Tomás se levantó. Cansado. Se había ido a dormir a las cuatro de la mañana.
Había sido una noche larga. El inspector Martín le recogió después de la llamada a la comisaría, y se fueron a tomar una copa.
Y la noche se alargó. Tomás le explico lo del encuentro con los policías de la secreta Santi y Jose y como habían trazado un plan para desenmascarar a los presuntos terroristas.
Martín llevaba veinte años en el cuerpo de policía y no había oído hablar de esos policías del cuerpo especial. Pero tenía muchas sospechas y después de el segundo Gin Tonic en el Dry Martini se fueron a la comisaría de Iradier al despacho de Martín desde donde accedía a la base de datos de la policía nacional y de la Interpol.
Se pasaron dos horas observando fotos de delincuentes. Y Tomás pudo reconocer a los supuestos policías relacionados con grupos paramilitares. Lo curioso es que también reconoció a Carolina como presunta delincuente y estafadora y al doctor Maciá, claro que en la ficha se llamaba Jesús Navas.
Total un lío. Pero el sargento Martin le convenció para que siguiera el plan de Santi y Jose. La policía los estarían esperando en diferentes sitios estratégicos del Real club náutico de Barcelona, para impedirles la escapatoria.
Podía ser la operación que Martín había estado esperando los últimos dos años para justificar una promoción.
Tomás se vistió de corto con el uniforme blanco y bermudas azules de la tripulación del Bribón.
Solo pedía a Eolo que no bufara con fuerza, porque con su posición en el barco, un día de viento sabía que sufriría, todo llevaba mucha más tensión y las maniobras se endurecían. Aún y así solo estaría a salvo si salía el plan trazado por Martín.
La duda de Martín era la de avisar a la seguridad personal del Rey, y lo estuvo valorando pero determinó que era mejor no decir nada ya que podrían hacer que el Rey no apareciera y que toda la operación fracasara.
Se lo debía a Isabel y Rosana que le salvaron la vida, pero también quería solucionar todo ese complot porque sino sabía que no podría relajarse.
Llego con su Harley Davidson 1200 nigthster al RCNB, donde no loe pidieron acreditación. El uniforme del Bribón ya era suficiente acreditación.
Se dirigió a luna mesa de la terraza donde le esperaban el resto de la tripulación, su majestad y el principe Felipe incluído.
- Hola Tomás. Estás preparado? Hoy tenemos de ganar …- le comentaba su majestad contento.
- La previsión es de fuerza 5 a 6 de Garbí- Dijo Paco, el táctico y a veces en situaciones complicadas también era el skipper del barco. Siempre y cuando no vieran presencia de la prensa.
- Bien…bien. Juan Carlos…he tenido un mes un poco complicado por lo que una poco de adrenalina me irá estupendamente…- Le comentaba Juan Carlos al Rey
- Me alegro, por cierto ¿como fueron las velas nuevas…?
- No le sé…, porque tuve un imprevisto y no pude entrenar ayer, sin embargo y si que la pudieron testar y le comentaron que velas “andaban” mucho..
Tomás apreciaba a su majestad y en algún momento se le pasó por la cabeza explicarle que le habían puesto una bomba en el cuerpo y con toda seguridad iba dirigida a él.
Eran ya las 10:30 y estaban apunto de zarpar cuando Tomás desembarcó alegando, que debía saltar al muelle para ir al lavabo…era una necesidad.
Teóricamente “ellos”, los polis falsos, no sabían nada de que Tomás sospechaba algo.
Y entró en el lavabo donde le estaban esperando. Le colocaron el reloj con avisador. Aunque ya no tenía claro si era un reloj bomba o similar. También le introdujeron el auricular para escuchar las indicaciones y para hablar el reloj tenía un orificio lateral que hacía de micrófono si presionaba el botón rectangular.
Santi y Jose iban uniformados con polos blancos con el nombre de Marietta bordado en azul.
- Ok. Tomás. Todo va conforme el plan. Si hace viento están previstas tres regatas, deberás estar pendiente del reloj. En cuanto veas que se activa la antena, nos avisas
- De acuerdo. Debo marchar ya….el bribón está a punto de zarpar.
