jueves, mayo 07, 2009

FRIKI 4

Al final convencí a mi mujer que dejara dormir a Merche esa noche en casa, y que se marcharía al día siguiente.Nos despertamos como siempre, porque debiamos que continuar con nuestras monótonas vidas.
Nos incorporamos al trabajo , y las niñas se fueron al cole, y en casa se quedaron el mono, el perro y Merche. Antes de marchar le dije a Merche que cuando se fuera cerrara la puerta principal de golpe,
Merche me parecía una mujer culta, guapa y que había tenido el desliz de acudir a una empresa de esas de Frikis…Era injusto culparla por eso. De hecho no sabía nada de ella. Sólo que era abogada y su nombre. Esperaba no verla más. Porque me había complicado la vida.
Cuando llegue al mediodía a casa no me lo podía creer. El perro y el mono estaban, pero habían desaparecido todos los cuadros de casa. Y las alfombras de más valor. Pero no sólo eso. Mi valiosa colección de relojes y el joyero de mi mujer también habían desaparecido. El ordenador portátil. Me cago en la leche! Hasta la tele nueva de 50´ también había desaparecido.
Ostia puta! Que desilusión e impotencia. ¿Que hacer ahora?
Me dirigí a la comisaría para hacer una denuncia y me atendió el sargento Rioné. Me dio la sensación que me esperara porque sólo entrar en la comisaría me vino a buscar
- Quiero denunciar un robo
- Acompáñeme a un despacho Sr.- dijo el policía amablemente
Entramos en un frío despacho. Me hizo sentar
-Me llamo rioné. Sargento Rioné. Usted dirá
Y le explique mi odisea
No se creía lo que le estaba contando. Se quedó boquiabierto cuando le expliqué lo de Merche. No paraba de preguntarme sobre Merche, sobre la empresa esa de frikis, sobre el mono, sobre mi bici…
Bueno, decirle de que poco podemos hacer. Será difícil, sino imposible encontrar a Merche. Respecto a los cuadros…No sé yo si tienen valor de coleccionista…
Claro que tienen valor! – le contesté indignado
-No me interprete mal…evidentemente tienen valor…aunque sea simbólico…pero no son Picaso Eh. Que me entiende.
- Perfectamente, pero no juzgue sin saber porque igual se sorprende…
Salí de la comisaría indignado. Con la impresión de que el Sargento Rioné se reía de mi.
Como me jodía que aquel imbécil me tomara por un loco. Claro que la historia tenía tela. Rioné nunca había oído hablar de “empresas de Frikis” y cuando le expliqué lo del mono de cola verde, cambió de actitud, perdió el interés y me “facturó”.
Ni siquiera sabía si se llamaba Merche, y si había existido algún Felipe, ni que hubiera empresas de Frikis. De lo que estaba seguro es de que Merche, o como se llamará tenía algún compiche que la había atado y probablemente le había ayudado a desvalijar mi casa.
Pasaron los días, y mis investigaciones sobre empresas de Frisi habían acabado frustradas. La policía ni se digno a venir a casa a recoger posibles huellas dactilares de Merche. Porque al no haber forzado la puerta no se podía considerar robo sino hurto. O sea que sin cuadros, sin joyas, sin alfombres , sin relojes, sin bici, casi sin mujer y sin dignidad. ¡Pero que imbécil soy!
A la semana siguiente me presentaba en la tienda de bicis para comprarme una bici nueva. Conocía muy bien la tienda y a los mecánicos.
Le conté mi increíble historia a Chema, el jefe del taller, y de paso pidiéndole consejo sobre una nueva bici o una de segunda mano. Al final me compré una nueva.
Pasaron dos semanas y empezaba a rehacer mi vida. Conseguí colocar el mono a mi amigo David. Que como vivía en Sant Cugat tenía un pequeño jardín. Con dos niños pequeños que estaban encantados con el mono, era una cuestión de tiempo el que David formara parte de la lista de ex amigos.
Al cabo de dos meses me llamó Chema, el mecánico de la tienda de bicis.
-“ Juan, hoy ha venido un tío que nos quería vender una bici. Era como la tuya. Le he dicho que me la dejara para revisarla y que pasara mañana que le diría si me la quedo o no. He comprobado el nº de serie del cuadro de tu mtb y he salido de dudas. Es tu bici.” – me dijo casi más emocionado que yo.
- Joder Chema! De puta madre! A qué hora pasará? Que me quiero encontrar a ese cabrón!- Le dije con cierta emoción
- Vendrá a las doce de la mañana. Así que ya sabes…-
- Gracias Chema. Te debo una!
Y así que a las doce del mediodía me dirigía a la tienda de bicis. No llamé a la policía porque tampoco estaba seguro de que fuera el ladrón…me quería asegurar primero.
Entre a las doce y diez por la puerta de la tienda y me dirigí al taller. No sé lo que haría ni como reaccionaría. Cuando antes de llegar al mostrador del taller vi a chema hablar con un tio que estaba de espaldas, pero que me sonaba mucho. Se giró un poco y lo ví. El corazón se me aceleró. Era el Sargento Rioné. ¡Que fuerte!. ¡Ahora si que no entendía nada!. Retrocedí sin que me vieran. Cogí una tarjeta a la cajera de la tienda y salí.
Crucé la calle. Y sin dejar de mirar hacia la tienda llamé.
- Pásame con Chema por favor – le dije a la cajera
- Quién le digo que le llama-
- Soy un cliente, para una consulta….- no quería decir mi nombre por las moscas.
- Diga…- contestó Chema
- Chema! Soy Juan!. Es importante que disimules si estás delante del que te quiere vender mi bici. ¿Ok?
- Le hago un presupuesto pero me la tendrá que traer…- dijo Chema
Joder! Gracias a Dios me ha entendido – pensé aliviado
-Escúchame con atención Chema. El tío que te quiere vender mi bici es policía. No sé si me la ha robado él o qué es lo que está pasando, pero todo esto es muy raro. Síguele la corriente y cómprasela. Pero dale de alta como cliente. Más tarde hablamos…
- Ok Entonces mañana me la traes. Ciao.- Concluyó Chema habiendo entendido perfectamente mi mensaje.
Tenía una premonición. Pero no estaba seguro. Seguiría a Rioné cuando saliera de la tienda.
Media hora más tarde Rioné salía de la tienda. Salía andando pero con la bici!. Era evidente que no la había vendido. No entiendo porque. Le seguí por la calle Paris mientras llamaba desde el móvil a chema.
- lo siento Juan, pero no se la he comprado porque no quería dejar sus datos. Bajó el precio a la mitad pero con la condición de no dejar los datos…-me dijo excusándose Chema
- No te preocupes. Todo esto es muy raro pero tengo a este tío andando treinta metros delante de mí. Ya te contaré como acaba esto pero gracias por todo Chema- y colgué.

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