domingo, mayo 03, 2009

FRIKI

Me he levantado con la resaca psicológica del 2-6 del Barça al Madrid.
Flaco favor se le ha hecho al Madrid. Porque ha dejado en evidencia que está para hacer un equipo nuevo, con entrenador incluido. Pero ...!que- coño- hago- yo- hablando- de futbol!!. Es que debo estar fatal. Quería navegar en mi barco nuevo de dos tripulantes, pero haciéndolo sólo.
Dicho y hecho. A las 12.30 ya estaba navegando.
Y hacia viento. Y ido alejándome paulatinamente del puerto. Que bien que navega. Es realmente rápido aunque lo suyo sería salir con otro tripulante, más que nada por si vuelcas puedes “desvolcar” con más rapidez, porque el mar está algo frío. Porque digo algo frío cuando lo que está es “helado”.Pero no importa porque con tanto “rebujito” igual se me quita la tontería. Quería ver delfines, pero no han aparecido. Mira que si me sale la ballena que vieron la semana pasada (Rorcual común) a tan solo una milla y media del puerto. Me cago. Igual no y la sigo. No ha sido el caso. Sólo me he cruzado con uno de esos extraños peces ( pez luna) que parecen atontados nadando por la superficie, movientdo acompasadamente una aleta. En fin una buena singladura.
Por la tarde y después de la siesta inevitable he cogido la mtb, y como siempre al monte. Se notaba que hacía poco había llovido. El bosque estaba muy frondoso, y la tierra todavía húmeda. Yo iba como siempre con el mp3, bajando con rápidez cuando ha habido cambio de tercio de canción y entonces he oído un grito espeluznante: " Socorro!". Pero gritado con pánico. por lo que me he asustado, he parado la bici y he desconectado el ipod. Eran las 6.15 pm. En los bosques de Collserola. Silencio durante los interminables cinco minutos siguientes.
No lo he vuelto a oír. Me he asomado al frondoso bosque otra vez y no he visto nada. “lo debo haber imaginado” – me consolaba yo mismo, incapaz de iniciar un búsqueda. Sabía que era “imposible” – como me podía haber imaginado un grito así, ha sido real.
Lo que es las casualidades. Siempre cojo el móvil. Pero hoy no lo llevaba.
Silencio. Los habituales pájaros del bosque. Como si no hubiera pasado nada.
Grito: “Hola…hay alguien?”. Espero un rato y no hay respuesta.
El miedo se apodera de mí. Silencio.
Igual era alguien que bromeaba, pienso yo intentando sacarle “hierro”. Aunque en el fondo pienso que no.
Decido continuar. Esta vez sin ipod y muy alerta. Pero estoy preocupado. ¿Que debe haber sido ese “grito”?.
Se me ha cruzado treinta metros por delante un jabalí, pero no le hecho ni caso. No estoy para animalitos. Me cruzo con una pareja en el camino paseando un perro que se dirigen hacia donde yo he oído el grito. Pienso que si alguien vuelve a gritar ellos podrán ir en su ayuda, y además tienen un buen perro (pastor Alemán). Les comento que me ha parecido oír un grito se socorro, pero que me he quedado en el sitio cinco minutos y no he visto nada.
¿Pero que podía haber hecho?. No podía empezar a buscar en el bosque a nadie. Puaj que cobarde que soy. ¿Y si alguien necesitaba mi ayuda?. El problema es que no podía saber quién era y dónde estaba .No me lo saco de la cabeza.
Probablemente sea la única persona en el mundo que el mismo día ve un pez luna y un jabalí. Eso no es ni bueno ni malo. Pero es curioso. Pero lo que si estoy seguro es que he sido la única persona del mundo que además de ver un pez luna y un jabalí, ha oído un grito espeluznante de socorro. Me he pasado el resto de la tarde preocupado. Y si llamo a la policía. ¿Que les diré? que me ha parecido oír un grito de socorro, pero que no estoy seguro y que yo no he visto nada sospechoso. Pero no me he quedado tranquilo hasta que lo he hecho.
He llamado a la policía y les he comentado el hecho del grito. Me han dado las gracias, y se lo pasarán a los guardas del parque que se den una vuelta por el camino de la “Font groga” que ha sido donde he oído el grito. No estoy convencido de que me crean. Ni tan siquiera de que lo tengan en cuenta.
Pero poco más puedo hacer. Si no he visto nada ni puedo poner denuncia de nada. En cualquier caso mañana al mediodía volveré…

