Hoy he leído la carta que le envío el alcalde Johannes (Burgomaestre) de una ciudad alemana a su hija Verónica. (en el año 1650).
Fue hecha antes de morir en manos de la inquisición escrita con sangre. Sobrecogedor,
de la época de la inquisición en el que un padre sabiendo que su muerte era inevitable, bajo la tortura le consiguió hacer llegar el documento a su hija:
“Muchos cientos de buenas noche , querida hija…
….entonces entró también el verdugo y me puso la empulgueras, con las manos atadas, de modo que me salió la sangre a chorros de las uñas y de todas partes, y durante cuatro semanas no he podido utilizar las manos. A continuación me desnudaron, me ataron las manos a la espalda y me colocaron en la estrapada. Me izaron ocho veces, me dejaron caer otras tantas y padecí dolores terribles. Cuando el verdugo me llevaba a la celda, me dijo: “Señor, os ruego, por el amor de Dios, que confeséis algo, aunque sea mentira. Inventad algo, porque no podréis resistir el tormento e incluso si lo soportáis no quedareis libre. Os torturarán hasta que admitáis que sois brujo. Hasta entonces no os dejarán en paz, como ocurre siempre…”
Confesó actos que no había hecho, acusó a personas que ni tan siquiera conocía y todo por evitar más dolor.
“…y estos, hija mía, son mis actos y mi confesión, y por ellos voy a morir. Y es todo mentira e invención, pues me obligaron a hacerlo bajo la amenaza de someterme a suplicios aún peores de los ya padecidos. He tardado varios días en escribir esto. Tengo las manos destrozadas. Me encuentro en un estado lamentable. Buenas noches, querida hija, pues tu padre Johannes Junius, no volverá a verte jamás”
Era evidente que sabía que lo mejor que le podía posar es que le matarán para dejar de sufrir. El único consuelo que le quedaba a ese hombre es saber que su hija le entendería y eso ya le reconfortaba…
Decir que a su mujer también la asesinaron días antes…
En fin, que nos llamamos seres humanos, y somos capaces de utilizar el miedo para conseguir los más siniestros objetivos.
Al final todo es una cuestión de miedo. La gente le tenía pánico a la inquisición. Y la historia se repite. Igual, hoy en día de una manera más subliminal que la inquisición pero nuestro reto es de enfrentarnos a las injusticias.
Miedo a la enfermedad, miedo a los jefes, miedo a la oscuridad, miedo a la incertidumbre, miedo al futuro, al fracaso…hay muchas clases de miedo pero siempre tienen algo en común que nos bloquean y no permiten que nos desarrollemos como personas. La inquisición, el holocausto. La dictadura…son miedos a gran escala pero lo curioso es que nunca aprendamos….
¡Qué daño sólo de pensar en la estrapada de Junius!
¿Cómo le explico a mi perro que podemos llegar a acometer trocidades? ¿porqué lo de seres humano es de cachondeo supongo yo…no?
Y no se yo porqué este post del miedo la tortura, al dolor o a la muerte…¿será que me he inspirado en la tontería del Halloween? Espero que no, porque sino apaga y vámonos… de día claro!
lunes, noviembre 01, 2010
jueves, octubre 28, 2010
el chino
Leo un articulo interesante. Sobre el tema de innovación. Que actual!
Un tipo curioso. Guy Kawasaki.
Cuando habla todo el mundo le escucha. Se ve que es una referencia mundial del marketing y uno de sus mayores gurus. Si alguien es referencia de algo que la gente desconoce , lo llaman gurú. Y así parece que sea más importante.
Gurú en la india sería algo así como un maestro espiritual. Bueno pues ese gurú , que se ve que detrás de dios ya está él ,dice unas cosas muy lógicas y que realmente uno no puede dejar de leerlas. Son cosas como estas:
Make meaning. “Los innovadores son los que quieren hacer un mundo mejor”.
