miércoles, mayo 14, 2014

La extraña llamada (3)



Empecé a leer la carta.
Papel amarillento, envejecido por el tiempo y escrito a mano:

A mi nieto Francisco,
Querido Francisco, cuando leas esta carta ya estaré muerto.
No sufras porque todo el mundo muere. Hasta tu morirás cuando te toque. Es ley de vida. Sé que no os puedo dejar ni tierras ni una inmensa fortuna. Solo algo de dinero (no mucho) y un piso en San Sebastián.
Pero te voy a contar una historia que tal vez te pueda interesar.
Sabes que tuvimos un antepasado, un tatarabuelo con tu mismo nombre concretamente Francisco de Lersundi que fue militar durante muchos años.
La suya fue una vida bastante atípica aunque nunca se ha explicado.
En resumen, fue un antepasado se dedicaba a combatir donde se le requería, principalmente en Francia, muriendo en Bayona de una herida de bala.
Fue precisamente en su etapa más larga en Bayona donde al parecer se enamoró de una francesa, casada con un conde francés.
Poco se sabe de la historia, parece ser que cuando el conde se enteró de la infidelidad de su mujer, la encarceló y luego la mató.
No se sabe como ni porqué, pero por lo que parece Francisco pudo huir al una ciudad inglesa, Bristol llevando consigo unas valiosas joyas de la mujer del conde.
Nadie sabe ni cómo ni porqué luego regresó a Bayona. Y lo último que se sabe es que fue  asesinado.  Lo enterraron en Bayona, pero algunos muebles y enseres de donde vivía los enviaron a España, Valencia concretamente  donde vivían sus padres.
Lo único que se conserva de todo ello es una carta dirigida a tu bisabuelo dándole indicaciones  de que mientras estuvo viviendo en Bristol, pudo enterrar  un cofre dentro de una lápida en el cementerio de la catedral de Bristol (Antigua abadía). Se supone que deben estar ahí las joyas de la condesa, pero la verdad es que no se sabe nada más.
Actualmente existen unas 250 lápidas antiguas en el cementerio de la catedral, por lo que es imposible recuperar el cofre sin saber el nombre de la lápida.
El nombre de la lápida está escrito de alguna manera en la carta náutica de la Carta esférica de la costa occidental de Inglaterra que comprende el Canal de Bristol cómo el estrecho de S. Jorge. Y es la que data en el 1856.
No tengo ni idea como recuperar esa carta náutica , y lo único que averigüé gracias a una agencia de detectives que la carta náutica estaba en Barcelona, propiedad de un tal  Salvador , en el año 1968.
Hasta aquí todo lo que sé del caso. Espero que está carta no te suponga un sufrimiento y puedas descubrir el contenido del maldito cofre.
Eso algo que siempre quise hacer en vida y no pude y espero que tu si que puedas, y es ir en su búsqueda.
Te quiere
Tu abuelo

-Joder!!!!...y porque me explicas todo eso a mi? –le pregunté a Francisco
- porque pienso que tu me podrías ayudar….no?
-ufff…poqué siempre me pasarán estas cosas a mi? – Pensaba en voz alta – Pero bueno si hay que hacerlo….lo hacemos.!!! Pero quiero la mitad de lo que haya en el cofre. Suponiendo de que hubiera algo…y de que encontramos el cofre. Vale?
- ….joder como aprietas…..hecho!!!



martes, mayo 13, 2014

Tampoco es la panacea!



¿Quién no ha oído esa expresión miles de veces?. Todos sabemos que quiere decir pero en realidad muy pocos saben su significado. La panacea.
En realidad según la wiki  la panacea es un mítico medicamento buscado por los alquimistas especialmente en la edad media para cura de todos los males, incluso se comentaba que prolongaba la vida.
El origen proviene del griego “panakos” (pan: todo y akos: Remedio) en español sería “pa-to-o” ( para todo)
Eso era (y es) la panacea.
Hoy en día  como expresión se usa para todo. “que si este trabajo no es la panacea, que si esta casa no es la panacea, …y así con cualquier cosa. 
Evidentemente  no hay nada que sirva para curar todo. Y es que además creo que si existiera  seria el principio del caos. Como seria carísimo solo estaría en manos de los ricos del Forbes ( es decir Bill Gates, Carlos Slim, Amancio Ortega y los de siempre…) luego pasaría a los corruptos, para luego los políticos, banqueros y demás chorizos. Por lo que imaginaros vivir sabiendo que tienen un elixir que prolonga la vida…ufff! Que mierda! Como que no!! Más vale que no salga ese medicamento.
Pensándolo bien lo más parecido que conozco a la panecea es disfrutar de un buen  gin tonic en buena compañía. Eso si que vale la pena.
Lo bueno de la panacea es que siempre la tendremos como remedio “psicológico”. Si no nos cogen en un trabajo….pues tranquilos que no es la panacea!. Y si no nos dan mesa en el restaurante de moda, aquel que era el segundo del mundo mundial con no se cuantas estrellas michelines…tranquilos que tampoco es la panacea…
Así que ya sabéis algo más, aunque evidentemente este post tampoco sea la panacea!




