Ha sido un fin de semana increíble.
Ya sabíamos que ir al Turbón, no es como ir a la “marathon des Sables”, pero para nosotros era el reto del año.
Con el viernes nublado en Barcelona las previsiones no eran nada alagueñas, a pesar de que habían predicciones que el frente frío solo nos arrojaría aire fresco del norte.
Y así fue. Perfecto porque sino afrontar las subidas que llegamos a pedalear con el sol de julio calentándonos el cogote no es que sea muy aconsejable.
Turbón? Y eso que es.
Supongo que para los “montañeros” y alpinistas, debe ser una montaña cualquiera , sin ningún tipo de gracia, teniendo Anetos, Posets y Maladetas tan cerca. Además el desnivel no mata, unos 2.400 m de altura, por lo que tampoco es para tirar cohetes.
Es una montaña que queda aislada y vista de cerca es majestuosa. Por lo menos para mi que no soy Oliarzabal, ni ganas de serlo. Entonces la ruta en mtb consiste en dos etapas, la primera más larga que la segunda, pero os aseguro que no más dura.
Cuando llegamos el viernes y después de un laaaaaargo trayecto, que a los Ceretanos que no estamos acostumbrados se nos hacía interminable. El pueblo de Pont…tirando a feote, que salvo el pantano es como aquello que dicen que no es chicha ni limonada. Y a partir de ahí a pedalear.
Con todas esas premisas, yo me imaginaba una buena salida pero jamás una sensación de paisajes y de espectacularidad como la que vimos. Vaya escenario,
La etapa exigente para todos. Y digo para todos. Y lo recalco porque algunos se creen que los hay que no se cansan…
Primer día de pedaleo, con parada y fonda en un simpático restaurante en un pueblo colgado alejado apenas unos kilómetros de la ruta principal, pero que valió la pena. Nos trataron a cuerpo de rey con una comida que ya quisieran algunos de los restaurantes que tenemos en la ciudad, y un trato exquisito, como si fuéramos el mismo Obama…y por 12 €!!! Luego a pedalear otra vez. Eso si ,con el estómago lleno y después de horita y media, que uno ya tiene de comenzar a tomarse la vida de otra manera…
Creo que lo que le debe pasar a esa montaña, es que no es interesante ni para los “pro”, es decir los montañeros "auténticos" ni para los turistas , te dás cuenta de que en 9 horas sólo te has cruzado con dos tractores, y con dos ciclistas que hacían la transpirenaíca con los que coincidimos apenas dos kilómetros.
Vilas del Turbón es un conjunto de cuatro edificios, bastante feotes, dos casas, un hotel y un balneario. Parada y fonda en el hotel para afrontar lo que esperábamos una segunda etapa de coser y cantar con aquello que era más cortita. Los cojones!. Tanto o más dura que la primera etapa con unas subidas que tan sólo las subían las cabras y parando. Pero etapa diferente y por supuesto también aérea y fuera de todo lo imaginable.
La compañía. Un lujo. Viejos amigos de siempre, de los que a veces pasa tiempo y tu vida deambula por otros derroteros y los ves poco, pero sabes que ahí están. Con muchas risas, algún sufrimiento propio de la dureza de la etapa y alguna caída. Pero sin "pensar" en nada más que en esa curiosa montaña. Qué olvidados quedan los problemas de cada uno, y las crisis, y todo lo malo. Esto que hemos hecho no sólo debe ser bueno sino que tiene de ser indispensable para la depuración de nuestros cerebros.
Que ya no os canso más, que tanto darle a los pedales pasa factura, y deciros que alguna que otra salida en mtb ya cargo en mi espalda, por lo que me veo con derecho a opinar de está salida. Dura como las que más, diferente, auténtica, salvaje pero lo que más me ha impresionado es lo virgen que está la ruta siendo tan autentica.…pero no lo digáis mucho, no sea que popularicemos ese descubrimiento del que tanto hemos disfrutado.!
Hasta otra Turbón, que a buen seguró volveré.
