No se puede estar uno más de quince días sin colgar algo en la blog. Porque entre otras cosas se pierde a los compañeros de viaje que de vez en cuando se conectan, y te comentan. También se le acumulan a uno los temas, se pierde el hábito de escribir por lo que en conjunto es un desastre. Por lo que decido de una vez por todas volver a la fantástica rutina de escribir.
No es que se haya acabado la crisis, ni mucho menos, pero es que uno aprende a convivir con ello. El otro día me encontré a un argentino, directivo de una empresa de inversiones que estaba con varios proyectos con empresas americanas, y que la gente se sorprendía por su iniciativa en un momento de incertidumbre.
“Es que yo soy Argentino, me decía, y eso de la crisis es el día a día durante hace más de diez años. Es más estamos permanentemente en crisis.
Si es que eso es lo que nos está pasando, las limitaciones de recursos están conformando un escenario en el que volvemos a empezar de cero. Ya no vale hacer lo mismo mejor, sino que deberemos hacer cosas distintas.
Por un lado esta reflexión y por otra lo de que la felicidad es un estadio en el que lo que cuenta no es lo que se tiene, sino lo poco que uno necesita para vivir. Y eso nos debe hacer reflexionar.
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