miércoles, mayo 13, 2009

Y tú....serías feliz?

El otro día en el despacho comentaban a propósito del premio de Euromillón que tocó en Madrid a una chica Mallorquina de veinticinco años.
La envidia se apoderó de todos. Y surgió la típica controversia, si serías más feliz con un premio así.
Yo lo dudo. Y me dijeron de todo. Mi argumento era que si la chica había sido relativamente feliz, ahora se le podía venir todo abajo.
Sus amistades, sus sueños, sus metas, su lucha diaria por sobrevivir. Ahora se desmoronaba todo. Perdería la ilusión. ¿Para qué? Si podría conseguirlo todo sin ilusión.
Ya no sabría distinguir de los auténticos amigos de los interesados. Tampoco podría realizar sus soñados viajes porque sus amigos no se lo podrían permitir, y si se le ocurría invitarlos, les surgiría una relación de deuda terrible. Y ya no se enfadarían más con ella, y eso es casi más malo que bueno porque la gente ya no sería como debe ser sino constantemente fingiría. En fin, un yate para que. Si ella estaría constantemente de vacaciones. Pero sola. Y eso, ¿la haría feliz?.
Se podría cuidar físicamente, pero para qué. Porqué madrugar y hacer cualquier tipo de sacrificio. Probablemente se dejara y se abandonara. Personas “malas” intentarían influir sobre ella, consumos de todo tipos de vicios, alcohol y drogas etc. Y muchos otros le propondrán negocios para ser todavía más rica. Pero con la inmadurez de los veintipocos años eso es una “bomba”.
Psicológicamente perdería el Norte. Y los sueños se desmoronarían, y ya no serían sueños.
Es terrible, decir eso, pero pobre chica. La felicidad te llega cuando aprendes a hacer feliz a la gente. En realidad es el valorar las pequeñas cosas que te satisfacen.
No te satisface recibir sino regalar. Es otro estado. Tu felicidad se construye a través de la felicidad de los demás. Y eso lo tienen muy claro las persones que realmente admiro, que actualmente vivas son dos Pere Casaldáliga y Vicente Ferrer.
Si tuvieran los 120 millones de euros, no tendrían ninguna duda. Lucharían contra lo que siempre han luchado. La pobreza y la injusticia.
No se donde leí una articulo que hacía un seguimiento a un grupo de gente que les había tocado la lotería. El 90% eran unos desgraciados, se sentían estafados y no eran más felices que antes de su “suerte”.
Que cojones dices?....”porque yo, con 120 millones de euros ya no trabajaría más! Y compraría un yate y muchas casas y yo que se que más...”- me comentaba uno
-¿Pero no sabrías de quién fiarte, y quien es realmente quién te quiere…?
-Ya lo descubriría, pero de momento disfrutaría…
-Entonces si que serás pobre…y algún día lo entenderás.
Y con eso no quiero decir que no me gustaría que no me tocara a mí…ni tampoco dar ninguna lección de nada. Faltaría más. Y en cuanto a la chica “afortunada”. Le deseo lo mejor y el tiempo dirá…

martes, mayo 12, 2009

El último encuentro. El Friki con San Pablo.

