Llegué a Barcelona con el cuerpo cansado. Me hago mayor. Me siento como si me hubieran dado una paliza. Y eso que sólo han sido dos días de feria pero joder con el rebujito (no sé yo porque lo llamo barrujito) de las narices.
Langostinos, gambas , cigalas , jamón, queso y más rebujito. Y así hasta las 3 de la madrugada con garbanzos de despedida. La excepción, un par de gin tónics y la noche del sábado hasta unos churritos.El grupo. De lo más agradable. Aunque siempre “te haces” con unos más que otros de los que destaco entre los “invitados” a Sofía, Patrick , Montse, Carlos que son los que sufrieron mis historias…Sin olvidarme de mi anfitriona ante el reto de superar la prueba de liderar por primera vez el grupo. Nota muy alta desde luego. Gracias Luz.
(pongo esto por si algún día lo llegan a leer…y me vuelven a invitar…je,je)
Prometo que intentaré esforzarme para no hablar tanto y escuchar más!
Sevilla en feria es como si se parara el tiempo. La música es la de siempre. La decoración de las casetas la de siempre las calles las de siempre, los músicos los de siempre.
“Apa, que tu vales muxo,” me decía la gitana que me leyó la mano antes de entrar a la plaza. Pues vaya…que me pedía 20 euros del ala (le di “sólo” 5 ), porque además hizo conmigo una excepción y me dijo " y ademá lo que veo malo no te lo voy a desir…"¿a qué debía referir…?
La crónica de la Maestranza es rápida, unos toros que injustamente los tacharon de mediocres frente a toreros mediáticos.(el cordobés, Fran Ribera y el Fandi). Me recuerda a las películas aquellas de “el bueno, el feo y el malo”. En este caso podría ser “el bueno, el pijo y el enrollado…”
Una de las cosas que sorprenden de los toros es esa relación de complicidad entre el público y el torero, este todos los comentarios del público. Y evidentemente no son ajenos a estos.
Dicen que una vez alguien del público con el desparpajo sevillano le grito a Fran “que malo eres, acaba ya la faena” y Fran con esa chulería innata de los toreros lo miró y le dijo “baja aquí a torear si tienes guevos…”
Concluyo que definitivamente en esto del toreo estoy más del bando del toro. Lo único interesante fue la actuación del Fandi, que se deleitó con el respetable porque sabe que al público le gusta. Y lo explota.
Fila 4 butaca 24 (lo de butaca es por llamarlo de alguna manera) puerta 18.
Al sol, que por suerte para nuestra integridad física brillaba por su ausencia. A destacar las largas extremidades del francés de la fila 5 y butaca 24 que tan generosamente impedía que me relajara clavándome su rodilla en mi espinazo y la peluquera y su futuro marido de la fila 3, el mismo que se negaba a que la despedida de solteros la hicieran conjunta. “como nos casamos de por vida, chiquillo hacemos las despedida conjunta y así estamos juntos desde el primer momento…” le decía la peluquera, por lo que podía deducir que ella debía tener miedo de que el futurible se desquitara con cuerpo ajeno.
La peluquera a pesar de ese desparpajo característico sevillano, parece ser que sabía de toros como yo. Es decir más bien poco, pero que estaba por la labor de fijarse en el paquete de los toreros más que en la faena propiamente dicha,
“mira ese… lleva los guevos pa el otro lao , y ¿no le duele?“ – le preguntaba a su novio, que estaba pendiente de su Betis que iba perdiendo 0- 3 y que iba maldiciendo la tarde, entre lo malo de la faena y la mierda del Betis…
-“oye mira ese toro que mala leche, embiste como tú…” – le volvía a decir arrancándole una sonrisa de complicidad.
Al final lo inevitable. 6 toros muertos. Dicen los entendidos que con dignidad. La muerte nunca es digna. Y menos cuando se mata por el regocijo de otros.
Al toro poco a poco, y con un procedimiento estandarizado lo van debilitando. En primer lugar los picadores que se ensañan clanvandole una pua en el lomo mientras el toro embiste a un caballo totalmente temeroso al que le tapan los ojos y que debe pensar.”Joder, ¡que coño es esto que me empuja con tanta fuerza!”.
Cambio de tercio. Luego banderilleros llevando al toro hacia el centro de la arena haciéndole un quiebro seguido de un saltito y zas. Los anzuelos se clavan en el lomo ante el aplauso generalizado. Pero eso debe doler. Y mucho.
Por la noche de vuelta a la feria.
Es curioso el efecto inhibidor del alcohol, que hace que pierdas el sentido del ridículo, y hasta a veces la poca dignidad si de eso algo queda. Y lo digo pensando ahora el ridículo que debía hacer al bailar unas sevillanas.
“muy bien…más o menos lo hemos salvado con dignidad. “ me decía Ana mi compañera de baile “suerte de la pareja de al lado que nos marcaba…”
“ ¿Te has fijado como él no dejaba de mirarle a los ojos a la chica…?” – me comentaba Ana como recriminándome que no le hubiera mirado a los ojos.
Joder, pensaba yo, estaba yo suficientemente ocupado mirando con un ojo a la pareja de al lado cuando se giraban y con el otro la generosa regatera de Ana …!cómo quiere que le mire a los ojos…! Si es que uno no es de piedra…
Domingo comimos lo mismo que cenamos. Con una excepción. Percebes.
De sabor me gustan pero mira que llegan a ser feos estos percebes. Dicen que cada vez hay menos y están en serio peligro de extinción…Y yo pienso que con lo feo e inútil que es esto del percebe cuando se acaben se acabarán…no creo que influya mucho en el equilibrio ecológico de la zona…supongo.
Apa chiquillos...a cuidarse!