http://www.lavanguardia.es/ciudadanos/noticias/20091028/53812742039/la-mujer-del-autobus-logra-conocer-a-la-doctora-que-le-diagnostico-un-tumor-barcelona-la-vanguardia-.html
Gloria y Montse se encontraron en el bar Bruma de Diagonal para comer. Lo solían hacer una vez al año. Habían sido compañeras de clase y desde entonces se veían. 60 años tenían ambas, por lo que ya había llovido un poco desde que se conocían.
“ ¿ pero estás segura que saldrá bien?” le preguntaba Montse a Gloria.
Habían tramado un plan en el que el objetivo era que la consulta de “endocrino Gutierrez” que tenía Gloria con su marido se llenara de gente. Tenía un plan sibilino.
A Montse le acababan de encontrar un tumor de hipófisis, que si no se lo extirpaba podía tener problemas.
“Montse, si te lo sacamos no tendrás secuelas…Y no te preocupes por el dinero. Tengo un plan para que te salga gratis. Conseguiré que te cuele el Dr. Alnoso, amigo mío del Clínico”
Entonces Gloria le explicó su plan. Montse debería escribir una carta a los lectores de la Vanguardia diciendo que buscaba a la persona que le había detectado los síntomas de su tumor. Que gracias a ella se había hecho análisis y le había salvado la vida, quería sabe quién era para agradecérselo. Y nada más.
Gloria a su vez era amiga de Ima Sanchis. Una periodista que escribía en las contras de La Vanguardia, y que se aseguraría de que su carta se publicase.
Así podía generarse una cierta expectación de la “adivina del autobús 64”. Y al cabo de unos días ella misma podría contestar con otra carta a la Vanguardia explicando que ella era la que había aconsejado a Montse que se hiciera un análisis. Era complicado, pero podía funcionar.
Eso haría que la gente confiara en Gloria, en su capacidad de encontrar enfermedades y eso podría hacer que la consulta por fin saliera de los números rojos. Porque estos dos últimos años habían sido dramáticos. Se cuestionaban el cerrar su consulta de “Endocrino Gutierrez.” Porque sorprendentemente la crisis también les afectaba.
Gloria era consciente que su plan no era muy “ético” pero, ¿a quién le hacía daño?. Sólo pretendía tener la suficiente “clientela” para no cerrar…nada más.
La semana siguiente Gloria recibió una llamada por el móvil.
“Gloria mira leéte la Vanguardia! …Sale en portada!!! – decía Ima contenta
-“ Ostias!!. Se nos ha escapado de las manos…pero bueno…creo que lo podré reconducir.
Cuando Gloria bajó al kiosco para ver la noticia se quedó parada de que la noticia ocupara media página en la portada.
Decidió llamar a la Vanguardia para decirles que ella fue la que aconsejó a Montse en el autobús 64 que se hiciera un análisis exhaustivo.
Le proponían una entrevista. Algo que mucha gracia no le hacía. Accedía con la condición de que omitieran sus apellidos. “Como la gente es como es, ya se encargarán de saber mi nombre y la consulta…y así nadie sospechará de mi plan” pensó Gloria.
Al día siguiente salía la entrevista en La Vanguardia. Entrevistada a la “Dra. Visionaria…” y además todo humildad porque no quiere que se sepa su nombre decía el articulo”. La habían convertido en una Santa.
Un año después. Misión cumplida. Consulta repleta. Había recibido varios premios y ahora era famosa. Le había llamado Montilla en persona para concederle la cruz de San Jordi…
Al mes siguiente volvía a comer con Montse en el bar Bruma de Diagonal / Bruc.
“joder Gloria!!!” que bien te ha salido tu plan”
“no creas que tanto…” le decía Gloria con preocupación enseñándole una carta anónima que decía…”Se quién eres y como lo has urdido todo. Tu relación con Montse e Ima y como lo has hecho.
O me entregas 300.000 Euros o lo desvelo todo. Reune el dinero en una semana. Volveré a contactar contigo”
“la recibi ayer. Estoy perdida como no le entregue el dinero. Montse que puedo hacer?”