Jump to the next curve. “La innovación se produce cuando uno salta a un escalón superior. No vale cuando se queda en su misma curva. No es una cuestión de hacer las cosas un poco mejor. Hay que hacer cosas mejores”.
Make it great! La motivación debe ser buscar la genialidad. Hay que desear cambiar el mundo y crear productos que se caractericen por su profundidad (capacidad de evolucionar y dar poder al usuario), inteligencia, ser completo y elegante (el diseño es imprescindible y la usabilidad también).
Don’t worry. Be crappy! “No temas al fracaso. Y no esperes a sacar un nuevo producto cuando ya esté perfecto. El mercado te habrá sobrepasado. En el negocio de la tecnología primero se lanzan las cosas y después se van desarrollando”.
Let 100 flowers blossom. “Deja que las cosas florezcan”. La decisión final sobre el uso de una cosa no la tiene el inventor. La tiene su usuario. Mantén la mente abierta para aceptar y observar para qué utilizan las personas el producto que inventaste“.
Polarize People. “No tengas miedo de polarizar a las personas. Unos amarán tu producto. Otros lo odiarán. Es lo habitual y lo único realmente negativo es la indiferencia”.
Churn, baby churn. “Mide el valor de tu producto y esfuérzate en mejorarlo. La primera versión no es la mejor”.
Nyche thyself. “Si haces lo mismo que los demás, tendrás que competir en precio. Si haces algo distinto, algo mejor, podrás competir en calidad. Haz algo único”.
Follow the 10-20-30 rule. “Para explicar tu proyecto utiliza 10 slides en 20 minutos máximo. Utiliza tipos de letra suficientemente grandes. Los capitalistas y los business angels son cada vez más jóvenes. Utiliza su forma de comunicarse”.
Dont’ let the bozos grind you down. “No hagas caso a los sabiondos. No escuches cuando te digan: ‘No hagas eso, Eso no funcionará…’. No hagas caso a los looser. El problema es que a algunos looser (perdedores) se les reconoce. Los que conducen coches oxidados y puedes verle la caspa. Pero hay otros que te pueden engañar porque son ricos, van en cochazos, bien vestidos… y te los puedes llegar a creer. La mayor parte de las veces la gente rica y poderosa es gente afortunada. No es gente inteligente”.
Pero ¿cómo nos protegemos de la gripe (o, en este caso, de los looser)? “Evita a la gente que tiene gripe”.
Y, como conclusión (y si ya has olvidado los 10 puntos anteriores), quédate con esto: “Si no pruebas, no sabrás si estabas equivocado. Sólo los que prueban pueden cambiar el mundo”.
¿A qué está bien y parece relativamente convincente?.
Pues es exactamente lo mismo que decía en un post del año 2006 , y desde entonces, con lo que ha llovido ¿es posible que nada haya cambiado ni un ápice de su discurso?. Parece ser que cuando llegas a un nivel lo más rentable no es aplicar tu teoría sino dar charlas y conferencias por todo el mundo….y sino que se lo digan a Clinton que se ha hecho millonario…debe de ser porque es capaz de dar una conferencia sin inmutarse con alguien debajo de su mesa…y eso da morbo…o sino que se lo digan a Aznar….o a Blair o a tantos otros….pero esos no son gurus….sino gurrupatas…
Porque si un tio es tan bueno como este tal Guy, y encuentra vital innovar, ¿porqué no se aplicará el cuento?…aunque sea válido lo que dice y tenga mucho sentido , pero ese es otro tema…pero si el defiende “no hagas caso a los sabiondos…” pues eso, le haremos caso…
El chaval se llama en verdad Carlos Garcia Fernandez de los Garcia – Fernandez de Teruel de toda la vida. Y de pequeño, lo llamaban el chino por sus faciones que recordaba a los orientales…pero como Carlos Garcia de Teruel no vende…pues nada Guy Kawasaki…q mola mucho más!
Un tipo curioso. Guy Kawasaki.
