jueves, julio 19, 2018

La historia de Esteban

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Cuando paseas a tu perro diariamente en el parque es inevitable cruzarte con mas perros y sus dueños.
Yo no soy de los que se quedan en los grupos que se forman y se explican su vida, mientras los perros juegan entre ellos a conocerse. Pero si que hay ciertas personas que vas conociendo porque coinciden en el recorrido diario. Es inevitable.
Este es el caso de Esteban ( no sabía como se llamaba ) y de sus dos perros. Uno era un bóxer con buena planta, que también se me ha olvidado el nombre y el otro un pequeño perro patanés con muy mala leche, llamado Curro.
El comportamiento de los perros era característico de cuando actuaban en grupo. Si a curro no le gustaba un perro lo ladraba y entonces venia el bóxer y a veces se peleaban. Entonces Curro desaparecía como si el no hubiese tenido la culpa. O sea que era como aquellos  que tiran la piedra y esconden la mano.
Algunos dueños sabían del comportamiento de Curro y cuando pasaban por donde estaba Esteban ataban a sus perros y entonces Curro no decía nada.
Otras veces Curro se comportaba como un perro más con los demás. Con Fosc (mi perro) ya se conocían y normalmente se ignoraban.
Esteban saludaba a todo el mundo, y era muy afable. Siempre de buen humor.
Como era el que más horas estaba en el parque casi todos que tenían perro lo conocían.
Alguna vez hablaba con él. Incluso lo felicite en su cumpleaños (como vi que lo felicitaban yo me apunté).
Sabía que estaba enfermo porque comentaba alguna vez que tenía que hacerse pruebas en el hospital.
Tenía cáncer y vivía solo con sus perros. Me acuerdo que una vez me comentó que lo que agradecía de su enfermedad es que había conseguido que su hija que hacía mucho tiempo que no le hablaba le pasara a visitar de vez en cuando.
Hacía tiempo que no veía a Esteban ni a sus perros.  Igual había cambiado de horarios de paseo, pensaba yo.
Pero el otro día me cruce a una señora que llevaba dos perros. Un caniche blanco y un patanés que se parecía mucho a Curro.
Le comenté el parecido de su perro a uno que solía encontrarme que se llamaba Curro pero que tenía muy mala leche.
La señora sonrió. “Es que este perro es Curro!”
Curro había cambiado totalmente su actitud con los otros perros y se comportaba de una manera sorprendentemente diferente.
-Y cómo es que lo paseas tú?. Qué esta enfermo el dueño? – pregunté ingenuamente
- Te refieres a Esteban? ….Murió. Su angustia en sus últimos días era a quién podía dejar a sus perros. Yo lo hablé  con mi marido que al principio se negaba, pero insistí y al final accedió a que nos quedáramos curro. El bóxer lo desconozco.
-Tenía una hija, no?
-si. Pero no quería saber nada de los perros…Supongo que llevó al bóxer a la perrera municipal, yo no me podía quedar a los dos.
-Ostras que triste porque era un señor muy entrañable.
-Si que lo era. Ves ahí (me señalaba su banco) le hicimos un homenaje porque todos le queríamos y le pusimos una placa.
Es una historia que me dejó triste y ahora siempre que paso por su banco pienso en Esteban y sus perros.

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