viernes, noviembre 13, 2009

la sordera inducida


Como dice…. ¿Qué no le oigo?...no sé esfuerce que no vale la pena…por lo que me tiene de decir…


Uno no se puede llegar a imaginar cuan agradable puede ser no oír.

A mi suegro, al cual admiro, tiene un problema de sordera. Le han diseñado unas gafas especiales en las cuales en la patilla tiene un dispositivo para ampliar los sonidos. “pobrecito…se hace mayor y le cuesta oír” dicen a veces, pero esboza una sonrisa de complicidad porque no oye cuando no quiere oír. Desconecta el audífono. Genial. Es aquello de que a palabras necias oídos sordos.

Estamos constantemente expuestos al ruido a todo tipo de ruidos. Y a veces nos ponemos música, no para disfrutarla sino para aislarnos del ruido externo.

El sonido del silencio. Se ha escrito bastante sobre ello. Incluso sabiendo muy poco de música te das cuenta que el silencio es tan importante como el sonido. A la postre es lo que determina el ritmo.

Si has hecho alguna vez submarinismo te das cuenta que estás en otro mundo, porque te sientes inmerso en nuevas sensaciones. Cubierto de agua, los movimientos se ralentizan. Las cosas pesadas dejan de serlo, estás invadiendo un espacio que no es tuyo pero que no dejas de experimentar. Una de las cosas que más recuerdo es el silencio. Es cierto que no es total porque te oyes la respiración a través del regulador, pero nada más. Algo similar pasa cuando haces vuelo sin motor, que da la sensación de que no tengas de oír nada, pero oyes el ruido del viento como choca contra la cabina y las alas.

Navegar produce sensaciones parecidas. Si que oyes ruidos, de cómo la proa rompe las olas o del flameo de las velas. Pero eso también es silencio.

Me gustaría que existiera un día que fuera el del silencio. En el que el ruido fuera mínimo. No hubieran coches, ni obras, ni gritos ni insultos, ni estériles mensajes automatizados, pero que educación obliga de “buenos días”, hasta a los que te caen mal, que a veces piensas por dentro “que te jodan …mamón!” .

Hay bastante gente que cuando llega a casa enciende el televisor. Simplemente para sentirse acompañado por el ruido de las voces. Que pena.

Los afortunados que hemos estado en la Sabana africana, oímos los sonidos de las bestias por la noche, y eso es silencio. Porque cuando realmente se produce el silencio total, quiere decir que el peligro acecha.

Van Gogh se cortó una oreja. No sería para escuchar la mitad de imbecilidades que le debían decir de sus cuadros?.

El típico consejo de sabios es que antes de hablar tenemos de escuchar. Por que por algo será que tenemos tan solo una boca y dos orejas.

¿Será por eso que a pesar de lo mal que escribo me gusta tanto porque ni oigo ni digo?

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El anillo. Cap. IV y último.


La singladura hasta el puerto fue de lo más agradable. No me sentía mal y el sol se ponía por el horizonte. Lo único que rompía ese momento mágico, era el ruido del potente motor diesel del Carmen Banchs y el fuerte olor a pescado.
“Que raro que no esté muerto” según lo que me dijo Sinde el veneno era infalible.

Llegamos al puerto. Amarramos el barco al muelle. Agradecí al patrón todo lo que había hecho por mí . Le intenté regalar el Baume&Mercier pero no lo quiso aceptar. Probablemente porque vio que no funcionaba. Aunque le expliqué eso era coyuntural, en cuanto se alejara de mi volvería a funcionar. Como podéis imaginar no tenía ningunas ganas de explicarle la historia del anillo.

Así que me encontré andando por el pueblo de Vilanova con la intención de coger un tren hacia Barcelona. Estaba demasiado cansado para pensar que haría en cuanto volviera a casa. Estaba claro que me habían intentado matar.

No tenía la cartera, y por supuesto nada de dinero, por lo que mi intención era colarme en el tren. Tenía sueño y hambre.

A medida que me iba acercando a la estación. Me fijaba en una limusine blanca que estaba parada en el paso de peatones. Que extraño presagio. Porque siempre pienso que será algo malo. Porqué lo relacionaba al yate Prelodus. Probablemente mis “asesinos” estarían cenando en uno de los lujosos salones del Prelodus, celebrando mi muerte. Segura si no fuera por ese pesquero que vio flotando unas cajas de madera.

