¿Porque cada vez me gusta más la soledad?.
No lo sé. Probablemente porque uno no necesita dar explicaciones. Me quiero mucho a los míos, sobre a todo a mi familia pero cada vez me siento más independiente. Será porque me estaré volviendo mayor.
Ahora cuando salgo en MTB, lo más normal es salir solo. Voy a mi ritmo y punto. No debo de esperar a nadie, ni tampoco que me esperen. Total, lo que me divierte es pedalear y disfrutar de la naturaleza. Lo mismo pasa en otros ámbitos de mi vida, como ir al cine. Leer o escribir. Necesito cada vez más de mi espacio. Una vez a alguien de estos que saben tanto le preguntaron que era la amistad: ¿Y sabéis que dijo?, algo así como “es estar con alguien sin tener la necesidad de decir nada”. Y que razón tenía.
Me molesta el estar accesible llevando el móvil. Y hablando del móvil, ¡vaya mierda de aparato!, si es ¡un generador de ansiedades!. Mucha gente ha dejado el teléfono fijo de casa porque como va todo el día con el móvil, pues ya le está bien.
Es un error. Yo diría un grave error. Nos ha cambiado la vida. La gente dirá que para mejor, porque estas totalmente localizable a todas horas, y por todo el mundo.
El otro día subía yo pedaleando y sacando la lengua por un camino de piedras ciertamente complicado. Me llamaron al móvil. Y no lo cogí, seguí subiendo. La tercera vez que me llamaron, y la tercera vez quiere decir muchos timbres consecutivos me puse. Me bajé de la bici, me saqué los guantes, y descolgué, ¿habrá ocurrido algo importante? pensé. Un número de teléfono sin identificar.
“Es el 670 71 04 xx” me preguntaba una señorita con acento sudamericano
“Si, Es mi número quién es?” pregunté
“Me puede decir el titular de este número por favor”
“Me llamo Juan Foncuberta…”
“Hola Sr. Juan. Buenas tardes. es que le llamo para comunicarle una promoción de telefónica que consiste en…”
“Oiga, pero es el número que me proporciona la empresa…y yo no puedo cambiarlo, además no puedo atenderle”
“pero oiga, usted me sabrá decir con quien tengo de ponerme en contacto de su empresa…”
Y le colgué.
Una cosa es vender a alguien algo por teléfono sabiendo que es lo que quieres venderle, y preguntar si le interesa y otra cosa es probar aleatoriamente un número y a partir de eso construir una promoción!. Es indignante. Mordí su anzuelo y le di mi nombre. Pasado un tiempo, no creo que mucho, a buen seguro que me volverán a llamar: ¿Es usted el señor Juan Foncuberta…?
La verdad es que todo esto se hace infumable, y el próximo día cuando me llamen, si es una chica, le diré “sigue hablando que me excitas y me estoy masturbando a medida que me hablas de la promoción, y cuando eyacule te lo digo…¿vale?..
Bueno no quiero ser machista así que si es chico también. Que asco!. Pero el efecto será el mismo, o mejor!
Me gustaría saber cuan rápido me cuelgan. Aunque…¿ os imagináis que no me cuelgan?, joder!, vaya marrón!
Lo que han conseguido es que no coja el móvil cuando hago deporte. Y me estoy planteando muy seriamente devolverlo a la empresa…o como navego es relativamente fácil que se caiga al mar y “que parezca un accidente”…aunque eso sería injusto para los peces el tener de aguantar la promoción de Gas Natural de turno…En fin.
Que ahora el lujo empieza a ser el no tener, cada vez lo tengo más claro. El no ser localizado y disponer de tu tiempo a tu libre albedrío, sin tener de perderlo aguantando promociones absurdas.
Me justifico intentando convencerme a mi mismo, y eso ya es del género idiota, que llevaré el móvil encima por si surge una urgencia…hace muchos años que voy en mtb y jamás me ha surgido ninguna urgencia...aunque bien pensado si me fuera de copas con los jabalís de Collserola, debería llamar por aquello de “no me esperes despierta que llegaré tarde…”
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