mesas y acompañado por el sequito familiar encabezado por Paco, David, Montse, Cesc y menda. Nos presentamos ante una chica joven que nos hace esperar en una mesa en la terraza mientras acaban de preparar no sabemos exactamente el qué porque somos los primeros en llegar y todavía no hemos pedido...

Entonces nos oye Paquita, que sale a saludarnos. Que gran señora. 74 años, operada de cáncer de páncreas y lo que se dice al "pie del cañón". Que vitalidad, que ganas de vivir. Nos explica como cada día tiene ayuda para bajar las provisiones a la cala, que viene de Palafrugell y que su prima es la propietaria de una casa cercana que le permite aparcar el coche, luego caminando tarda por un sendero ( que por la pendiente existente no debe ser fácil) unos 10 minutos.

Nos confiesa de que su secreto para resistir en ese estado son sus ganas de trabajar cada día. Estoy totalmente convencido de ello. 

Mucho mérito el de Paco que con sus 84 años, ha sido capaz de nadar desde la Fofa, y despues caminar hasta las mesas. No sabemos cuantos años seguirá pudiéndolo hacer, pero mientras pueda, lo hará. El suculento ágape lo vale. Y el saludo y la admiración mutua con Paquita también. 

En fin ,que desayunar desde un excelente mirador y ante tal compañia es un lujo, y de vez en cuando vale la pena madrugar para poder hacerlo. 

aunque el desayuno sea lo de menos...


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