“lo que sea pero pagarle!” “si la gente se entera te hunden” – le aconsejaba tranquilamente Montse.
Montse se despidió de Gloria y quedaron que estarían un tiempo sin verse. Montse sonreía pensando “creo que no me ha descubierto. O es que se pensaba que sólo ella podía ser lista?
miércoles, octubre 28, 2009
martes, octubre 27, 2009
Explore.Dream.Discover
Fue difícil para Jacinto Ramirez, arquitecto de éxito, con 38 años, asumir que el cáncer de próstata que le pronosticaron hacía un año se había extendido.
Ya había luchado mucho. Muchas terapias diferentes. Pero todo había sido inútil .Sólo le quedaba la “químio” para minimizar los efectos. Pero poco podían hacer ya.
Tenía un sueño. Desde siempre había querido dar la vuelta al mundo. Mucho dinero no le quedaba después de asegurarse de que a sus padres no les faltara de nada, pero si que lo suficiente para alquilar un mes el velero de quince metros de madera Spark & Stephen .Lo había organizado para hacer una travesía hasta el Caribe. Eran en total cinco tripulantes. Todos compañeros de “químio”.
El barco estaba equipado con sistemas de navegación electrónica y todo automatizado. Aún en el caso de que nadie pudiera echar una mano, alguno llegaría.
Todos sabían que ese era el resultado de los muchos días escuchando a Jacinto en la habitación 1036 del Hospital Valle Hebrón explicando las bondades de su afición a la vela.
Jacinto tuvo algún problema con los familiares de sus amigos, que le culpaban por que según ellos “les había comido el coco…” . A Jacinto le daba igual. Lo feliz e ilusionados que estaban todos en la preparación del viaje. Para muchos era lo mejor que les había pasado en su más que probable corta vida. Y lo querían tirar adelante. Sabían que se despedían del mundo, pero de la manera más digna que habían sabido encontrar. Soñando.
Cada uno de los 5 había escrito una carta. La de su despedida. Ahora les quedaba disfrutar de su partida. Cada una emotiva.
El muelle n 5 del port vell estaba colapsado de gente que quería despedirlos. Se convirtió en un acontecimiento.
Y el barco partió. No se sabe si llegará o no, pero lo más importante es que realizaron su sueño.
Twenty years from now you will be more disappointed by the things you didn't do than by the ones you did. So throw off the bowlines, Sail away from the safe harbor. Catch the trade winds in your sails. Explore. Dream. Discover.
Ya había luchado mucho. Muchas terapias diferentes. Pero todo había sido inútil .Sólo le quedaba la “químio” para minimizar los efectos. Pero poco podían hacer ya.
Tenía un sueño. Desde siempre había querido dar la vuelta al mundo. Mucho dinero no le quedaba después de asegurarse de que a sus padres no les faltara de nada, pero si que lo suficiente para alquilar un mes el velero de quince metros de madera Spark & Stephen .Lo había organizado para hacer una travesía hasta el Caribe. Eran en total cinco tripulantes. Todos compañeros de “químio”.
El barco estaba equipado con sistemas de navegación electrónica y todo automatizado. Aún en el caso de que nadie pudiera echar una mano, alguno llegaría.
Todos sabían que ese era el resultado de los muchos días escuchando a Jacinto en la habitación 1036 del Hospital Valle Hebrón explicando las bondades de su afición a la vela.
Jacinto tuvo algún problema con los familiares de sus amigos, que le culpaban por que según ellos “les había comido el coco…” . A Jacinto le daba igual. Lo feliz e ilusionados que estaban todos en la preparación del viaje. Para muchos era lo mejor que les había pasado en su más que probable corta vida. Y lo querían tirar adelante. Sabían que se despedían del mundo, pero de la manera más digna que habían sabido encontrar. Soñando.
Cada uno de los 5 había escrito una carta. La de su despedida. Ahora les quedaba disfrutar de su partida. Cada una emotiva.