La verdad es que hasta que no entramos en la portería no deje de preguntarme porque había sido tan ingenuo de imaginarme que no me hubiera reconocido.
Ahora no sabía donde me quería llevar, pero evidentemente no había marcha atrás. ¿Qué podía hacer yo? ¿Irme corriendo? Era absurdo. Lo único que podía hacer era intentar recuperar mis cuadros y mi dignidad.
El ascensor era de aquellos de madera, que en su época había tenido su gracia, pero que estaba “tuneado” con palabrotas como “hijos de puta”.
Ostras igual el que escribió eso también le habían robado. No hablamos mucho, porque yo no estaba en condiciones de follar, sino lo que quería era interrogarla.
Cuando abrió la puerta me dí cuenta de que ese no era el piso que había visto en las fotos del informe de los detectives. Aunque Ramiro me aseguró de que vivían juntos.
- Bueno…- le dije yo mientras me sentaba en el sofá- ¿Me puedes preparar un Gin Tonic, Merche? – Le dije sonriendo cínicamente.
La verdad era que quería que todo eso acabara, porque era una tortura. Era extraño pero ya no sentía miedo.
-¿ Qué quieres que te diga? – Me preguntó mientras desde la cocina con la puerta abierta me preparaba el Gin Tonic.
- Joder. Pues no lo sé. Pero por lo menos una disculpa.
-¿Por haberte engañado? ¿o por robarte? Soy delincuente además de puta. Y he tenido una vida en la que mi forma de vivir es sobrevivir. ¿Quieres que me disculpe ante un señorito que lo ha tenido todo fácil en la vida? Pues no tío, que te jodan. Sino te hubiera reconocido ahora estaríamos follando, y tu disfrutando, te correrías y luego me hubieras amordazado e interrogado no? ¿o me equivoco mucho?- me decía con resentimiento.
Tenía toda la razón en el fondo para mí era una cuestión de “hipotética” dignidad, pero para ella era su forma de vivir con la esperanza de que un golpe de suerte le alejara de los prostíbulos.
- ¿ Y ahora qué? ¿ Qué quieres hacer?- Me preguntó mientras miraba su reloj
- No lo sé. Dímelo tu….- le dije yo- ¿me dejas explicarte un chiste? E igual se me nos ocurre una solución…
- Te gusta Bach?. Quiero que oigas La cantata nº 147...y ya puedes explicarlo..te escucho...
y entonces comencé a contar el chiste:
“Tres hombres llegan simultáneamente a las puertas del cielo. San Pedro sale y les dice:
-'Tenemos malas noticias para dos de ustedes; se nos cayó el sistema en el área de admisiones y sólo puedo dejar entrar a uno de los tres esta semana. Los otros dos tendrán que esperar en el infierno unos días mientras reparamos el fallo, lamentablemente no puedo hacer otra cosa'.
San Pedro continuó explicando: -'La persona que cuente la mejor historia de cómo murió, será la que Pueda entrar en el cielo hoy'.
Los tres hombres asintieron.
San Pedro los hace pasar de uno en uno a su oficina para que los otros no escucharan y no pudieran mejorar su historia.
El primer hombre pasó y empezó a relatar:
-'Presentía que mi mujer me estaba engañando, así que esa tarde llegué temprano... Subí los 25 pisos del edificio por la escalera para no hacer ruido con el ascensor..., abrí la puerta de mi apartamento y allí estaba ella, tendida en el suelo y ¡desnuda! Sabía que la había pillado. Corrí por todo el apartamento en busca del amante; arriba, abajo, debajo de la cama, en todos los armarios... ¡NADA! Estaba a punto de pedirle disculpas
por ser tan mal pensado, y mientras ella me decía que siempre hacia gimnasia desnuda, oí unos ruidos en la ventana...... ¡¡SCRATCH, SCRATCH,
SCRATCH...!!! Abrí la ventana y allí estaba el hijo de puta, colgando de la cornisa. Agarré mi bate de béisbol y le di duro en la cabeza. Vi cómo
se caía, pero tuvo suerte el infeliz y aterrizó en un montón de bolsas de basura. ¡Se estaba moviendo! Desesperado porque se me escapaba, cargué el mueble bar hasta la ventana. Con gran esfuerzo lo puse en la cornisa, pero al empujarlo se me enganchó la camisa, por lo que caí con el mueble bar y encontré mi muerte. ¡Pero estoy feliz porque me cargué al puto cerdo!
San Pedro no podía imaginarse historia más increíble, cuando hizo pasar al segundo hombre:
-'Bueno, yo soy un limpiador de ventanas. Estaba haciendo tranquilamente mi trabajo en un piso alto, cuando una de las cuerdas repentinamente se rompió. Me agarré de la plataforma, pero se me fueron resbalando las manos hasta que caí al vacío. Levanté las manos pensando en mi muerte y esperando que Dios me recogiera. Afortunadamente logré agarrarme a una de las cornisas del edificio. ¡¡¡ESTABA SALVADO!!! Estaba dando gracias a Dios e intentando que la gente que estaba dentro del edificio me salvara definitivamente. Empecé a rascar en la ventana para que alguien me ayudara, cuando repentinamente un cabrón la abrió y en lugar de ayudarme ¡¡¡me pegó un tremendo golpe con un bate de béisbol!!!
Caí al vacío otra vez, maldiciendo a esa mala persona, cuando mi ángel de la guarda me permitió seguir viviendo, poniendo un montón de bolsas de basura justo bajo mi caída... Cuando conseguí abrir los ojos para agradecer a Dios tanta fortuna, ¡un mueble bar estaba cayendo encima de mí! Y gritaba con terribles alaridos. Comprendí que Dios me quería a su lado. Sin duda era mi destino y así encontré la muerte'.
San Pedro estaba estupefacto. Hizo pasar al último hombre y le dice:
- 'Hijo, más vale que tengas una muy buena historia, porque las dos anteriores... ¡¡realmente son increíbles!!
Sí, el hombre lo miró y comenzó...
-'Bien, seré breve, imagínate esto: Estoy en pelotas, escondido en un mueble bar....