Me estoy obsesionando, pensaba a medida que me acercaba a la estación y miraba de reojo esos cristales tintados de la limusine.

Pero todo ese mal presagio se convirtió en realidad cuando pasaba por al lado de la limusine en el momento que se abría una puerta y salía un enorme joven de aspecto ario apuntándome con una pistola.

“puede entrar por favor?” me dice ese armario .

“como no! Con la ilusión que me hacía subir a una limusine!- Le pude comentar ironicamente antes de recibir un fuerte empujón.

“Cabrón!” le grite instintivamente.

Había poca luz, pero reconozco que el espacio que queda en la limusine es bastante grande. Me incorporé para sentarme cuando vi una piernas femeninas que se cruzaban. Levanté la vista y ahí estaba. Era Sinde.

“hola Sinde…!- le dije intentando transmitirle tranquilidad a pesar de encontrarme con mi “potencial asesina”

“te echaba de menos, después del polvazo del otro día…- me dijo sonriendo

Había de reconocer que era realmente atractiva, y que para morir retozando con Sinde, pues no está tan mal. Que queréis que os diga.

Te debo una explicación….Se intentaba excusar Sinde

“Cómo? Una explicación puta asesina!

“No te equivoques…si te hubiera querido matar…no crees que ya estarías muerto?”

“Pero que me cuentas si me distes un veneno “infalible” y me tirastes al mar en una puta caja!!!!”

“Te crees que todavía estarías vivo si hubiera querido matarte?” “Te crees que te hubiera tirado al mar dejándote vivo?” “Y que te hubiera matado llevándote contigo el anillo?” “Si te hubiera dado un veneno mortal no te hubieras ni podido levantar!”

La verdad es que todo aquello era realmente extraño. Demasiado ingenuo sería si me creía que bebiendo litros de agua me inmunizaría con el veneno. Y además tenía razón con lo del anillo. Me hubieran tirado con el supuesto valioso anillo.

Estaba todavía dudando. Pero entonces que significado tenía todo eso.

“¿Y entonces me puedes explicar porqué a que venia lo del veneno y que me encajonaras en una caja?”

“Trabajo con un importante empresario ruso. El dueño del Prelodus. Ivan Abriaitmovic. Es el propietario de todas las refinerias del norte de Siberia, así como las minas más importantes de la antigua Unión Sovietica. Oro, cobre, estaño. Y un pequeño yacimento de au54. También es mi “dueño”. Me usa cuando quiere.

¿au 54? Y eso que es. Nunca lo había oído”

Au54 es un nuevo mineral. Un descubrimiento de Iván. Es de lo que está hecho tu anillo. Tiene propiedades parecidas al uranio pero carece de radiactividad. Digamos que será el descubrimiento de este siglo.

“Y yo que tengo que ver en esto? “

“Desgraciadamente, distes casualmente con la muestra más pura que existe trabajada de Au54. Con forma de anillo. Y esa pieza fue robada, todavía no se sabe cómo, de la caja fuerte del Prelodus hace un mes aproximadamente. Se dio la alarma y se controlaron todas las joyerías de la ciudad ofreciendo una autentica fortuna para quién la encontrara.”

“Pero entonces, ¿tu que hacías trabajando en la joyería Ramos?” pregunté incrédulo

“Es una de las principales joyerías de Barcelona. Desde luego la más prestigiosa del Paseo de Gracia, y mi “novio” Iván se ha gastado auténticas fortunas en joyas. Tenemos una gran amistad con Florencio. Cuando se produjo el robo, se lo explicamos y no tuvo el más mínimo inconveniente de que yo hiciera de empleada de la tienda. Y bingo, porque a la semana entrabas tu con el anillo…estaba todo preparado.”

“joder….vaya historia” pensé. Sería imposible explicárselo a alguien y que me creyera…

“y si no querías matarme ¿porque hicisteis ver que me matabas y me tirastes al mar? – le dije ya con otro tono.

“La verdad es que Iván te quería matar porque pensaba que tu habías robado la pieza de Au54” Tiene todo el barco con micrófonos ocultos y cuando tomó la decisión de eliminarte le convencí de que me dejara hacerlo a mi manera”

“¿Y porque no me matastes?”

