Tomás se despertó en una habitación fría y bien iluminada. Era de una clínica o un hospital. Ahora estaba seguro estaba en una clínica. Conectado a un monitor y a un botellín de suero.
No se podía mover. Sólo podía girar la cabeza. Al cabo de un rato, paro de pensar inútilmente en alguna correlación entre Perú, La Feria, y la clínica. No entendía nada, pero se imaginaba que ya se lo explicarían. De repente se abrió la puerta de la habitación y entró una enfermera.
-Hola Sr. Conesa. ¿Cómo se encuentra? – le preguntó la enfermera
- ¿Me lo puede explicar usted señorita?- Respondía Tomás preguntándole a la enfermera ávido de respuestas
- Luego se pasara el Doctor y le explicará mejor. Pero le puedo decir que ha tenido un virus muy extraño, y que ha estado a punto de enviarle al otro barrio. Desde hace cuatro días ha ido mejorando hasta ahora que se ha despertado – le decía la enfermera mientras le tomaba la temperatura y comprobaba todas las constantes del monitor.
- Pero cuanto tiempo llevo ingresado enfermera? – Preguntó Tomas imaginándose que llevaba unos cuantos días.
- Lleva un mes y una semana señor Conesa
- Joooder! Más de un mes!.... ¿Y nadie me a visitado en todo este tiempo? –preguntó extrañado Tomas
- Si,si. Le han venido a ver familiares y compañeros de su empresa- le dijo la enfermera
Pero ahora tómese esta pastilla e intente descansar…el doctor ya le explicara la situación – Le decía la enfermera alcanzándole un vaso de agua . Mientras se tomaba la pastilla acompañado por el sorbo de agua correspondiente entró el doctor.
- Soy el doctor Renart, jefe del servicio de cuidados intensivos, de la Clínica Shuster de Tutlingen.
- Tutlingen? – preguntó Tomás
- Es un pueblecito de la Selva Negra, a treinta kilómetros de Dusseldorf…
El doctor le resumió todo lo que había pasado. Le trajo un taxista, estaba inconsciente y a punto de entrar en coma. No se supo que era un extraño virus hasta una semana más tarde. Gracias a la documentación que llevaba en su bleiser pudieron localizar a compañeros de su empresa, que a su vez se pusieron en contacto con sus padres.
Ya estaban en camina. Estaban alojados en un hotel de Heilderberg, una población cercana. En media hora estarían con el.
Cuando entraron sus padres a la habitación lloraron. Pensaban que lo perdían. Llevaban un mes viviendo en Dusseldorf, si no hubiera mejorado ya lo tenían todo preparado para ingresarle en el Hospital de Valle Hebrón.
Tomás atribuyó su historia en el Perú a la influencias de los narcóticos que emplearon para intentar que saliera del coma.
Habló con gente de su empresa que le informaron que estaban procediendo a ejecutar un ERE. Había hablado con Toni Maristany el cual le había explicado como estaba la situación en aquel momento. Le preguntó sobre el contrato de las tiendas Straddle y sobre Carolina. Pero nadie sabía nada. La verdad era que acabó la experiencia de Telares Maristany en la Feria con un pobre balance de pedidos, y con el director comercial ingresado en coma.
Al cabo de quince días Tomás Conesa se incorporaba por fin a la fábrica de PuigReig Telares Maristany . Se encontró con la situación dramática empleados despedidos en la puerta de la fábrica solicitando unas mejores condiciones de despido.
Tomás se sentía mal. Sabía que si hubiera llegado a firmar ese contrato con Caroline en otra situación se encontrarían. Así que ahora su principal objetivo consistía en retomar ese acuerdo verbal, esto le hizo sonreír a Tomás pensando en la felación de Carolina.
Estuvo buscando la tarjeta de Caroline pero no la encontró. Preguntó sobre la cadena de tiendas Strudle, y nadie las conocía. Es más. No existían. Contactó con el hotel de Carolina, el hotel Eurobuilding de Dusseldorf y preguntó al director del hotel a que nombre estaba la reserva de la habitación 327 ,el día de la cena en Heilderberg. Le dijeron a Tomás que estaba reservada a una pareja de recién casados los Sres. Frankling, pero que no llegaron hasta el día siguiente.
Todo eso era muy raro. Desde luego había cosas que jamás se podía haber imaginado.
Le enviaron una foto por email de la habitación 327 por gentileza del director del hotel ante la insistencia de Tomás. Y realmente era tal y como se la había imaginado.
Tiró la toalla. No podía perder más el tiempo persiguiendo fantasmas.
Y continuó su vida intentando olvidar ese episodio tan trágico de su vida.
Al cabo de dos meses recibía una conferencia de Perú. Le habían dejado un mensaje en el contestador, las pulsaciones se le aceleraron. Antes de escuchar el mensaje se fue al mueble bar y se sirvió un whiskey con hielo. Se sentó dio un buen sorbo y presionó la tecla del contestador:
“ Tomás!.! Los hombres de la viuda… se han llevado a Rosana!. ¡ Han pasado diez días y todavía no ha vuelto! ¡Ayúdame por favor! “
Se le cayó el vaso al suelo. Era Isabel. La reconocía y estaba llorando.
Tomás se puso las dos manos en la frente y preguntó gritando “¿porqué yo?”
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