Me siento como a un golfista cuando le cambian el “grip”.
Lo de golfista es de golfo claro…
La verdad es que durante y después del verano no he podido practicar mucho con la guitarra, porque la gente acude a las segundas residencias a descansar, y no se trata de amargar a nadie sus vacaciones.
Pero ha sido volver a las clases de guitarra y cambiarme de “profe”.
El tema es que ni tan siquiera me han dejado tocar algo de lo poco que sé. Por lo menos para demostrarle que algo sé.
“es muy básica la posición de dedos…” me decía el profe.
“de verdad hazme caso, que luego lo agradecerás”.
Y ya me veis cada día “ensayando” durante cinco minutos, con una postura más propia de un contorsionista que de un guitarrista e intentando que los dedos corazón y anular me hicieran algo de caso… el camino es largo, pero ya lo he comenzado. Es lo único que me consuela. Cuando los puñeteros dedos me hagan caso, os lo cuento.
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