A medida de que se iba despertando, Tomás, se iba desperezando. Estaba en una habitación de Hospital.
“Joder, si hasta en el cielo tenéis hospitales” pensó Tomás
Cuando de repente se abrió la puerta y entraron las dos enfermeras que le habían depilado.
- Pero…¿ que no erais estudiantes de teatro?- les preguntó Tomás mientras se miraban
- Son los efectos de la anestesia…le dijeron las enfermeras
- Es decir, que no ha habido bomba?
- ¿Que dice Sr. Conesa? ¿una bomba? ¿dónde?
Pasado un minuto entró el Dr. Masiá.
-¿Como se encuentra Sr. Conesa? – le preguntó el Doctor
- Bien jodido. Pero creo que me recuperaré para el viernes…
- Tomás, le debo decir algo sobre el elemento que extrajimos de su interior…
- Que coño era?
-Es un sofisticado explosivo, en formato “micro” pero que según la policía con una capacidad de destrucción equivalente a 8 kilos de goma 2.
- ¿ Policía? ¿Cuándo han venido?
- Cuando nos dimos cuenta de que podía ser peligroso llamamos a los de explosivos, e hicimos la extracción conjuntamente con ellos….
-Ufff . Que marroncete. Y ahora qué?
- La policía está fuera esperando interrogarle…
Cuando salió el médico, entró la policía. Bueno porque dijeron ellos que eran policías porque la apariencia era de dos hombres jóvenes vestidos informalmente.
Le tomaron declaración a Tomas, porque tenía esa bomba en su cuerpo. Y entonces Tomás les explicó toda la historia desde Dusseldorf hasta Perú, sin omitir nada.
Los policías alucinaban con esta historia, aunque Tomás no les dijera nada de su teoría sobre la conspiración contra el Rey. No hizo falta.
Ellos lo sabían todo. Sabían lo de ETA en la isla caribeña, y que la afición de Tomás era navegar, y lo hacia en la embarcación del Rey.
-Lo que vamos a hacer, es intentar atrapar a estos capullos el día de la regata. Pero es vital que usted colabore Sr. Conesa.
-¡Me cago en la leche!, así que voy a hacer de señuelo ¿no?
-algo así. Ya le daremos instrucciones.
Y se fueron. Date por jodido pensó Tomas...y ¿ahora qué?
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