El Marietta era un barco clásico americano. Una goleta de 25 metros de eslora botado en 1915 y con veintidós tripulantes.
Mientras soltaban el muerto y las amarras Tomás no paraba de pensar “ Teóricamente Martin estaba preparado para una redada en el náutico en el momento que zarparan los barcos hacía el campo de regatas. Lo que no había previsto es que los terroristas se embarcaran en un barco clásico y compitieran en la regata…”
Tomás había acordado con Martin que para cualquier imprevisto se comunicaran por el móvil con sms y si eso fallaba tendría un receptor de VHF con la emisora en la frecuencia 72.
Era un buen día de viento, es decir un mal día para Tomás. La previsión estaba acertando, antes de salir de la bocana del puerto ya aparecían los llamados borregos, esa espuma blanca sobre las olas provocadas por el fuerte viento.
Tomás no había podido parar de trabajar preparando la maniobra, y cuando por fin había acabado y estaba empezando a escribir el SMS a Martín oyó el grito de “izar genova nª3!” Eso era una orden y significaba que no podía estar tranquilo para enviar el mensaje. Se fue a proa mientras iba colocando la vela ordenadamente por el stay de proa. Sólo había podido escribir están en el Marietta! Pero no había podido marcar el movil de Martin, lo haría mientras fueran izando. Le quedaba poco para enviar el mensaje. En quince segundos lo podía enviar cuando de repente cogieron una gran ola que hizo que a Tomás se le cayera el móvil al agua…
“ostia puta!...Estoy perdido no los he podido avisar. Deben estar como locos registrando el club náutico” pensó Tomás.
Todavía quedaba la radio. Debería pasar al interior del barco y sintonizar la radio que ya estaba abierta en el canal 72, y emitir el mensaje.
El Bribón navegaba a buena velocidad escorado hacia el campo de regatas. Era el barco más rápido y el que llegaría primero. Estaba dejando atrás al resto de la flota una vez llegaran al barco de comité arriarían el génova y tendría tiempo para enviar el mensaje. Sino estaría perdido.
Llegaron al campo de regatas a la altura del comité cuando Tomás oyo la ansiada orden “arriando genova!”
“!joder, ya era hora! “ exclamó Tomás.
Debía volver a proa para ir doblando el génova a medida que se arriaba. Operación que se tenía que realizar por tres tripulantes. Acabaron y Tomás decidió meterse dentro del barco.
“voy a buscar un grillete de la caja de herramientas” comentó Tomás a Luis mientras se introducía en el interior del Bribón. Ahí estaba, la radio. En el mamparo de estribor.
Sintonizó el canal 72 y presionó el boton de “talk”
“Martin están en el Marietta!” dijo Tomás
No le dio tiempo de nada más. Tomás volvió a cubierta. Estaban esperando señales del comité cuando pasó rozando el cuerpo de su majestad y entonces a Tomás de pronto se le ocurrió.
“claro que idiota soy” – pensaba Tomas
“Se han subido al Marietta porque es el único lugar desde que me pueden vigilar y si me acerco a Juan Carlos, pueden activar la señal del reloj que debe ser una bomba! “
Mirando como se acercaban los barcos clásicos con el Marietta entre ellos. Era el más grande y no tenía mucho tiempo. Se debería alejar de la bañera y dirigirse a proa lo más lejos del Rey. Ellos intentarían activar la bomba cuando estuviera al lado del Rey por lo que pensaba que se tenía de alejar lo máximo y no era solo para salvar al rey sino para salvarse el mismo.
Las pulsaciones le iban a un ritmo muy acelerado. El Marietta se acercaba. Tomás no estaba seguro de que llevara el explosivo en el reloj. Pensaba que el Dr. Maciá también era cómplice por lo que igual el explosivo lo llevaba todavía en su interior.
El guardacostas de la marina controlaba desde dos millas todos lo movimientos del Bribón. Supongo que en caso de explosión lo último que buscarían es en un barco clásico. El plan era diabólicamente perfecto.
