martes, junio 15, 2010

Joaquinito


Lo tuvo casi todo en su juventud.
Era “casi” hijo único. Bueno, su hermana Rosa pero él era el “amigo íntimo “ de su padre. Trabajaba con su padre, esquiaba con él, se iba en moto o en barca con él.
A los 16 años ya le compraron una Bultaco “streaker”, la moto más “in” que se podía tener en esa edad.
Vivía con intensidad, era amigo de sus amigos. Iván, Pedro, Santos y tantos otros. Dudosas amistades las que te llevan por el mal camino. Aunque su mejor amigo era su padre.
Cuando Joaquinito cumplió 18 años le compraron sus padres un mítico VW cucaracha descapotable. El no va más por entonces.
Se podía decir que era un consentido. Pero él se ganaba a su padre. Y eran tal para cual.
Una relación extraña, pero muy intensa.
Nuestros padres eran íntimos amigos y se organizaban viajes con potentes motos BMW por toda Europa. Nosotros (Joaquínito y yo, estábamos “condenados” a entendernos).
Sabíamos que entre los dos existía mucha distancia. Gustos diferentes y aficiones diferentes. Pero eso no quita de que lo apreciara.
Compartí con él alguna navidad en Baqueira y algún que otro fin de semana.
Luego la vida misma se encargó de distanciarnos. Una vez, casualmente me lo encontré por la calle después de algunos años, me dijo que estaba a punto de casarse. Y por mis padres sé que se llegó a casar, y tenía tres hijos pequeños.
Todo se le empezó a complicar a raíz de la muerte de Rosa, su madre. (Fue atropellada cuando cruzaba Paseo de Gracia). Al poco tiempo su padre se juntó con la prima de su madre.
Se distanció de su padre a niveles realmente sorprendentes, llegando a hablar únicamente a través de abogados. Sé que tuvo una vida complicada. Problemas con el alcohol y drogas le debían hacer todavía más complicada la vida.
El sábado por la mañana mi madre me comunicaba, con profunda tristeza, que Joaquinito se había suicidado. Lo siento mucho. Por su familia, su mujer y sus hijos, por su padre y Rosa, su hermana, por sus amigos, por mis padres, y también por mí.
Sonrío al recordarte cuando trazabas esas curvas de la collada de Tosas con tu Striker y yo intentando seguirte con mi vespa “primavera” , y tantos otros momentos en que tu simpatía y peculiar sonrisa me provocaba una sana envidia.
Estés donde estés Joaquinito, un abrazo muy fuerte.

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