lunes, mayo 10, 2010

Encuentros en la tercera fase


La salida de ayer fue increíble, y no me refiero a la vendedora de helados del Port Olimpic (chiste fácil) sino a la salida en mtb por Collserola.
Prefiero subir a la montaña por las tardes porque hay menos gente, y además por la mañana me había dedicado a sacar agua del barco. Ha llovido mucho estos días pero no es normal sacar 5 cubos de agua del interior, a lo que iba, que me disperso…: Iba subiendo con buen ritmo cada dos peladeadas un acorde con el Waterworld (Oasis) como si fuera un “metrónomo” marcándome el ritmo.
Hop-hop-hop-hop…. Pulsaciones a 160. Bastante bien, porque lo normal es subir a 175 bpm (pulsaciones expresadas en términos más “chic” Beats per minute”) Estoy consiguiendo mientras practico deporte intentar liberar el cerebro del objetivo puramente físico, y pensar en un pouporri de ideas, que me sirvan para inspirarme en los futuros “posts”. Entonces topé con ese perro que estaba en el margen del ancho camino. Y me caí. Patoso yo, desde luego que el bicho ni se enteró del golpe. Y digo bicho porque cuando me di cuenta era un “terrible” jabalí. De esos que iban a cazar con una jauría de perros hasta acorralarlo y mientras este destrozaba a unos cuantos perros el cazador conseguía abatirlo, como orgullo de su familia y de su entorno de librar el bosque de tan salvaje bestia.
Apenas se molestó y mientras olisqueaba la bicicleta y a mi sin darle más importancia que la de que debía ser un “bicho” de otro planeta a juzgar por mi indumentaria y por el olor a sudor y adrenalina. ¿ Pero quién debe dar miedo a quién?. Y eso que ahora ya eran dos los “asesinos salvajes”. Jooooder! .Lo que faltaba…
Temí lo peor. Caer en sus fauces y no poder contarlo.
Nada que ver. Me ignoraron. Hombre, que tampoco es eso, pensé, mirándolos y un poco molesto por su pasividad. Habría de darle algo de emoción al los lectores de mi blog ávidos de intensas emociones, pero “pasar” de esa manera… Con qué poca dignidad volvería a casa y escribiría el “post”. Ningún ataque. Nada de sangre ni vísceras esparcidas por el camino. Si es que ya las historias ya no son lo que eran. Como mi próximo encuentro con los lobos o con el oso del pirineo sea parecido…apaga y vámonos…
Les hice una foto para acompañar mi relato y certificar la veracidad de la historia, aunque como pasa en estas ocasiones el contraluz no permite ver bien las dimensiones de tal terribles bestias asesinas del bosque…que le haremos. ¡Con lo valiente e idolatrado que tenía a Obelix por su valentía de traer siempre un salvaje jabalí para la cena! Y es que a partir de ahora ya no será lo mismo…

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