El muelle n 5 del port vell estaba colapsado de gente que quería despedirlos. Se convirtió en un acontecimiento.
Y el barco partió. No se sabe si llegará o no, pero lo más importante es que realizaron su sueño.
Twenty years from now you will be more disappointed by the things you didn't do than by the ones you did. So throw off the bowlines, Sail away from the safe harbor. Catch the trade winds in your sails. Explore. Dream. Discover.
lunes, octubre 26, 2009
el motorista
“Joder Eduardo que pringados somos. De guardia el Domingo por la tarde!” decía Liberto el agente 2367 de la guardia urbana.
La verdad es que Liberto estaba pasando una mala racha. Marta, su novia de toda la vida, lo había dejado por malos tratos. Aunque Liberto se consideraba una persona tranquila, cuando perdía los nervios se convertía en un energúmeno.
“la muy puta de mi novia. Seguro que me ha dejado porque tiene un amante” le comentaba Liberto a Eduardo mientras esperaban de pie observando el poco tráfico que subía de la calle Balmes en busca de alguna presa.
“no digas eso Liberto. Igual te ha dejado porque se ha cansado. Y ya está. Ya volverá” le comentaba intentando tranquilizarlo Eduardo. Hacía muchos años que se conocían. Desde que tenían 21 años que Eduardo ingresó en el cuerpo. Eduardo era gay. Pero también hetero aunque Liberto lo desconocía. De él era del último que sospecharía. Pero Eduardo se sentía mal. Porque casi una vez al mes se veía con Marta. Si, era gay, pero con Marta hacía excepción. A Marta le encantaba porque una vez al mes podía explicarle a alguien que su novio le pegaba. Eduardo le escuchaba. Y luego hacían el amor, pero eso era lo de menos para Marta. Y probablemente para Eduardo. Sabía por el carácter de Liberto que si alguna vez los encontraba juntos. A ella le daría una buena paliza, y a él lo mataría. Era un cabrón y no aceptaba la adversidad.
Ese Domingo 25 de octubre a las 4 de la tarde Liberto estaba especialmente irascible.
Eduardo no solía hacer guardias con Liberto. No lo soportaba. Era muy agresivo. Y siempre le mandaba, aunque no tuviera más rango que él.
“!para a ese!” miraba hacía el semáforo en donde habían dos coches y una moto paradas. Esperando el verde.
“¿se da cuenta de la infracción que ha cometido?” le preguntaba al motorista cuando se sacaba el casco el piloto y su acompañante.
“no agente. Me puede decir qué he hecho?”
“pues ha invadido el carril contrario!”
“joder Agente….si no he hecho nada. A lo sumo pisar la continua…- le esgrimía el motorista con un tono suave intentando que el agente no le denunciara.
El motorista parecía cansado. “se va a enterar!” pensó Liberto
“Además, desde esta posición no puede ver nada” le decía el motorista señalándole el semáforo.
“No me diga a mi lo que veo o no veo” Liberto se empezaba a encolerizar
“Hasta aquí, podíamos llegar“ seguía .” Usted invadía el carril contrario, y como me diga que no, le pongo que lo invadía con peligrosidad y le sacan dos puntos y una multa de 150 euros!.” “Que ya está bien las putas motos siempre cometiendo infracciones!”
“Ha dicho las putas motos?” – preguntó el motorista
“digo lo que me pasa por los cojones!” “ Y déme el carnet de conducir “ intentando tranquilizar su tono.
Mientras Liberto le tomaba los datos, el motorista se dirigió al agente Eduardo, que había intentado mantenerse al margen. Eduardo estaba seguro que Liberto tenía ganas de “liarla”.
“Oiga, agente…usted ha visto que yo hiciera una infracción?”
“lo siento, pero yo no estaba mirando…ha sido mi compañero el que lo ha visto…” Se excusaba Eduardo.
