jueves, noviembre 26, 2009

ballenas!





Esta semana, y no me acuerdo del día, en el telenoticias relataron el hecho que unos buceadores a pocos metros de la costa de Barcelona, se toparon con una ballena  herida, que según ellos le colgaban de la boca una cuerdas, o restos de redes. Los valientes buceadores, que eran dos, osaron  tirarse al  mar para intentar liberar a la ballena de “eso” que tenía enganchado en la boca. Sale un pequeño video de la ballena en cuestión. Lo que no sale es el intento frustrado de "curarla".
En definitiva queIntentaron sacarle las redes estirando,pero no pudieron y la ballena siguió su camino.
Avisaron al CRAM, Centro de recuperación de animales marinos, pero cuando llegó ya no vieron a la ballena. (que su buen rato tardarían en llegar, digo yo)
La noticia te la puedes creer o no creer. Principalmente la parte de la noticia que intentan sacarle las redes de la boca.Pero la evidencia del video de que la ballena existía no hacía dudar.
Parece increíble. En primer lugar por encontrarte con una ballena a pocos metros de la costa. El rorcual común, no es una sardinita precisamente. Es la segunda especie más grande de ballenas, después de la ballena azul. Calcular que puede llegar a 20 metros. No sé si ese cetáceo tenía 15 o 20 m , pero era una ballena de la leche!.
Por otro lado, el de tener los “arrestos” para nadar con ella como si nada y tercero intentar sacarle algo de la boca, que aunque no sea un animal carnívoro, debe impresionar.
Si es que hay gente para todo!!.
La vedad que a pesar de que estamos destruyendo el Mediterráneo, existen casi todas las especies de peces y cetáceos.
He tenido tan sólo dos experiencias con ballenas, pero la verdad es ambas han sido emocionantes..
La primera en la salida de una regata de cruceros. La Menorca-San Juan.
La salida estaba a dos millas de la bocana del Port Olímpic, debíamos ser unos 40 barcos y la hora las cinco de la tarde. Faltaban cinco minutos para la salida. Aunque los barcos eran diferentes y la salida no es tan importante en una travesía, siempre es un momento de tensión, donde los barcos se van aproximando a la imaginaria línea de salida, en ese momento vimos la columna de agua provocada por la respiración de la ballena y acto seguido nos enseñaba la negra espalda, para volverse a sumergir.
La volvimos a ver salir, como si nos quisiera desear una buena singladura.
Fue una bonita travesía y con gin tónic incluidos, pero no penseis mal porque a esa hora, todavía no nos habíamos tomado ninguno.
La travesía fue increíble, en todos los aspectos pero el avistar a la ballena a tan sólo unos metros de nuestro barco la hizo todavía más entrañable.
El segundo encuentro que tuve con los cetáceos fue en otra fantástica travesía. Está vez en un velero de regatas de veinte metros, el "Sailmaxione". Me invitaron a una travesía desde Portofino (Italia) hasta Barcelona. Estuvimos tres días y dos noches. A pesar de llevar tripulación profesional, y hasta cocinero, te dejaban llevar la rueda 8el timón) de vez en cuando.
La verdad es que llevar un barco tan grande impresiona, pero como es exactamente igual que cualquier otro barco, es relativamente fácil. Pues bien, imaginaros la estampa yo llevando ese velero con viento debía hacer fuerza dos. Era por la tarde. El capitán me miraba de reojo, desconfiando probablemente de mis dotes de skiper. La tripulación distendida en cuanto vieron que más o menos me defendía. Llevaba aproximadamente unos veinte minutos cuando me pareció ver dos bultos negros a estribor un poco lejos pero con rumbo de colisión. Un marinero gritó “Balena” y yo acojonado porque cada vez se hacía más evidente de que íbamos a chocar. Yo también grite asustado para que me cogieran el timón. “Balena!”. Pero ni puto caso. Supongo que mi voz entrecortada de pánico la atribuyeron a mi mal italiano.
Todos menos yo estaban asomados al candelero (barandilla) de estribor, haciendo fotos con los teléfonos móviles a las ballenas.
Hice un cálculo mental de cuanto podía hacer la de altura la orza del barco. Y me acuerdo que pensé que unos cuatro metros. También me pasó por la mente, que en caso de impacto el barco se pararía en seco o no.Cuando calculé que ya íbamos a impactar, me aferré con fuerza a la rueda del timón esperando el brutal impacto que nunca se produjo.
Las ballenas volvieron a salir y desaparecieron. Ni la tripulación ni el capitán llegaron nunca a imaginar lo mal que lo había pasado. Me abstuve de hacer ningún comentario para no hacer el ridículo. El capitán se me acerco y le cedí el timón, sonriendo.
No sé como se mide la adrenalina pero en ese momento debí dejar escapar un buen puñado”.
Espero volver a encontrarme algún día con ellas.

