Pero volviendo a la realidad, exite una realidad curiosa que llaman aumentada. Si es que ya no saben que inventar. Cuando se refieren a la realidad aumentada quieren decir que existe un código que imprimen en el papel de una revista por ejemplo, al cual apuntas con tu viewcam del ordenador, en mi caso con la de mi pequeño note book . Pero claro, esto que parece muy fácil se convierte en un tema de contorsionista circense, porque la wiewcam de los portátiles está diseñada para apuntar a la cara y entonces cuando apuntas a la foto de la revista tienes que inclinar la pantalla y entonces una de dos, o apuntas la viewcam a la revista y entonces no ves nada o levantas la revista apuntando el código a la cámara , lo que provoca una incomodidad natural estar aguantando la revista sin que se te mueva el maldito código…total…un coñazo! Está claro que todavía necesitan darle una vuelta más a esta tecnologia...que ya lo harán...seguro!
Tres amigos decidieron ir a cenar para celebrar algo importante al Bulli. Estos tres amigos eran Carlos G., Luis R y Xavier V. Reservaron unos meses antes. (y aún reservando con meses de antelación, si te llamaban para confirma te podías sentir afortunado).
El precio del menú degustación pues sobre los 500 euracos de marras...
El asunto es que ninguno de los tres había ido nunca al Bulli, por lo que con aquello de “bah….por una vez en la vida” se pidieron un buen vino.
Carlos, el más entendido (aunque todos sabían que sabía tan poco de como los demás) eligió un vino cosecha especial. Un Champs Esysees del 70, un excelente vino sólo que costaba la friolera de 600 euros. Consultados los amigos, conscientes de que no lo sabrían valorar pero con la historia de que “un día es un día”, lo pidieron. El sommelier les consultó antes de abrirlo y les dijo que había sido una excelente elección. Y de ese vino solo tenían en la bodega tres botellas.
Total. Que la cena prosiguió entre las exquisiteces que estaban degustando. Cuando se dieron cuenta de que ya se habían acabado la botella, y ya con un “puntillo” y animados por el entorno le dijeron uno de los camareros que trajera otra botella.
Pasaron un total de cuatro horas en el restaurante y se habían "fulminado" dos botellas y media de ese exquisito caldo, cuando pedían la cuenta.
Tardaron un poco en entregarles la cuenta, pero lo hizo en persona Ferrán Adriá, que se presentó y les pidió permiso para sentarse con ellos cinco minutos….
Ellos alucinaban. Sentados con el mismo Ferrán Adrià y explicando muchas anécdotas.
Hasta que se levantó diciéndoles “estáis invitados a la cena solo tenéis que pagar el vino. En los años que llevamos nadie nunca había pedido tres botellas de Champs Elysees del 70."
Se despidieron los tres amigos de Ferrán agradecidos. Después, y casi al unísono, los tres amigos sacaron sus carteras para pagar los 600 euros correspondientes al vino, mientras Luis abría la cajita de mimbre para comprobar el importe de la cuenta, cuando se quedó casi sin respiración.
Qué pasa Luis? Le preguntó Carlos al verlo pálido y sin poder hablar. Le cogió el papel de la cuenta y Carlos entonces se dio cuenta de lo que pasaba. El Champs Elysees del 70 costaba la friolera de 6000 euros la botella que por tres botellas 18.000 euros+ iva+ la voluntad!!!
-Chicos....tenemos un pequeño problema!
Eso también es otro tipo de realidad aumentada…
2 comentarios:
18.000 entre tres sale a unos dos años y medio lavando platos en el restaurante, pero la realidad aumentada es traidora... lo cierran mucho antes, entonces ¿ mayordomos de Ferrán o conejillos de indias de sus experimentos?
jajaja lo que pasó es que empezaron a fregar y a Ferran se le ocurrió otra de sus genialidades. Dedos de cochinillos ingenuos con las uñas caramelizadas!!
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