Sábado por la mañana. salida en mtb por Collserola. Volvería algo mas tarde de lo habitual . "tu cuenta un par de horitas " .le dije a mi mujer. Mi intención era hacer alguna ruta nueva.
Empezaría por una de las "vueltas" que suelo hacer los sábados. En lugar de rodear al tibidabo, cruzo carretera de la rabassada y me meto por un sinuoso camino, por el bosque, casi cerrado por la frondosa vegetación hacia Sant Medir, iglesia románica a mitad de camino a Sant cugat.
Es una vuelta que suelo tardar unas 2 horas.
A medio camino me encuentro con un árbol caído que debo saltarlo, acción que con la bici antigua era imposible.El asunto es que cuando lo "salto" me cruzo con un tipo corriendo que me obliga a parar porque los dos no pasamos a la vez. Una vez pasado el corredor y yo con el pie en tierra, me doy cuenta de que estoy pisando algo. Debe ser un móvil, pienso. Algo de plástico negro y amarillo. No, no era un móvil, era uno de esos GPS portátiles. Probablemente se la cayera a algún ciclista.
La pregunta que me hacía era que hacer con el gps.
No creo que el propietario lo encuentrara si lo vuelvo a dejar en el mismo sitio. pienso. Tampoco seria buena idea dejarlo en el árbol caído . Seguro que alguien se lo quedaría. Decido no completar la vuelta y volver por el mismo camino. No sea que me encuentre a alguien buscando el GPS...
Llego a la iglesia románica de Sant Medir. Descanso en un banco de piedra. Y saco del bolsillo el GPS. Lo conecto pensando que no debería de tener batería y se me enciende. En la pantalla se lee un mensaje "Desea proseguir la ruta" . Y apreto el botón de Ok.
Pienso, que con un poco de suerte encontrare al propietario. Sino, aprenderé una ruta nueva. Fijo con dos bridas de plástico negro ( que siempre llevo enla bolsa de debajo el sillín) el GPS al manillar. Y empiezo a seguir la ruta. Parece que la dirección que me indica es hacia Barcelona pero mas hacia la derecha de donde yo vengo.
Así que ya me veis, como a un chaval de 15 años intentando descubrir una nueva ruta. El camino cada vez se hace mas frondoso. Tanto, que a veces lo pierdo. No hay camino. Suerte del gps . Hace rato que voy caminando.
El GPS me marca la bandera de llegada a unos 50 metros. Pero ya no es posible seguir arrastrando la bici. Ahora me marca 20 metros al nordeste. Por lo que decido dejar la bici , porque el punto debe estar justo abajo del un pequeño cortado. Voy bajando muy lentamente, en un terreno dificil, repleto de vegetación más propia de la selva y muy dificil de mantener el equilibrio por lo resbaladizo y por la fuerte pendiente. Joder! Era de suponer! patino y bajo rodando tres metros.
Mecagoenlaleche! Esto me pasa por imbécil. No entiedo que hago ahí. En cuanto se empezaba a compicar el camino debería haber dado la vuelta. En fin, ya estoy al final de la ruta...supongo que debe ser que el dueño del GPS se grabara alguna ruta muy antigua" que con el tiempo se hubiera perdido la senda.
Me incorporo . Miro el GPS y me marca como final justo donde estoy. Que raro, pienso . Esto es inhóspito e imposible de encontrar sin GPS.
Es curioso lo cerca que tienes la ciudad y lo aislado que te encuentras en algunos momentos.
De hecho, decido volver. A casa. Esta ruta es " imposible" En donde marca la bandera de llegada de la ruta no hay nada. Me doy la vuelta para retomar el camino y me doy cuenta que hay un trapo en el suelo. Me fijo bien y parece un trozo de manta granate en el suelo.
Esta cubriendo algo.
La estiro un poco hacia arriba para intentar averiguar que es ese bulto que cubre la manta.y siento como un fuerte hedor a pudrido invade la zona. Veo un amasijo de carne putrefacta, y pienso que alguien a enterrado a su perro, cuando de pronto distingo claramente un brazo- antebrazo y una mano. Que asco! Más a la izquierda veo un maletin de piel negra. Decido cogerla. No me preguntéis porque, pero me cuelgo la cartera a modo de bandolera. Me doy cuenta de que estoy muy nerviso, con la respiración entrecortada y con el corazón bombeando a toa velociada, vuelvo rapidamente por donde había caído. Casi escalando, a “cuatro patas” hasta llegar a la pequeña explanada donde había dejado mi bici. Miro las pulsaciones. Estoy a 196 rpm...y eso es mucho...
Casi no miro el gps para volver. Al abrirme camino al ir, se marca facilmente el sendero abierto.
Mientras pedaleaba hacia la “civilización” , iba pensando en lo que hacer. Evaluaba mentalmente las alternativas que tenía. Llamar a la policia parecia la opcion mas coherente pero primero debería calmarme, llegar a casa, ducharme...e ir a una comisaria. Una cosa tenía claro... que me había metido en un buen lío.....