viernes, mayo 01, 2009

El Fandi

El Fandi recoge las banderillas y se dispone a clavárselas a Bulgaro, el bravo toro, negro como el carbón, de 555 kilos de peso, que se lo mira con ojos de venganza mientras el Fandi se dirige sin perderle la mirada hacia el centro del coso del arenal de la Maestranza de Sevilla. La acción se desarrolla en pocos segundos. “Eh!...!TORO!..” Levantando los brazos mientras se aguanta en las puntas de las sandalias contrayendo los glúteos. “!Toro!- grita El Fandi. La tensión es máxima. El toro se prepara para la embestida y los dos inician la carrera hacia el lance.. El Fandi, con un rápido movimiento y haciendo gala de unos excelentes reflejos salta en el momento preciso y le clava las banderillas en el lomo de bravo animal. El animal brama de dolor y se gira otra vez hacia el Fandi que valientemente se planta a escasos dos metros de sus temibles cuernos. Y se miran. Pasan unos cinco segundos interminables volviéndose a mirar a los ojos, con respeto pero sin miedo. Uno frente al otro, y esta vez el Fendi desarmado. Le estira el brazo, y en ese momento le hace el “desplante”, le da la espalda ante el apasionando “óle” del público emocionado, agradeciendo su coraje con una fuerte ovación. El toro se lo mira mientras Fandi va a por la capota.
No me apasionan los toros, pero debo reconocer que el espectáculo es impresionante. La gente lo vive con intensidad y a pesar de que el toro va a morir irremediablemente lo va hará con orgullo y casta, en manos de un bravo torero.
Se marcan las líneas rojas de los tercios, con una regadora extendiendo el liquido rojo que en un primer momento pienso que es pintura. Que ingenuo. ¿Como ve a ser pintura? Y es que nunca me acabaré acostumbrando.
Aunque el haber sido invitado a la Maestranza en ese sitio tan privilegiado, desde la barrera, donde se oye hasta la respiración del torero y el jadeo del animal ha sido una experiencia inolvidable, al margen de mi opinión en contra el sufrimiento del animal, aunque sea con nobleza.

miércoles, abril 29, 2009

La música clásica

¿Porque no gusta la música clásica a mis hijas, ni a mi mujer, ni a mis amigos, ni a la gente joven?. Será porque no la conocen. Es como la tónica. Hay que insistir.
Es cierto que hay música clásica y música clásica, y que hay momentos para escucharla. Pero tiene algo curioso. Contra más la escucho más me gusta. Puede ser porque si fuera una música empalagosa, me cansaría. Nadie les ha explicado nada sobre la música. Bah! Para qué! Demasiado complicado. A mi si.
Agradeceré siempre al profesor Silvestre. Un profesor de música que todos tomaban por loco, y que consiguió convencer a los curas de Escuela Pías de Sarria de adaptar un aula para sentir, y no escuchar, la música clásica.
Puso moqueta grandes almohadones y un buen equipo de música.
Conseguía un ambiente relajado. Nos estirábamos en el suelo. Apagaba la luz. (joder que pervertidos sois, a que estabais pensando en Silvestre como pederasta!!!)
Te explicaba que es lo que decía Tchaicosky con los instrumentos cuando describía una batalla. El previo, la batalla en sí y el final. Impresionante. O como cuando describía con todo detalle como la música de Vivaldi explicaba a la perfección como cambiaba el bosque en cada estación. Las gotas del rocío, o como se abrían los pétalos de las flores en primavera. Puede que a muchos no les llegara, pero a mi si. Gracias Silvestre, estés donde estés.
A veces hay cosas que siempre has querido hacer y nunca has tenido el tiempo suficiente para hacerlas (excusa barata, claro). Y una asignatura pendiente para mi es saber tocar algún instrumento. Siempre he pensado que porque es más fácil “bajarte” cualquier canción que interpretarla tu. Y así pasaban los años hasta el año pasado. Que dí un giro en mi vida y me planté. Pues ahora voy a aprender. Y ahí estoy, luchando un día a la semana por entenderme con ese trozo de madera de formas sinuosas. Algún día seré capaz de tocar algo bonito. Y ese día, me sentiré orgulloso de mí. Entonces me compraré la Harley. Me la habré ganado. Puede que por entonces esté en silla de ruedas y no la pueda conducir, pero la contemplaré. De momento a seguir.
Porque la música nos trae recuerdos. Una primera novia, y una segunda, tercera y cuarta…(menos lobos!)…o una situación determinada. Un momento, o incluso nos cambia el humor o nos entristece. Nos hace sentir y por ende vivir.
En mi ipod (es la mínima expresión) conviven un popurri de canciones ciertamente curioso. Saltan canciones de Robbie Williams, que se combinan con las de los chicos del coro. El fantástico concierto en directo de San Francisco con los tres mejores guitarristas del mundo (Paco de Lucia, Al Di Meola, Mc Lujan). Algún clásico como Breakfast in America de Supertram (uno de los pocos conciertos que he ido en mi vida) o Tears in Heaven . Y por supuesto Mozart con su Réquiem y Vivaldi con sus cuatro estaciones. Ah! Me olvido a las canciones de Melendi…con todo ese “cóctel” musical lo vais combinando de una manera desordenada, con el volumen suficientemente alto para no oír nada más, con los olores del bosque de Collserola después de la lluvia, con los rayos de luz que se cuelan entre los árboles, con el corazón subiendo de pulsaciones a medida que vas acelerando el pedaleo y pasa lo que pasa…
que uno hasta se imagina monos africanos de cola verde!!!.