Cuando paseas a
tu perro diariamente en el parque es inevitable cruzarte con mas perros y sus
dueños.
Yo no soy de los
que se quedan en los grupos que se forman y se explican su vida, mientras los perros juegan entre
ellos a conocerse. Pero si que hay ciertas personas que vas conociendo porque
coinciden en el recorrido diario. Es inevitable.
Este es el caso
de Esteban ( no sabía como se llamaba ) y de sus dos perros. Uno era un bóxer con
buena planta, que también se me ha olvidado el nombre y el otro un pequeño
perro patanés con muy mala leche, llamado Curro.
El comportamiento
de los perros era característico de cuando actuaban en grupo. Si a curro no le
gustaba un perro lo ladraba y entonces venia el bóxer y a veces se peleaban.
Entonces Curro desaparecía como si el no hubiese tenido la culpa. O sea que era
como aquellos que tiran la piedra y
esconden la mano.
Algunos dueños
sabían del comportamiento de Curro y cuando pasaban por donde estaba Esteban
ataban a sus perros y entonces Curro no decía nada.
Otras veces Curro
se comportaba como un perro más con los demás. Con Fosc (mi perro) ya se conocían
y normalmente se ignoraban.
Esteban saludaba
a todo el mundo, y era muy afable. Siempre de buen humor.
Como era el que
más horas estaba en el parque casi todos que tenían perro lo conocían.
Alguna vez
hablaba con él. Incluso lo felicite en su cumpleaños (como vi que lo
felicitaban yo me apunté).
Sabía que estaba
enfermo porque comentaba alguna vez que tenía que hacerse pruebas en el
hospital.
Tenía cáncer y vivía
solo con sus perros. Me acuerdo que una vez me comentó que lo que agradecía de
su enfermedad es que había conseguido que su hija que hacía mucho tiempo que no
le hablaba le pasara a visitar de vez en cuando.
Hacía tiempo que
no veía a Esteban ni a sus perros. Igual
había cambiado de horarios de paseo, pensaba yo.
Pero el otro día
me cruce a una señora que llevaba dos perros. Un caniche blanco y un patanés
que se parecía mucho a Curro.
Le comenté el
parecido de su perro a uno que solía encontrarme que se llamaba Curro pero que
tenía muy mala leche.
La señora sonrió.
“Es que este perro es Curro!”
Curro había
cambiado totalmente su actitud con los otros perros y se comportaba de una
manera sorprendentemente diferente.
-Y cómo es que lo
paseas tú?. Qué esta enfermo el dueño? – pregunté ingenuamente
- Te refieres a Esteban?
….Murió. Su angustia en sus últimos días era a quién podía dejar a sus perros. Yo
lo hablé con mi marido que al principio
se negaba, pero insistí y al final accedió a que nos quedáramos curro. El bóxer
lo desconozco.
-Tenía una hija,
no?
-si. Pero no
quería saber nada de los perros…Supongo que llevó al bóxer a la perrera municipal,
yo no me podía quedar a los dos.
-Ostras que
triste porque era un señor muy entrañable.
-Si que lo era.
Ves ahí (me señalaba su banco) le hicimos un homenaje porque todos le queríamos
y le pusimos una placa.
Es una historia
que me dejó triste y ahora siempre que paso por su banco pienso en Esteban y
sus perros.