“sólo tengo una opción” pensó Tomás mientras se sacaba el reloj y lo tiraba al mar antes de que se cruzaran con el Marietta.…”
Había sido una noche larga. El inspector Martín le recogió después de la llamada a la comisaría, y se fueron a tomar una copa.
Y la noche se alargó. Tomás le explico lo del encuentro con los policías de la secreta Santi y Jose y como habían trazado un plan para desenmascarar a los presuntos terroristas.
Martín llevaba veinte años en el cuerpo de policía y no había oído hablar de esos policías del cuerpo especial. Pero tenía muchas sospechas y después de el segundo Gin Tonic en el Dry Martini se fueron a la comisaría de Iradier al despacho de Martín desde donde accedía a la base de datos de la policía nacional y de la Interpol.
Se pasaron dos horas observando fotos de delincuentes. Y Tomás pudo reconocer a los supuestos policías relacionados con grupos paramilitares. Lo curioso es que también reconoció a Carolina como presunta delincuente y estafadora y al doctor Maciá, claro que en la ficha se llamaba Jesús Navas.
Total un lío. Pero el sargento Martin le convenció para que siguiera el plan de Santi y Jose. La policía los estarían esperando en diferentes sitios estratégicos del Real club náutico de Barcelona, para impedirles la escapatoria.
Podía ser la operación que Martín había estado esperando los últimos dos años para justificar una promoción.
Tomás se vistió de corto con el uniforme blanco y bermudas azules de la tripulación del Bribón.
Solo pedía a Eolo que no bufara con fuerza, porque con su posición en el barco, un día de viento sabía que sufriría, todo llevaba mucha más tensión y las maniobras se endurecían. Aún y así solo estaría a salvo si salía el plan trazado por Martín.
La duda de Martín era la de avisar a la seguridad personal del Rey, y lo estuvo valorando pero determinó que era mejor no decir nada ya que podrían hacer que el Rey no apareciera y que toda la operación fracasara.
Se lo debía a Isabel y Rosana que le salvaron la vida, pero también quería solucionar todo ese complot porque sino sabía que no podría relajarse.
Llego con su Harley Davidson 1200 nigthster al RCNB, donde no loe pidieron acreditación. El uniforme del Bribón ya era suficiente acreditación.
Se dirigió a luna mesa de la terraza donde le esperaban el resto de la tripulación, su majestad y el principe Felipe incluído.
- Hola Tomás. Estás preparado? Hoy tenemos de ganar …- le comentaba su majestad contento.
- La previsión es de fuerza 5 a 6 de Garbí- Dijo Paco, el táctico y a veces en situaciones complicadas también era el skipper del barco. Siempre y cuando no vieran presencia de la prensa.
- Bien…bien. Juan Carlos…he tenido un mes un poco complicado por lo que una poco de adrenalina me irá estupendamente…- Le comentaba Juan Carlos al Rey
- Me alegro, por cierto ¿como fueron las velas nuevas…?
- No le sé…, porque tuve un imprevisto y no pude entrenar ayer, sin embargo y si que la pudieron testar y le comentaron que velas “andaban” mucho..
Tomás apreciaba a su majestad y en algún momento se le pasó por la cabeza explicarle que le habían puesto una bomba en el cuerpo y con toda seguridad iba dirigida a él.
Eran ya las 10:30 y estaban apunto de zarpar cuando Tomás desembarcó alegando, que debía saltar al muelle para ir al lavabo…era una necesidad.
Teóricamente “ellos”, los polis falsos, no sabían nada de que Tomás sospechaba algo.
Y entró en el lavabo donde le estaban esperando. Le colocaron el reloj con avisador. Aunque ya no tenía claro si era un reloj bomba o similar. También le introdujeron el auricular para escuchar las indicaciones y para hablar el reloj tenía un orificio lateral que hacía de micrófono si presionaba el botón rectangular.
Santi y Jose iban uniformados con polos blancos con el nombre de Marietta bordado en azul.
- Ok. Tomás. Todo va conforme el plan. Si hace viento están previstas tres regatas, deberás estar pendiente del reloj. En cuanto veas que se activa la antena, nos avisas
- De acuerdo. Debo marchar ya….el bribón está a punto de zarpar.