Cuando habla todo el mundo le escucha. Se ve que es una referencia mundial del marketing y uno de sus mayores gurus. Si alguien es referencia de algo que la gente desconoce , lo llaman gurú. Y así parece que sea más importante.
Gurú en la india sería algo así como un maestro espiritual. Bueno pues ese gurú , que se ve que detrás de dios ya está él ,dice unas cosas muy lógicas y que realmente uno no puede dejar de leerlas. Son cosas como estas:
Make meaning. “Los innovadores son los que quieren hacer un mundo mejor”.
Jump to the next curve. “La innovación se produce cuando uno salta a un escalón superior. No vale cuando se queda en su misma curva. No es una cuestión de hacer las cosas un poco mejor. Hay que hacer cosas mejores”.
Make it great! La motivación debe ser buscar la genialidad. Hay que desear cambiar el mundo y crear productos que se caractericen por su profundidad (capacidad de evolucionar y dar poder al usuario), inteligencia, ser completo y elegante (el diseño es imprescindible y la usabilidad también).
Don’t worry. Be crappy! “No temas al fracaso. Y no esperes a sacar un nuevo producto cuando ya esté perfecto. El mercado te habrá sobrepasado. En el negocio de la tecnología primero se lanzan las cosas y después se van desarrollando”.
Let 100 flowers blossom. “Deja que las cosas florezcan”. La decisión final sobre el uso de una cosa no la tiene el inventor. La tiene su usuario. Mantén la mente abierta para aceptar y observar para qué utilizan las personas el producto que inventaste“.
Polarize People. “No tengas miedo de polarizar a las personas. Unos amarán tu producto. Otros lo odiarán. Es lo habitual y lo único realmente negativo es la indiferencia”.
Churn, baby churn. “Mide el valor de tu producto y esfuérzate en mejorarlo. La primera versión no es la mejor”.
Nyche thyself. “Si haces lo mismo que los demás, tendrás que competir en precio. Si haces algo distinto, algo mejor, podrás competir en calidad. Haz algo único”.
Follow the 10-20-30 rule. “Para explicar tu proyecto utiliza 10 slides en 20 minutos máximo. Utiliza tipos de letra suficientemente grandes. Los capitalistas y los business angels son cada vez más jóvenes. Utiliza su forma de comunicarse”.
Dont’ let the bozos grind you down. “No hagas caso a los sabiondos. No escuches cuando te digan: ‘No hagas eso, Eso no funcionará…’. No hagas caso a los looser. El problema es que a algunos looser (perdedores) se les reconoce. Los que conducen coches oxidados y puedes verle la caspa. Pero hay otros que te pueden engañar porque son ricos, van en cochazos, bien vestidos… y te los puedes llegar a creer. La mayor parte de las veces la gente rica y poderosa es gente afortunada. No es gente inteligente”.
Pero ¿cómo nos protegemos de la gripe (o, en este caso, de los looser)? “Evita a la gente que tiene gripe”.
Y, como conclusión (y si ya has olvidado los 10 puntos anteriores), quédate con esto: “Si no pruebas, no sabrás si estabas equivocado. Sólo los que prueban pueden cambiar el mundo”.
¿A qué está bien y parece relativamente convincente?.
Pues es exactamente lo mismo que decía en un post del año 2006 , y desde entonces, con lo que ha llovido ¿es posible que nada haya cambiado ni un ápice de su discurso?. Parece ser que cuando llegas a un nivel lo más rentable no es aplicar tu teoría sino dar charlas y conferencias por todo el mundo….y sino que se lo digan a Clinton que se ha hecho millonario…debe de ser porque es capaz de dar una conferencia sin inmutarse con alguien debajo de su mesa…y eso da morbo…o sino que se lo digan a Aznar….o a Blair o a tantos otros….pero esos no son gurus….sino gurrupatas…
Porque si un tio es tan bueno como este tal Guy, y encuentra vital innovar, ¿porqué no se aplicará el cuento?…aunque sea válido lo que dice y tenga mucho sentido , pero ese es otro tema…pero si el defiende “no hagas caso a los sabiondos…” pues eso, le haremos caso…
El chaval se llama en verdad Carlos Garcia Fernandez de los Garcia – Fernandez de Teruel de toda la vida. Y de pequeño, lo llamaban el chino por sus faciones que recordaba a los orientales…pero como Carlos Garcia de Teruel no vende…pues nada Guy Kawasaki…q mola mucho más!