miércoles, noviembre 25, 2009

Stella Maris


Tiene nombre de barco. Pero es una persona, admirable en lo que hace y lo que dice.
Una persona curiosa. Habla sobre la vida y la muerte. Pero también habla sobre las prioridades en la vida. Cosas interesantes. Sorprende su curriculum que no lo entiendes mucho. Se define cómo tanatóloga. Terapeuta biopsicosocial, conferenciante internacional, especialista en drogas endógenas y biofeedback computerizado.
No creáis que sólo soy yo el inculto. El corrector del Word, parece que tampoco sabe de lo que estoy hablando.
Así, a bote pronto, uno no sabe que significa todo eso pero cuando Stella empieza a definir que la tanatología es una disciplina que trabaja sobre la muerte y la agonía abordando todas las implicaciones del proceso de morir... !joder que acojone!
Luego le vas cogiendo, a medidas que la vas conociendo, cierta simpatía. Lo que dice es sumamente interesante. Varias ideas importantes que no tienen desperdicio.
1. Aprender a vivir ayuda a morir. Se trata de vivir bien, pero no del rollo de tener mucho dinero, y acudir a muchas fiestas. Sino de vivir con aceptación de lo que uno es. Una vida con sentido. Si vives con intensidad percibes la muerte como un descanso.
2. En nuestra sociedad vale más la ética que la estética. Las prioridades son tener-hacer- ser ( lo que importa es tener, y para eso hay que hacer y en última instancia ser) y deberíamos invertir los valores para darle la máxima importancia al ser, para luego hacer y finalmente tener.
3. La felicidad no está afuera porque es un estado interno, bioquímico.
4. El dolor es inexorable , pero el sufrimiento es optativo. El dolor te humaniza, te pone en un lugar de dignidad frente a la vida. El sufrimiento es el deseo contrariado.

Es una persona que sabe de lo que habla. Ha tratado a más de 20.000 enfermos de cáncer, y eso le acredita para mí  ,mucho más que con los rocambolescos títulos de su curriculum. Además, los ingresos que obtiene los dedica íntegramente a una Fundacíón. Chapeau por Stella

!

martes, noviembre 24, 2009

Luís, el de la Yamaha



Un día cualquiera de Octubre. Luís estaba parado en un semáforo del Paseo de Gracia, en la ciudad de las motos.
Rojo. Naranja incandescente y verde.
Luís engranó la primera de su potente motocicleta Yamaha Vmax 1250 cc. En pocos segundos cogió una velocidad endiablada. Los que lo vieron, no entendían porque no giró en la plaza del Lápiz, en la confluencia de Diagonal con Paseo de Gracia sino que fue en línea recta hasta impactar con el monumento.
Dicen que voló literalmente unos veinte metros hasta impactar con el obelisco de granito.
Permanecía inmóvil, sin poderse mover de aquella triste habitación compartida en la UCI del Hospital de la Cruz Roja. Se había partido la vértebra 23. No podía hablar, ni moverse.
“No entendemos porqué lo has querido hacer…¿tan mal nos portábamos contigo? –l e decía su padre mientras que su madre no paraba de llorar.
Luís la miraba incrédulo. Sin poder mover la boca, ni las manos. Lo único que podía hacer era mirarlos con tristeza. Impotencia.
Los médicos, y fueron muchos los que pasaron, le pronosticaron la invalidez permanente y ni los compañeros de la empresa ni los amigos de Luís podían entender porque lo había hecho.
Los médicos tuvieron diversas reuniones con psiquiatras, que decidieron además de tratarlo con ansiolíticos, para una más que probable depresión.
Lideraba el equipo de médicos el Doctor Pibernat, que había estado durante muchos años como jefe de servicio de cuidados intensivos en la prestigiosa clínica Mayo de Rochester (USA).
La conclusión consensuada es que fue un ataque de stress espasmódico, de fuerza cuatro en la escala de Rubin, lo que había sufrido Luís, y eso le llevó a hacer esa locura.
“Ahora ya es tarde para Luís, pero a los pacientes con síntomas de S.E. les decimos que hablen…que hablen con la gente…con quién sea pero que hablen …aquí en el Hospital tenemos un especialistas psicólogos que tratan estos casos …” decían los otros “especialistas” . “Cuando Luís se recupere. Tenemos que tratar de su stress” para que no lo vuelva a hacer.
“¿Pero como quieres que lo vuelva a hacer sino puede moverse?” le preguntaba su madre al médico
“oiga, mire…por aquí se ven casos muy raros…y tal como fue este, y perdone que sea tan directo…esto es un caso difícil”.
Luis los miraba a todos alucinando de sus opiniones sin tener ni puta idea porqué todos opinaban, pero en lo que había unanimidad era en que había tenido un trastorno psicológico.
Habían pasado dos semanas y él seguía sin poderse expresar. Hasta su jefe se dignó a visitarle. “si querías aumento de sueldo, lo podías haber dicho. Mecagoenlaleche ..!Luis!. Que mi puerta… está siempre abierta, ya lo sabes. Lo único que no te dejaría sería tirarte a mi secretaria..” le comentaba sarcásticamente, sabiendo que no podía ni reír. Y aunque pudiera, a Luís no le hacía ni la más mínima gracia. Se daba cuenta de que no lo conocía.
Fue cuando le visitó su amigo Ferrán, que era el único que le conocía y con el que se pudo comunicar.
Ferrán, fue el único que no le recriminaba nada, porque sabía que Luís era incapaz de intentar suicidarse. Sabía que a Luís le gustaba vivir.
Su amistad venía de cuando hicieron el servicio militar en el “Juan Sebastián Elcano”, en Cartagena, el majestuoso velero de la armada española. Luís movía los parpados con rapidez hasta que Ferrán interpretó que Luís le hablaba en morse.
F-E-R-R-A-N – L-E-S –P-U-E-D-E-S-D-E-C-I-R- -A-E-S-T-O-S-C-A-P-U-L-L-O-S –Q-U-E-S-E-M-E-M-E-T-I-O-U-N-A-P-U-T-A-A-B-E-J-A-D-E-N-T-R-O-D-E-L-C-A-S-C-O