La extraña llamada 2

Estuve todo el día pensando el que hacer con esa carta náutica.  Tenía muchas preguntas sin contestar. Qué hacía que esa carta estuviera tan valorada? Porqué? Como sabían de su existencia? Como sabían lo de mi abuela?
Quién era esa tal Lersundi ?
Lo primero que hice fue descolgar la carta de la pared, sacarla del marco de cristal y mirar había “algo” , alguna señal o alguna marca que indicara algo relevante.
Si que habían trazos en lápiz, y alguna cruz como si fuera una marcación, y  también anotaciones de horas , pero como eran cartas que se habían usado nada hacía pensar  que hubiera algún tesoro escondido o algo parecido.
Pero tenía que haber algo. No me podía creer que alguien pagara 60.000 euros por una carta náutica. 
Le di la vuelta a la carta y tampoco había nada que hiciera pensar que tuviera ese valor.
Después de dos horas intentando ver algo raro en esa dichosa carta me daba por vencido y tiraba la toalla.
Lo había decidido. Llamaría a Lersundi y le diría que lo había encontrado.
Además bien pensado ese dinero me iría bastante bien.
Consulté en la Wikipedia a ese tal Lersundi y simplemente indicaba que  murió en el noviembre de 1874. Según la fecha de la carta náutica era de 1856 por lo que probablemente fuera cierto que él la había presentado a S.M. (Me imagino su majestad) . Lersundi había sido militar y político….pero ninguna referencia de si tenía  familia ni de que hubiera ningún tesoro. En fin, un tipo sin pena ni gloria.
Quedé con Francisco al día siguiente a las 11h. El traería el dinero y yo le daría la carta.  Era lo más fácil.
Me costó dormir pensando que si había hecho lo correcto. Otra persona más aventurera y con recursos  hubiera cogido el mapa y se hubiera presentado en la embocadura de San Jorge con un compás y un gps, alquilado un barca y un submarinista y habría ido a el punto exacto donde se situaba la cruz, a escasos metros del meridiano 0 el llamado de Greenwich. Pero uno con ya casi 50 años no está para tonterías.! En cualquier caso hice varias fotos de la carta…por si las moscas,
Al día siguiente tocaban por el interfono  a las 10.50.
Seguro que es Francisco- pensé- , todavía no me creo que venderé una carta por 60. 000€.
-Hola Francisco -  le dije mientras abría la puerta de mi casa- Adelante
- Hola. Gracias – me dijo Francisco
Parecía educado aunque demasiado formal. De unos 40 años con bigote, con la cara agrietada del sol , debía de ser o navegante o pescador, pero seguro que se pasaba muchas horas al sol!.
Le hice sentar en el sofá y le ofrecí una Estrella, la única bebida fresca que me quedaba en mi triste nevera.
-       Bueno…aquí tengo el mapa. Me traes el dinero?
-       Si ,si… claro!. Cuéntalo -Me dijo abriendo una bolsa de deporte y colocando los fajos de billete encima de la mesa del salón. Parecía que todo era correcto
Empecé a contar el dinero mientras él sacaba la goma de pollo y Lersundi desenrollaba  la carta del Canal de Bristol para mirarla!.
-       Perfecto!. – Decía Francisco mientras volvía a enrollar la carta! Te propongo un negocio?. Me proponía.
Ahora si que yo ya no entendía nada. Un señor que no conozco me llama hace dos días, me compra una carta  y me propone un negocio???
-       - No sé quien eres. No  se que pretendes. Me pagas 60.000 euros por una carta náutica y ahora me dices que me propones un negocio?- Le respondía con cierta incredulidad
      -No has encontrado nada en la carta,  porque no hay nada que buscar en el mapa sino tienes las pistas que tengo yo en una carta que me dejo mi bisabuelo. Créeme. Puede ser algo importante…- me decía dejándome leer una carta que parecía auténtica.