miércoles, octubre 27, 2010
La gestión de la emoción
Es un tema que nos supera. Las emociones son “salidas de tono” de nuestra personalidad que sirven como válvulas de escape cuando se produce alguna situación anómala. Me recuerda al tubo de pvc transparente que sale de la caldera y se pierde en el vacío, pero por si acaso apuntando a la pica del fregadero. En contadas ocasiones he visto salir agua de ese tubo, pero ahí está todo preparado para cuando se produzca una subida de presión del sistema, pueda vaciar agua sin peligro alguno…
Con las emociones pasa un poco lo mismo. Surgen espontáneamente sin control aparente y muchas veces sin ser conscientes de ellas. Pero se producen. Cuando se lucha contra la enfermedad, o se aprende a vivir con ella, te das cuenta de que a pesar de tener familiares, amigos que hacen que el previo y el post sea más fácil de digerir, en el fondo es uno mismo el que tiene que enfrentarse a ella y debe gestionar sus emociones. Una vez oí a una doctora que argumentaba a un paciente angustiado de una sensaciones no se convirtieran en algo más
- “Señor, perdone. Esto es la seguridad social y aquí no curamos sensaciones o emociones…intentamos curar enfermedades…” supongo que estas declaraciones desafortunadas y tan lejos de la realidad, dónde nadie le ha explicado a esta doctora hasta cuan milagroso puede resultar el efecto placebo. Es evidente que esa respuesta ha sido el ejemplo de una emoción descontrolada por parte de una doctora que probablemente haya tenido un mal día pero que sirve para generar emociones contrarias hacia un paciente que lo que busca es una esperanza o un consuelo o ambas hacia algo que puede derivar hacia enfermedad mucho más grave.
Reconozco que a veces, las emociones se nos vuelven en contra, y nos es muy difícil gestionarlas. Nadie nos ha enseñado a dominarlas sino que es cada uno, con su experiencia el que aprende a convivir con ellas. Se supone que contra más control de uno más aprende a convivir con estas. O no y entonces nos superan.
Y los que gestionan las emociones y saben realmente de ellas son los psicólogos y los psiquiatras.
Fui muy crítico hace poco con los psicólogos y su conocimiento de los comportamientos humanos al decir que los psicólogos no acuden a otros psicólogos, porque perderían control y por ende prestigio.
Ayer tuve la suerte de leer a un artículo de un insigne psiquiatra y escritor, Luis Rojas Marcos, me gustó mucho y cambió algo mi percepción hacia ellos. Rojas aclaraba la diferencia de algo que muchas veces es difícil de entender que es saber distinguir entre depresión y tristeza sana.
Hoy hablar sobre la depresión y los daños que este veneno de la felicidad causa a sus victimas se ha convertido en algo cotidiano. En gran medida este cambio es positivo, pues todo lo que sea disminuir el estigma que marca a las enfermedades mentales nos beneficia a todos. Sin embargo, cuando escucho estas conversaciones a menudo me sorprende la facilidad con la que expertos y profanos ignoran la tristeza normal.
