Leo una definición ingeniosa y divertida.
“Monumento que empequeñece a la Sagrada Familia, referencia de generaciones que han transmitido sus conocimientos a través de ADN modificado por efluvios de ajo concentrado. Oasis de cutrez en barrio pijo,trajes de 6000€ manchados de aceite y rescatados con “Cebralín”, alemanes en “chancletín” escaldados por el sol y las patatas candentes. El Tomás es el garante de la paz mundial bravera, pero en vez de casco azul un chaleco negro”
Hacía tiempo que no iba. Pero fui muchas veces. Cuando digo que iba mucho es mucho. Eso es casi cada día con mi novia y los fines de semana para pasar la resaca y para comentar las juergas nocturnas.
Recuerdo al Sr. Tomás (Tomás Pujol) que le tocó la lotería y le vendió el negocio a Antonio Betorz (sobrino de Antonieta Pujol), en 1986, o sea que también era otra clase de lotería .
Por aquel entonces recuerdo que tomabas una coca-cola de cristal de una medida grande (no sé yo si eran de 250cc) y elegías patatas grandes o pequeñas y mixtas o que piquen…
Siempre a la hora del aperitivo, local abarrotado pero siempre podías pillar alguna mesa…
La semana pasada volví. Me senté en un a mesa. Camareros “nuevos” pero simpáticos y Antonio no estaba. El local lleno como siempre pero ahora la dinámica era diferente. Pedías mesa y esperabas a que te avisaran.
Nadie me conocía y yo tampoco a ellos, pero en esencia todo era lo mismo. Gente joven, parejas de todas las edades, ejecutivos …etc
Entrañable. Aunque sea cutre y frio, entrañable.