“la verdad es que al principio, lo quería hacer. Pero debo de reconocer que desde que el momento que entrabas a la joyería, mi fijé en ti. Me atraías y no quería deshacerme de ti. Pero no podía ser que Iván pensara que no era capaz de hacerlo…porque entonces lo haría él a su manera”. Lo preparé todo en poco tiempo. Llamé a una amiga llamada Carmen Banchs que vive en Sitges pero que tiene una flota de pesca en Vilanova y podía recoger las cajas si las tirábamos al agua y así lo hizo.”

“Era la única manera de hacer creer a Iván que me había deshecho de ti” se excusó

Sin embargo habían cosas que no me acaban de cuadrar. Porque no tenía mucho sentido que Sinde traicionara a Iván.

“Entonces explícame una cosa… Si es verda,d lo que dices que tiene micrófonos por todo el barco tu novio, está claro que está enterado de que estuvimos follando toda la noche..¿no? ¿no le importa?

Iván y yo tenemos una relación un poco especial. El tiene muchas “amigas” que se tira siempre que quiere y no debe darme ninguna explicación. Y yo hago lo mismo. Además sé que le “pone” el verme por las cámaras o micrófonos follar con otra persona. Es lo que más le excita.

Además te debo reconocer que soy una adicta al sexo…y como me lo pasé tan bien contigo…no quería que fuera la última vez…- me decía a medida que me iba desabrochando el pantalón…

“joooder Sinde! Ya estamos otra vez? – le dije notando como me crecía el miembro

“pero esta vez no me preparas un mojito con viagra?- Le preguntaba mientras me iba acomodando en la Limusine.

“la verdad es que no te puse viagra….so capullo!- comentó Sinde riéndose

Y lo volvimos a hacer. Por arriba por abajo. Acabando con todas las posturas del Kamasutra y alguna de más…

Me desperté en mi cama. Supuse que Sinde me había acompañado a casa. Quería volver a mi rutina del estudio. No sabía cuanto tiempo había estado fuera pero ya daba igual.

Había decidido tomarme mi tiempo. Un buen desayuno en la charcutería y al trabajo.

Me senté en la terraza. Y pedí un pincho de tortilla con pan con tomate y una coca cola Light. Cuando veía detrás del mostrador a Fernando. Luego le saludaría, pensé.

Acabado el pincho me pedí un café sólo. Para mi todo aquello era un ritual. Cuando observé que Fernando desde dentro me había reconocido y salía a saludarme

“ Sr. Morató!!! Que alegría verle! “ No sabíamos como localizare!- me dijo asustado

Me fije que no tenía ninguna marca en las manos ni le faltaba ningún dedo. Pensé en que hoy en día la cirugía hace auténticos milagros. Seguro que lleva una prótesis.

“Sr. Morató….me alegro de que este bien! – Estábamos asustados porque la bandeja de fricandó que me acuerdo que usted compró una ración esta mala” explicó lamentándose.

“¿qué quiere decir exactamente con lo de mala?”

“pues que la salsa del fricandó estaba hecha con unas setas, por lo visto altamente venenosas por una confusión del cocinero, y sabemos que cuatro de las 6 personas que tomaron ese día el fricandó las hospitalizaron de urgencias. E incluso dos de ellas todavía están en la UVI. Solo faltaba que pasó con usted y otra clienta...

Joder. Había sido todo una alucinación provocada por una puta seta!.

Llegue a casa hundido. Mejor así. Pero joder!. Con la aventura que había pasado!. Y resulta que no era más que una alucinación

Miré el reloj.Era casí la una. Me dio un vuelco el corazón cuando me di cuenta que llevaba un Baume& Mercier. El mismo que me regalaron en la joyería. El corazón me iba a mil. Porque ese reloj no podía haber sido mío.

Se me ocurrió volver a llamar a la charcutería.

“Fernando…Soy Morató…una pregunta…¿cómo se llama la chica que faltaba avisar?

“Una tal Sinde…un nombre muy raro …no?”.

jueves, noviembre 12, 2009

El anillo Cap V.



Me empecé a estresar. No sabía cuanto me quedaba de vida pero empezaba a notar unos fuertes retortijones. No sabía nada del veneno. Pero no me encontraba muy bien. Encontré los pantalones en una esquina en el suelo. Me angustiaba la posibilidad de morirme. No saía que hacer, me coloqué los pantalones e intenté abrir la puerta. Imposible. Empecé a golpearla con el hombro con la esperanza de que cediera. Imposible. Tuve de descansar porque me volvían a coger retortijones. Ostias!! El veneno que ya debe empezar sus efectos. Que coño hacer!.

