lunes, febrero 22, 2010

up in the air

Uno es lo que quiere ser. En todos los ámbitos.
Sólo es una cuestión de proponérselo. Si uno quiere ser astronauta, pues a prepararse. Otra cosa es que luego se tengan limitaciones económicas o intelectuales que le hagan a uno desistir de sus sueños. Pero raro es que si uno pone el empeño suficiente y realmente se lo propone no lo pueda conseguir.
¿A que queda bien?. Pues la vida es donde te lleva. Tu toma de decisiones viene condicionada en la mayoría de ocasiones.
El concepto es el proyecto que cada uno emprende. A veces no es fácil saber cual es el proyecto. Algunos, por no decir muchos, morirán sin tener un proyecto y sin ser consciente de ello y probablemente felices.
Puede ser el proyecto no aspirar a nada especial sino tener una familia y ser razonablemente feliz. ¿Que gran proyecto no? Probablemente el mejor de todos.
No es nada fácil determinar y acotar un proyecto porque en su mayoría de veces la vida y sus circunstancias hace que no puedas elegir tu camino “pretendido”. También ello se puede enfocar como una excusa o justificación. Pero eso es un pez que se muerde la cola.
-¿Cómo dices que hubieras querido ser arquitecto, cuando nunca te lo has planteado en serio?
-Es que a mi lo de dibujar no se me da muy bien…y además los números…ya sabes.
-¿pero te has apuntado a alguna academia de dibujo para que te enseñen?
-No…es que tampoco estoy muy seguro…
-Ah…vale…Lo que entiendo es que te gustaría ser un arquitecto de prestigio y ganar mucho dinero y fama…no?
-Eso, eso. Eso es lo que quiero.
-Pues lo tienes jodidillo. Porque desconozco el mundo de las drogas, ni cual de ellas te puede proporcionar llegar a eso. Piensa que un arquitecto de prestigio ha tenido que picar mucha piedra para llegar a conseguir todo “eso”…
Como es el dicho aquel de: “Cuanto más entreno más suerte tengo.
Que verdad. Pero aquí la suerte poco influye.
Toda esta reflexión viene a colación de la película que vi ayer de Up in the air. En la que el protagonista ( George Clooney) es un ejecutivo medio que se dedica a viajar por todos los EEUU despidiendo a la gente de las empresas. A todos a los que despide les explica lo mismo. Un discurso del tipo que “no hay mal, que bien no venga…” argumentando que ahora tienen la oportunidad de hacer cosas que siempre han pensado pero nunca ha puesto en practica.
Es decir que ahora tienes la ocasión de emprender un proyecto.
La idea es buena. Y yo soy partidario de que nunca es tarde. Pero soy consciente que emprender a cierta edad es complicado. Sobre todo si las necesidades apremian.
En cualquier el proyecto quedaría en un sueño, influenciado por el destino, pero que todo ello invita a una cierta reflexión.


































Siempre he sido crítico con lo que no entiendo. Por ejemplo no entiendo ni la pintura moderna ni a Ferrán Adría.

Y no por desconocimiento de lo que hacen, que también, sino porque pensaba que lo que pasaba es que le su dosis de imaginación hacía que nos tuvieran engañados.

Y que es lo que me ha hecho cambiar? Pues no lo sé. Pero ahora respeto más a un Ferrán Adría y aunque me cueste admitirlo también a un Tapies o a un Barceló.

Lo que hago, como proceso lógico y coherente es transformar o traducir sus creaciones en referentes cotidianos, y eso es lo que no debo hacer nunca.

Por ejemplo el techo decorado de la ONU en Suiza que costó en su día 20 millones de euros de Barceló. Lo encontré totalmente desproporcionado.

Y que son como estalactitas de pintura. (que por cierto, el otro día saltaron las alarmas porque cayó un trozo de pintura).

Claro es lo comparo con pinturas que me gustan y que valen 200 veces menos.

O cuando me dicen que el menú de Ferrán Adría te cuesta 450 € (o sea que si voy acompañado 900 €) lo comparo a una buena comida en cualquier buen restaurante que te cuesta como mucho 100€ y me escandalizo.

Pero me escandalizo porque comparo Peras con manzanas. Y no debe ser así. Un Ferrán Adría lo que te propone es una experiencia única con texturas y sabores únicos no llenar el estomago para saciar el apetito.

Joder…¿y a estas alturas de mi vida llego a estas conclusiones?. Pues si que estamos apañados…

La experiencia. Esa es la cuestión. El vivir una experiencia. Y eso sirve para todos los ámbitos de la vida.

El que sea precios desproporcionados para obras únicas no es la razón de que me escandalice. Lo que me escandaliza realmente es quién las financia y en que momento.

1 comentario:

Unknown dijo...

Me gusta ver que estás madurando, y es bueno, pero no pierdas tu lado de niño, porque del maduro se pasa al "pasado"( podrido) y se tiene que tirar, y viendo que solo has tirado tu blog unos días me anima a creer que tu proceso de maduración será todavía largo, gracias a Dios...