El motorista se dio cuenta que no tenía nada que hacer. Indignado, cansado porque había estado toda la mañana en un barco esperando el ansiado viento que al final no llegó. Cansado porque se le estropeó el motor del barco y se dejó el brazo de los tirones que llegó a dar al cabo de arranque del puto motorcito Yamaha. Cansado porque eran las 4:30 y todavía no había comido. Pero sobretodo cansado de encontrarse a gente sin escrúpulos que utilizan su “poder” para joder a la gente.
La verdad es que Liberto estaba pasando una mala racha. Marta, su novia de toda la vida, lo había dejado por malos tratos. Aunque Liberto se consideraba una persona tranquila, cuando perdía los nervios se convertía en un energúmeno.
“la muy puta de mi novia. Seguro que me ha dejado porque tiene un amante” le comentaba Liberto a Eduardo mientras esperaban de pie observando el poco tráfico que subía de la calle Balmes en busca de alguna presa.
“no digas eso Liberto. Igual te ha dejado porque se ha cansado. Y ya está. Ya volverá” le comentaba intentando tranquilizarlo Eduardo. Hacía muchos años que se conocían. Desde que tenían 21 años que Eduardo ingresó en el cuerpo. Eduardo era gay. Pero también hetero aunque Liberto lo desconocía. De él era del último que sospecharía. Pero Eduardo se sentía mal. Porque casi una vez al mes se veía con Marta. Si, era gay, pero con Marta hacía excepción. A Marta le encantaba porque una vez al mes podía explicarle a alguien que su novio le pegaba. Eduardo le escuchaba. Y luego hacían el amor, pero eso era lo de menos para Marta. Y probablemente para Eduardo. Sabía por el carácter de Liberto que si alguna vez los encontraba juntos. A ella le daría una buena paliza, y a él lo mataría. Era un cabrón y no aceptaba la adversidad.
Ese Domingo 25 de octubre a las 4 de la tarde Liberto estaba especialmente irascible.
Eduardo no solía hacer guardias con Liberto. No lo soportaba. Era muy agresivo. Y siempre le mandaba, aunque no tuviera más rango que él.
“!para a ese!” miraba hacía el semáforo en donde habían dos coches y una moto paradas. Esperando el verde.
“¿se da cuenta de la infracción que ha cometido?” le preguntaba al motorista cuando se sacaba el casco el piloto y su acompañante.
“no agente. Me puede decir qué he hecho?”
“pues ha invadido el carril contrario!”
“joder Agente….si no he hecho nada. A lo sumo pisar la continua…- le esgrimía el motorista con un tono suave intentando que el agente no le denunciara.
El motorista parecía cansado. “se va a enterar!” pensó Liberto
“Además, desde esta posición no puede ver nada” le decía el motorista señalándole el semáforo.
“No me diga a mi lo que veo o no veo” Liberto se empezaba a encolerizar
“Hasta aquí, podíamos llegar“ seguía .” Usted invadía el carril contrario, y como me diga que no, le pongo que lo invadía con peligrosidad y le sacan dos puntos y una multa de 150 euros!.” “Que ya está bien las putas motos siempre cometiendo infracciones!”
“Ha dicho las putas motos?” – preguntó el motorista
“digo lo que me pasa por los cojones!” “ Y déme el carnet de conducir “ intentando tranquilizar su tono.
Mientras Liberto le tomaba los datos, el motorista se dirigió al agente Eduardo, que había intentado mantenerse al margen. Eduardo estaba seguro que Liberto tenía ganas de “liarla”.
“Oiga, agente…usted ha visto que yo hiciera una infracción?”
“lo siento, pero yo no estaba mirando…ha sido mi compañero el que lo ha visto…” Se excusaba Eduardo.
El motorista se dio cuenta que no tenía nada que hacer. Indignado, cansado porque había estado toda la mañana en un barco esperando el ansiado viento que al final no llegó. Cansado porque se le estropeó el motor del barco y se dejó el brazo de los tirones que llegó a dar al cabo de arranque del puto motorcito Yamaha. Cansado porque eran las 4:30 y todavía no había comido. Pero sobretodo cansado de encontrarse a gente sin escrúpulos que utilizan su “poder” para joder a la gente.
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