El otro día en uno de mis paseos en bici os comentaba como tuve un encuentro “amistoso” con un jabalí. Lo comento por email con un amigo, y le envío la foto del encuentro y me comenta que no le parece nada excepcional. Precisamente esa misma mañana cuando acompañaba a sus hijos al cole, se encontró con un altercado urbano. Ni más ni menos que cuatro dotaciones de la policía municipal en la confluencia de las calles Modolell y Freixa intentando reducir a un jabalí. Piensas mentalmente en esas calles que están un poco por encima de Via Augusta, pero desde luego lejos de Collserola. Y piensas en el pobre bicho como debía haber acabado. Supongo que con lo torpe que suele ser la policía muerto a balazos. En fin donde llegaremos.
Condenan al hecho de que no tuvieron más remedio que disparar porque el jabalí iba armado y además con claras intenciones de invadir aguas territoriales municipales. Y al final sin darte cuenta te posicionas a favor del indefenso en este caso un jabalí, pero en otros como ocurrió ayer en pro de los palestinos. Porque mira que son poco inteligentes estos judíos, cuando históricamente se les tenía como hábiles negociadores y comerciantes. Hay algo que les debe fallar. Probablemente no han sabido “aceptar” el holocausto y están pagando con la misma moneda, pero lo que encuentro más grave es que lo hacen delante de la pasividad de la comunidad internacional….¿coño dónde hemos enviado a Garzón…? El por lo menos se hubiera postulado.
Pues es lo que pasa. Que la historia se repite. ¿Qué asco no? Porque nunca aprenderemos. Y mientras tanto, me imagino a la señora del teniente Ramirez, el afortunado ganador de la rifa casera que se produjo entre cuatro dotaciones municipales, entrando en la carnicería con la carretilla con el pobre Lucio, que así se llamaba el osado e inconsciente jabalí, y pidiendo “¿ me lo pueden cortar en filetitos? Ante la alucinada clientela de la carnicería… y con la piel, ¿me podría hacer unas alfombritas para el baño?, y ya de puestos con las pezuñas del bicho …¿no haríamos unos pies de lámparas de mesa…?
-Oiga señora…que esto es una carnicería seria…- le dice el indignado carnicero
-Pues eso…es que tampoco le he pedido que me enmarque la cabeza del bicho…o no?- comenta la indignada señora del valiente cazador de tan temible animal.
A saber que le ha explicado…si es que por dar un poquito de color a la historia, al teniente Ramirez le han propuesto para la llave de oro de la ciudad por salvar a la población de tan peligrosa bestia…
-Señora… ¿se ha dado cuenta que “eso” no es un jabalí sino un dogo argentino?
-No me joda!..
-No se preocupe que eso se lo dejo a su valiente cazador…
1 comentario:
Espero que la policía municipal también cumpla con las tradiciones cinegéticas.
Cuando alguien caza por primera vez un "bicho", los perreros ( o acompañantes en este caso) sacan un cuchillo de monte reglamentario y cortan los testículos del animal, y estos aún calentitos se los hacen comer al "ganador", en este caso al teniente Ramirez.
Es cierto que si no se extirpan rápidamente, la testosterona ( creo) se reparte por todo el cuerpo, perjudicando la calidad de la carne.
Y supongo que además cierta temperatura debe suavizar la impresión del escatológico lance.
Va por sus huevos, teniente...
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