El Marietta era un barco clásico americano. Una goleta de 25 metros de eslora botado en 1915 y con veintidós tripulantes.
Mientras soltaban el muerto y las amarras Tomás no paraba de pensar “ Teóricamente Martin estaba preparado para una redada en el náutico en el momento que zarparan los barcos hacía el campo de regatas. Lo que no había previsto es que los terroristas se embarcaran en un barco clásico y compitieran en la regata…”
Tomás había acordado con Martin que para cualquier imprevisto se comunicaran por el móvil con sms y si eso fallaba tendría un receptor de VHF con la emisora en la frecuencia 72.
Era un buen día de viento, es decir un mal día para Tomás. La previsión estaba acertando, antes de salir de la bocana del puerto ya aparecían los llamados borregos, esa espuma blanca sobre las olas provocadas por el fuerte viento.
Tomás no había podido parar de trabajar preparando la maniobra, y cuando por fin había acabado y estaba empezando a escribir el SMS a Martín oyó el grito de “izar genova nª3!” Eso era una orden y significaba que no podía estar tranquilo para enviar el mensaje. Se fue a proa mientras iba colocando la vela ordenadamente por el stay de proa. Sólo había podido escribir están en el Marietta! Pero no había podido marcar el movil de Martin, lo haría mientras fueran izando. Le quedaba poco para enviar el mensaje. En quince segundos lo podía enviar cuando de repente cogieron una gran ola que hizo que a Tomás se le cayera el móvil al agua…
“ostia puta!...Estoy perdido no los he podido avisar. Deben estar como locos registrando el club náutico” pensó Tomás.
Todavía quedaba la radio. Debería pasar al interior del barco y sintonizar la radio que ya estaba abierta en el canal 72, y emitir el mensaje.
El Bribón navegaba a buena velocidad escorado hacia el campo de regatas. Era el barco más rápido y el que llegaría primero. Estaba dejando atrás al resto de la flota una vez llegaran al barco de comité arriarían el génova y tendría tiempo para enviar el mensaje. Sino estaría perdido.
Llegaron al campo de regatas a la altura del comité cuando Tomás oyo la ansiada orden “arriando genova!”
“!joder, ya era hora! “ exclamó Tomás.
Debía volver a proa para ir doblando el génova a medida que se arriaba. Operación que se tenía que realizar por tres tripulantes. Acabaron y Tomás decidió meterse dentro del barco.
“voy a buscar un grillete de la caja de herramientas” comentó Tomás a Luis mientras se introducía en el interior del Bribón. Ahí estaba, la radio. En el mamparo de estribor.
Sintonizó el canal 72 y presionó el boton de “talk”
“Martin están en el Marietta!” dijo Tomás
No le dio tiempo de nada más. Tomás volvió a cubierta. Estaban esperando señales del comité cuando pasó rozando el cuerpo de su majestad y entonces a Tomás de pronto se le ocurrió.
“claro que idiota soy” – pensaba Tomas
“Se han subido al Marietta porque es el único lugar desde que me pueden vigilar y si me acerco a Juan Carlos, pueden activar la señal del reloj que debe ser una bomba! “
Mirando como se acercaban los barcos clásicos con el Marietta entre ellos. Era el más grande y no tenía mucho tiempo. Se debería alejar de la bañera y dirigirse a proa lo más lejos del Rey. Ellos intentarían activar la bomba cuando estuviera al lado del Rey por lo que pensaba que se tenía de alejar lo máximo y no era solo para salvar al rey sino para salvarse el mismo.
Las pulsaciones le iban a un ritmo muy acelerado. El Marietta se acercaba. Tomás no estaba seguro de que llevara el explosivo en el reloj. Pensaba que el Dr. Maciá también era cómplice por lo que igual el explosivo lo llevaba todavía en su interior.
El guardacostas de la marina controlaba desde dos millas todos lo movimientos del Bribón. Supongo que en caso de explosión lo último que buscarían es en un barco clásico. El plan era diabólicamente perfecto.
“sólo tengo una opción” pensó Tomás mientras se sacaba el reloj y lo tiraba al mar antes de que se cruzaran con el Marietta.…”