Merche se comenzó a troncharse de risa.
-Joder Juan, ¿y tu cual eras de los tres?
-El que limpiaba la ventana! – deje riéndome.
Era curioso. Me lo estaba pasando realmente bien. Serían los efectos de Gin Tónic.
Cuando observé que Merche abría un armario del pasillo, y sacaba una pistola.
Ostia la leche! – Es que no ganaba para impresiones.
-¿ me piensas matar antes de violarme?- le dije todavía con la risa tonta.
- No, no…no es para ti…Tu no te preocupes y relájate.
- Pero cómo cojones quieres que me relaje?- le pregunté gritándole
- pues para empezar te puedes ir desnudando…no?- mientras dejaba la pistola en la entrada, cerraba la balda de la puerta y se quitaba la blusa.
- Joder Merche. Debo de reconocer que no estás nada mal.- mirándole los pechos turgentes con los pezones erectos.
-que sea lo que Dios quiera …- murmuré sacándome no sin dificultad los tejanos
Hicimos el amor apasionadamente. Como si tuviéramos veinte años, desnudos y en el suelo. Arriba, debajo y de lado. Realmente fue increíble.
Merche abrió el cajón del mueble bar de donde extrajo un porro ya hecho, y lo encendió. Dio tres caladas y me lo ofreció.
Qué más da pensé yo. No sé que más me podía pasar.
Nos lo fumamos desnudos estirados en el sofá. Cuando se oyó el ruido de la cerradura y como se abría la puerta unos diez centímetros hasta el tope de la balda.
- Merche ábreme la puerta!- gritó el sargento Rioné.
Merche totalmente desnuda fue a abrirle la puerta. Antes de abrir cogió el revolver de encima del mueble y lo escondió ante la posible mirada del sargento.
- Donde está ese hijoputa? Le preguntó mientras se abría la puerta
- Está en el sofá!
Y ya me imagináis. En pelotas sentado en el sofá fumándome el porro y riendo, por no llorar claro.
Cuando parecía que se abalanzaba sobre mí. Merche le gritó “Luis!” El sargento se giró y vio como Merche le apuntaba con la pistola.
- Nooooo Merche!- gritó el Sargento Rioné
Y fue entonces cuando sonó el ruido seco del disparo. La bala le alcanzó de pleno el centro del pecho. Se intentó aguantar en una silla, pero perdió el equilibrio y se cayó dejando un charco de sangre. Estaba muerto.
Quién me mandaría salir en bici ese día, que se acabara la canción del mp3,, y oyera ese grito de socorro en el bosque.
“miré hacia el cielo (aunque solo veía el blanco techo), como pidiendo explicaciones, porque no entendía nada y exclamé gritando “ SAN PEDRO!!!! ¿Y AHORA QUE?”
Y de fondo sonaba el coro de la cantata 147 de Bach....