Entré en el lavabo y cogí el vaso lo llené de agua y me lo bebí. Tenía sed. Luego se me ocurrió la idea de beber mucha agua para intentar minimizar los efectos del veneno y que no fuera tan mortal.

No sé cuantos litros ingerí. Pero me dio la impresión que muchos. Vomitaba agua y me sentía muy mal me desmayé. No sé cuanto tiempo pasó. Pero abrí los ojos y estaba todo oscuro. Estaba encajonado. Casi no podía moverme estaba dentro de una caja. Parecía que la caja estuviera flotando. Oía el leve chapoteo del agua. Estaría ya muerto? ¿Era esto morir? Lo estuve dudando unos segundos pero llegué a la conclusión de que me habían metido en un ataúd, probablemente pensando que estaba ya muerto o sino que me acabaría muriendo. Empecé a recordar…el barco, el anillo, Sinde…Respiraba con dificultad. Joder por una puta mierda de anillo, pensé. Desde luego que estaba encajonado porque el espacio para moverme era mínimo. No podía mover los brazos. Sólo podía flexionar un poco las piernas, para golpear con las rodillas el tablero superior. Imposible. Sólo conseguía emitir un sonido. Pero debían haberme sellado el tablero porque no cedía nada. De repente oí un ruido de motor en el exterior. Se oía el chirriar de un cabestrante. Me imagine que era la grúa del yate, la que usan para tirar al agua los tender, zodiac, motos de agua y demás juguetes del barco. Me debían estar subiendo porque notaba que la sangre me bajaba a la cabeza. Pensé que quienes fueran los que me intentaban matar se querrían asegurar que estuviera muerto. No podía pensar en que hacer porque poco podía hacer en esa situación. Al cabo de un tiempo, no sabría decir si pasaron cinco minutos o media hora, notaba como un escoplo forzaba la junta superior y se introducía en la caja. Hacía palanca y lentamente se fue abriendo la caja. Empezaba a ver puntos blancos de luz. Y de repente la luz del sol que me cegaba. Por fin aire puro. Poco a poco empecé a ver sombras, el sol me seguía cegando eran personas que se asomaban a mirarme. Estaba en un barco. Pero no era el lujoso yate,” sino un pesquero.

Noté como me cogían varias manos y me sacaban de la caja. No podía hablar, tenía la boca totalmente seca. Me colocaron en una esterilla y me ayudaron a incorporarme lo suficiente para que pudiera beber agua.

Notaba cómo el agua bajaba por mi esófago y recorría el circuito de mis intestinos. Movía la lengua, y la boca. Miré un poco a las personas que me miraban con extrañeza. Parecían moros y había algún negro.

Se presentó un señor vestido con unos rojos pantalones rojos y una camisa de cuadros. Debía ser el jefe.

“hola! Se encuentra bien?” me dijo en un correcto castellano con acento catalán

Eso me alivió. Pensé que muy lejos de casa no estaría

“Donde estoy?” le pregunté

“Se encuentra usted a bordo del Carmen Banchs, un pesquero de Vilanova faenando por el litoral. A doce millas de la costa, en estos momentos a la altura de Sitges. Hemos encontrado cuatro cajas aflotando a la deriba y las hemos recogido. Todas estaban vacías menos la tuya…Que le ha pasado?

“Que quiere que le cuente?...no sé como he venido a para aquí?”

“Quiere que llame a la Guardia costera?”

“no,no por favor…estoy bien. Cuando lleguemos al puerto desembarco y me apaño.

Hacía frío y me taparon con una manta y me dieron algo parecido a un caldo caliente.

Debía haber sido un buen día de pesca a juzgar por el gran número de gaviotas revoloteando por la popa del barco.

No llevaba camisa, pero notaba dos bultos en los pantalones. Palpé el primero con la mano era el móvil, y luego el siguiente bulto….la caja del anillo!

Abrí el estuche, pensando con toda seguridad de que el anillo no estaría. Desde luego que no funcionaba ni el móbil ni el reloj. Pero me sobrecogí cuando lo vi. Ahí estaba ese anillo!!!