martes, diciembre 08, 2009

anastasio."el alcantarilla"


En tres años no he bajado al metro. No porque tenga nada en contra, todo lo contrario, sino porque supongo que con la moto y los autobuses me siento más cómodo.
En la Plaza Molina están ya acabando las obras, por fin! , o por lo menos eso parece... Aún hemos tenido algo de suerte los vecinos si lo comparamos a la duración de obras como las de la Sagrada Familia o a la de Plaza Lesseps. Porque lo de las obras de Lesseps, que tampoco nadie sabe en concreto que obra faraónica deben estar haciendo… ya duran una eternidad. Por lo menos veinte años. Hay que recordar que Ferdinan de Lesseps fue el responsable de la construcción de canal de Suez (1859-1869). En tan solo diez años, y a golpe de pico y pala consiguieron abrir el canal. “Su” plaza de Barcelona, es otra historia pero ya tiene cojones el asunto.
Hablando del metro, y del subsuelo de la ciudad leía hace ya algún tiempo, una entrevista a Anastasio trabajador del Ayuntamiento de Barcelona y que supervisaba el “buen estado” del alcantarillado de Barcelona. Su trabajo consistía en pasearse por el complejo y extenso entramado del alcantarillado  ( 1.300 km.de alcantarillado en Barcelona).
Anastásio, que así era como se llamaba. Trabajaba en un submundo. Era un tipo solitario pero cuando no estaba “trabajando” se iba a un gimnasio exclusivo o se deleitaba con óperas del liceo.
Cuando le preguntaban si no le molestaba tan mala olor. Argumentaba de que uno se acostumbra a todo y que no todo eran malos olores. De siete a ocho de la mañana, cuando la mayoría de los ciudadanos se duchan, le llegaban los perfumes de los jabones y champus.
Ante la pregunta de las leyendas urbanas como lo de los cocodrilos, el lo negaba todo.
Yo oí esta historia que pasaba en NY.
Era un trabajo al que Anastasio, de buena familia, le costó aceptarlo pero despues de veinte años yase había acostumbrado. Debe de ser una sensación curiosa, ascos al margen, el pasearte por una ciudad desierta cuando a pocos metros hacia arriba viven miles de personas.
Cuando llovía o intuía que iba a llover, no bajaba. Evidentemente por el peligro que entrañaba. En cuanto a las ratas. Si que veía cada día, evidentemente, pero le restaba importancia. No me atacan, decía. No se puede decir que las apreciara pero tampoco realmente le molestaban. Si se encontraba con un grupo numeroso de ellas, daba media vuelta. La gente puede pensar que murió porque fue devorado por las ratas, o que caminando por esos siniestros pasillos resbaladizos, patinó y se desnucó, apareciendo flotando a tres millas de la costa. Nada que ver. Murió cuando un día de Febrero. Escuchaba de fondo una sinfonía de Wagner. Calculaba que debía estar en el casco antiguo, pero no las ramblas ni en el Raval. Sobre la calle Pelayo. Anastasio extrañado por el sonido de la música subió los peldaños de hierro oxidados y a duras penas pudo abrir la compuerta que le separaban sus dos mundos. Mientras lo hacía, cada vez más oía más fuerte la música. Era como si la orquesta se hubiera instalado en mitad de la calle. Iba pensando que debía de ir más al Arsenal, su exclusivo gimnasio de la zona alta de Barcelona, porque la edad le estaba pasando factura. Solía ir dos veces a la semana, y vestía un elegante traje azul oscuro de Zegna, para ir al gimnasio!. La gente se pensaba que Álvaro era un broker y que tenía de cliente principal al Ayuntamiento. ..
La entrevista la recuerdo vagamente. Pero casualidades de la vida. En un cóctel presentación de una nueva revista me encontré con Bea la periodista de esa entrevista sobre Anastasio. Bea llevaba alguna copa de más. Pero ya que le pregunté por Anastasio me comentó “¿sabes que Anastasio no se paseaba sólo por ahí abajo?” con una sonrisa maliciosa
“¿que quieres decir?- le pregunté yo
“que “off de record” me confesó que tenía un “compañero” que caminaba a su vera y provocaba que las ratas no le molestaran”
“otro empleado del ayuntamiento?
“no.no….un animal que una vez se encontró mientras hacía la ronda”
“un perro?” Le pregunté yo pensando en la posibilidad de un cimarrón. Así es como llaman a los perros asalvajados que abandonan sus propietarios
“no. Me dijo que tenía colmillos pero no era un perro”
“no me jodas. Entonces que era?”
El sonido era ensordecedor y veía como Bea se alejaba de mi. Ya no la volví a ver.
Cuando leí en una esquela del ayuntamiento que Anastasio había muerto en un accidente laboral, atropellado por un camión mientras salía de la tapa de alcantarilla de en medio de la calle Pelayo, confluencia con Balmes.
Me dirigí al forense del Clinico, que es donde llevaron a Agapito todavía con vida y pregunté por el forense de guardia, un tal Dr. Ruperez, este me comentó…”Lo de cómo murió Anastasio esta claro, estaba reventado por dentro a consecuencia del camón que no pudo evitarlo, pero lo que también parece es que algo le atacó porque tenía el cuerpo desgarrado y eso no lo provoca un camión.”
“¿desgarrado?”
“si, si seguro parece herida de colmillo de jabalí”

1 comentario:

goldti dijo...

que Anastasio se acostumbrara a todo, vale, ya que los hombres tenemos un deficiencia olfativa con respecto a los animales y una parte de ésta es precisamente que nos acostumbramos a los olores.

Así cada vez necesitamos ponernos más colonia para olerla ( y para espanto de los que nos rodean).

Te imaginas a un león persiguiendo un rastro y de repente perderlo por acostumbrarse a él... claro se moriría de hambre.

Lo que no acabo de visualizar es al javalí, que tiene un olfato portentoso y que no tiene el "defecto " de acostumbrarse a los olores, y encima sin poder salir de ahí!

Entiendo y disculpo la reacción del javalí contra Anastasio, ¡ yo voy con el javalí!