lunes, mayo 11, 2009

FRIKI 6

El informe explicaba como el sargento Rioné había sido juzgado varias veces por presuntas corrupciones, pero nunca se había podido demostrar nada. Sin embargo, el hecho de que fuera tan sólo sargento después de tantos años de “servicio” era significativo.
Lo seguía por las tardes cuando salía de la comisaría, dos veces por semana. Iba alternando las tardes, una semana eran los martes y los jueves y la siguiente semana los lunes y miércoles.
El puticlub de donde era asiduo se llamaba 240 y era un putiferio donde se combinaban ejecutivos que se iban a tomar un whisky pasadas las ocho de la tarde, y putas, algunas de ellas refinadas, tanto que hasta pasaban por señoras de alta alcurnia.
Conseguí convencer a mi amigo Jordi me acompañara a tomarme un gin tónic esa tarde cuando mientras estábamos vacilando ante cinco brasileñas espectaculares, de pronto la vi. Era Merche. Se había arreglado y llevaba minifalda y un escote generoso. Sin duda era ella. Desde el grito de Collserola habían pasado tres meses. Le pedí el favor a Jordi me sacara de encima a las brasileñas. Y se sentó en una mesa con las cinco, hablando y riendo sobre su estancia durante veinticinco días viviendo en una tribu Massai. Las putas estaban encantadas de cómo describía Jordi a “los valientes guerreros” que pasaban los días sin pegar brote en la tribu mientras que las mujeres eran las que tiraban de la tribu. Como siempre, pensé.
- Hola. Te puedo invitar a una copa?- le dije a Merche mirándola a los ojos
- Ron por favor.- me dijo sonriendo Merche
Era evidente que no me había reconocido, por lo que seguiría el juego hasta acorralarla. Cuando me acerque a Jordi y me despedí de él. Sabía que lo entendería. “Ya me explicarás…” me dijo Jordi mientras se dejaba acariciar por debajo de la camisa por una de esas chicas. No sé como acabará eso pensé. Pero ya es mayorcito para decidir él. Si se las quiere follar una a una allá el con su Visa…
Esperé a que me sirvieran las dos copas, el ron de Merche y mi Gin Tonic y me volví a la discreta esquina alumbrada con luz tenue, y en donde Merche me estaba esperando con fumándose un cigarrillo.
“-te digo una cosa, que me parece como si te conociera…no sé de qué pero casi estoy segura.” – dijo Merche mientras brindábamos con nuestras copas.
“ -Pues no se de qué, porque es la primera vez que vengo…”- dije disimuladamente
“como te llamas cariño” me susurro al oído antes de besarme el cuello.
“me llamo Pedro…Pedro García” – le dije
“yo me llamo Andrea. Sólo Andrea” me dijo guiñándome un ojo.
Estuvimos diez minutos hablando de lo variado de la gente que venía a ese lugar cuando de pronto me hizo una pregunta, que no es que fuera inesperada debido a ese entorno de lujuria, pero si que me sorprendió de lo directa que era.
“¿ Así que te gustaría probar la dulce “mamada” de Andrea?
-Joooooder….ufff- me dejó noqueado
- No, no eso luego! – dijo riendo Merche
“¿Dónde? ¿Aquí?”- pregunte extrañado .No por el hecho, sino por lo ridículo de sentirme observado por la gente del bar. Aunque igual habían habitaciones…
“Tu…me parece que mucho no has ido con mujeres..¿no? Ahora pagas las copas y nos vamos a mi casa que vivo cerca de aquí y te voy a hacer lo que nunca te ha hecho una mujer jamás…”- me dijo poniéndome su mano en mi paquete y teniendo una erección incontrolada.
Joder. Ya estaba lo suficientemente caliente para poder negarme. Además, lo que yo quería era venganza ¿no? Pues eso mismo. Dejaría que me llevara a su casa y así le podría acorralar una vez estuviéramos solos. ¡Y no me streseis Coño! Que yo ya vería cual sería el mejor momento. Porque si hay que follar. Se folla y punto. Lo que sea para descubrir la estafa. Mi duda era si daría la talla hasta el final con esa mujer tan viciosa y a la vez tan atractiva. ¿Pero la talla a quién? Pensé yo.
Me acabé el último sorbo de mi segundo Gin tónic, porque Merche se había ido un momento al baño, antes de marcharnos. Y luego dicen que estereotipamos a las mujeres, con lo previsibles que son.
Que conste que todo esto lo hago en pos de descubrir la verdad del “grito de Collserola”.
Mientras íbamos hacia su casa andando por la calle Aribau. Me decidí salir de dudas y preguntarle a Merche, o a Andrea o como se llamara:
“Por cierto, y perdona mi ignorancia. ¿Podría saber lo que me valdrá lo que nunca me ha hecho una mujer jamás?”- Le pregunté con cierta sorna, me excitaba el pensar que podría ser algo tan placentero pero pronto lo descubriría.
- No hay dinero en el mundo para pagarme eso. Será el placer en la dimensión desconocida, mi querido Juan, digo….Pedro- Cuando acabó la frase me miró y giró la cara. Se dio cuenta de que yo me había dado cuenta. Yo intenté disimular e hice ver que no me había dado cuenta del desliz que había cometido. Yo pensaba irónicamente que le podría haber contestado en misma línea con un “desliz provocado” con algo así como: “Estoy impaciente de experimentar querida Merche…digo Andrea”. Pero no tuve cojones.
Lo que si me di cuenta fue de la tensión del silencio que se produjo desde ese momento hasta que entramos en la portería del xaflán de Paris con Enrique Granados. O sea donde vivía con Rioné.
Aunque no os podéis imaginar el mal rollo que me daba el imaginarme dónde me llevaba. Desde luego la prominente erección quedó para el recuerdo. Y no hacía más que intentar ligar los cabos que eran imposibles de ligar.