La depresión es una dolencia nefasta que nos roba la esperanza, el pan de la vida. Implica alteraciones psicológicas y físicas profundas de al menos dos semanas. Nos perturba el sueño y el apetito y consume toda nuestra energía vital. Anula la capacidad de sentir placer, nos inunda de amargura y trastoca el juicio hasta llegar a considerarnos merecedores del sufrimiento y perder las ganas de vivir. La tristeza es otra cosa. Es la respuesta natural a experiencias dolorosas. Es normal sentirnos desconsolados cuando perdemos a un ser querido, rompemos una relación sentimental o fracasamos en algo importante. De hecho, expresar la tristeza no sólo es una forma saludable de desahogo y alivio, sino que además provoca en los demás reacciones alentadoras de solidaridad y empatía. Por todo esto, es conveniente no dejar que nos roben la tristeza o nos la desfiguren con el sello de la patología.
Con las emociones pasa un poco lo mismo. Surgen espontáneamente sin control aparente y muchas veces sin ser conscientes de ellas. Pero se producen. Cuando se lucha contra la enfermedad, o se aprende a vivir con ella, te das cuenta de que a pesar de tener familiares, amigos que hacen que el previo y el post sea más fácil de digerir, en el fondo es uno mismo el que tiene que enfrentarse a ella y debe gestionar sus emociones. Una vez oí a una doctora que argumentaba a un paciente angustiado de una sensaciones no se convirtieran en algo más
- “Señor, perdone. Esto es la seguridad social y aquí no curamos sensaciones o emociones…intentamos curar enfermedades…” supongo que estas declaraciones desafortunadas y tan lejos de la realidad, dónde nadie le ha explicado a esta doctora hasta cuan milagroso puede resultar el efecto placebo. Es evidente que esa respuesta ha sido el ejemplo de una emoción descontrolada por parte de una doctora que probablemente haya tenido un mal día pero que sirve para generar emociones contrarias hacia un paciente que lo que busca es una esperanza o un consuelo o ambas hacia algo que puede derivar hacia enfermedad mucho más grave.
Reconozco que a veces, las emociones se nos vuelven en contra, y nos es muy difícil gestionarlas. Nadie nos ha enseñado a dominarlas sino que es cada uno, con su experiencia el que aprende a convivir con ellas. Se supone que contra más control de uno más aprende a convivir con estas. O no y entonces nos superan.
Y los que gestionan las emociones y saben realmente de ellas son los psicólogos y los psiquiatras.
Fui muy crítico hace poco con los psicólogos y su conocimiento de los comportamientos humanos al decir que los psicólogos no acuden a otros psicólogos, porque perderían control y por ende prestigio.
Ayer tuve la suerte de leer a un artículo de un insigne psiquiatra y escritor, Luis Rojas Marcos, me gustó mucho y cambió algo mi percepción hacia ellos. Rojas aclaraba la diferencia de algo que muchas veces es difícil de entender que es saber distinguir entre depresión y tristeza sana.
Hoy hablar sobre la depresión y los daños que este veneno de la felicidad causa a sus victimas se ha convertido en algo cotidiano. En gran medida este cambio es positivo, pues todo lo que sea disminuir el estigma que marca a las enfermedades mentales nos beneficia a todos. Sin embargo, cuando escucho estas conversaciones a menudo me sorprende la facilidad con la que expertos y profanos ignoran la tristeza normal.
La depresión es una dolencia nefasta que nos roba la esperanza, el pan de la vida. Implica alteraciones psicológicas y físicas profundas de al menos dos semanas. Nos perturba el sueño y el apetito y consume toda nuestra energía vital. Anula la capacidad de sentir placer, nos inunda de amargura y trastoca el juicio hasta llegar a considerarnos merecedores del sufrimiento y perder las ganas de vivir. La tristeza es otra cosa. Es la respuesta natural a experiencias dolorosas. Es normal sentirnos desconsolados cuando perdemos a un ser querido, rompemos una relación sentimental o fracasamos en algo importante. De hecho, expresar la tristeza no sólo es una forma saludable de desahogo y alivio, sino que además provoca en los demás reacciones alentadoras de solidaridad y empatía. Por todo esto, es conveniente no dejar que nos roben la tristeza o nos la desfiguren con el sello de la patología.
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