Ya sabíamos que ir al Turbón, no es como ir a la “marathon des Sables”, pero para nosotros era el reto del año.
Con el viernes nublado en Barcelona las previsiones no eran nada alagueñas, a pesar de que habían predicciones que el frente frío solo nos arrojaría aire fresco del norte.
Y así fue. Perfecto porque sino afrontar las subidas que llegamos a pedalear con el sol de julio calentándonos el cogote no es que sea muy aconsejable.
Turbón? Y eso que es.
Supongo que para los “montañeros” y alpinistas, debe ser una montaña cualquiera , sin ningún tipo de gracia, teniendo Anetos, Posets y Maladetas tan cerca. Además el desnivel no mata, unos 2.400 m de altura, por lo que tampoco es para tirar cohetes.
Es una montaña que queda aislada y vista de cerca es majestuosa. Por lo menos para mi que no soy Oliarzabal, ni ganas de serlo. Entonces la ruta en mtb consiste en dos etapas, la primera más larga que la segunda, pero os aseguro que no más dura.
Cuando llegamos el viernes y después de un laaaaaargo trayecto, que a los Ceretanos que no estamos acostumbrados se nos hacía interminable. El pueblo de Pont…tirando a feote, que salvo el pantano es como aquello que dicen que no es chicha ni limonada. Y a partir de ahí a pedalear.
Con todas esas premisas, yo me imaginaba una buena salida pero jamás una sensación de paisajes y de espectacularidad como la que vimos. Vaya escenario,
La etapa exigente para todos. Y digo para todos. Y lo recalco porque algunos se creen que los hay que no se cansan…
Primer día de pedaleo, con parada y fonda en un simpático restaurante en un pueblo colgado alejado apenas unos kilómetros de la ruta principal, pero que valió la pena. Nos trataron a cuerpo de rey con una comida que ya quisieran algunos de los restaurantes que tenemos en la ciudad, y un trato exquisito, como si fuéramos el mismo Obama…y por 12 €!!! Luego a pedalear otra vez. Eso si ,con el estómago lleno y después de horita y media, que uno ya tiene de comenzar a tomarse la vida de otra manera…
Creo que lo que le debe pasar a esa montaña, es que no es interesante ni para los “pro”, es decir los montañeros "auténticos" ni para los turistas , te dás cuenta de que en 9 horas sólo te has cruzado con dos tractores, y con dos ciclistas que hacían la transpirenaíca con los que coincidimos apenas dos kilómetros.
Vilas del Turbón es un conjunto de cuatro edificios, bastante feotes, dos casas, un hotel y un balneario. Parada y fonda en el hotel para afrontar lo que esperábamos una segunda etapa de coser y cantar con aquello que era más cortita. Los cojones!. Tanto o más dura que la primera etapa con unas subidas que tan sólo las subían las cabras y parando. Pero etapa diferente y por supuesto también aérea y fuera de todo lo imaginable.
La compañía. Un lujo. Viejos amigos de siempre, de los que a veces pasa tiempo y tu vida deambula por otros derroteros y los ves poco, pero sabes que ahí están. Con muchas risas, algún sufrimiento propio de la dureza de la etapa y alguna caída. Pero sin "pensar" en nada más que en esa curiosa montaña. Qué olvidados quedan los problemas de cada uno, y las crisis, y todo lo malo. Esto que hemos hecho no sólo debe ser bueno sino que tiene de ser indispensable para la depuración de nuestros cerebros.
Que ya no os canso más, que tanto darle a los pedales pasa factura, y deciros que alguna que otra salida en mtb ya cargo en mi espalda, por lo que me veo con derecho a opinar de está salida. Dura como las que más, diferente, auténtica, salvaje pero lo que más me ha impresionado es lo virgen que está la ruta siendo tan autentica.…pero no lo digáis mucho, no sea que popularicemos ese descubrimiento del que tanto hemos disfrutado.!
Hasta otra Turbón, que a buen seguró volveré.
No hay comentarios:
Publicar un comentario