lunes, enero 25, 2010

Tear in heaven 6


“Briggite!. La buena de Briggite. Manda guevos!. Siempre me engañan las mujeres!!
Felipe recordaba su encuentro con el primer galerista, Bermudez, en su comida de presentación y cuando ya se tenían confianza éste le comentó “si lo necesitas yo tengo a una persona que te puede ayudar. Alemana. De buena presencia. Bueno, que coño!...esta buenisima! .Se llama Briggite, sabe idiomas y también mucho de pintura…”. Se le olvidó comentar que también sabía de finanzas y transferencias bancarias, pensaba Felipe sonriendo irónicamente.
Se sentó en la mesa despacho que tenía en el espacioso salón, frente al porticón de la terraza.
Encendió se pequeño portátil ultraligero, un Sony Vaio de tan sólo 0, 66 kg que se había comprado en su último viaje a NY.
Abrió la carpeta de “mis documentos” en dónde encontró el documento de Word titulado CV BRIGGITE NIELSEN.
Leyó con detenimiento el curriculum.
La verdad es que se fió de la palabra de Bermudez y ni tan siquiera se había detenido a leer con detenimiento el curriculum de Briggite. Bueno si que lo había leído pero en diagonal. Lo único que en ese momento le había interesado era que tenía 29 años, que había nacido en Dusseldorf y era soltera. Y como aficiones tenía el submarinismo y el alpinismo. Curiosas aficiones pensó Felipe en un primer momento. Qué contradictorias!. A Briggite le atraía lo más alto, pero también lo más bajo. Seguramente sería géminis pensaba mientras buscaba la fecha de su nacimiento. Efectivamente. Y del 28 de mayo de 1981.
Felipe ya había conocido alguna chica géminis y se creía lo de las dos personalidades diferentes. Ahora ya no tenía dudas, Briggite era una persona que podía ser corderito, pero también un lobo feroz.
Intentaba recordar alguna situación en la que se hubieran enfadado, o que hubieran discutido. Pero desde luego Beatriz era tan eficiente y de “tan buena pasta” que nunca se habían peleado…En cuanto a Bermúdez, había perdido el contacto hacía tiempo, pero lo conocía desde hacía años. De hecho los Lizondo y los Bermúdez habían compartido abuelo. No creía que Bermúdez estuviera implicado, pero ahora el juego consistía en no creer en nada ni en nadie.
Con su juego de ser un detective había seguido a Rosa. Pero ahora también debería seguir a Briggite. Pensaba que la conocía. Pero ahora se daba cuenta de que era una auténtica desconocida para él. Había estado convencido que Briggite era una jovencita, más bien tímida, que iba del despacho a su casa y de su casa al despacho, pero lo cierto es que nunca le hablaba de su vida personal. Y que probablemente aún viviera con su padres.
Empezó a seguirla y la nada que ver. La chica “tímida” y discreta que nunca había roto un plato, se convertía en una leona salvaje devoradora de corazones. Con un físico espectacular y un porte realmente impresionante.
Cada día iba un par de horas por la tarde a un club ciertamente elitista llamado Bona Esport, en la parte alta de BCN. Una vez en el club ignoraba lo que hacía aunque suponía que clases de aerobic, o spinning, o Pilates…Conducía un deportivo. A Felipe nunca le dijo que tenía coche. Y ese coche no era un coche cualquiera sino que era un espectacular biplaza Masserati Quattroforte de color plateado.
¡Joder con la Briggite! Pensaba Felipe de cómo era posible haberla subestimado de esa manera!. La siguió durante quince días aproximadamente. Siempre entraba y sa´lia del club sólo, menos ese día que la vio salir acompañada de un hombre. Por lo poco que Felipe podía ver, tenía aspecto de ser Rafa, el cómplice de Rosa.
“Igual estos tres están liados en un trío” pensó con sorna Felipe. Y porque no, pensó, puestos a “liarla” y visto lo visto ya nada es lo que parece.
Al día siguiente, Felipe apareció por el despacho entrando con sigilo y sorprendiendo a Briggite desprevenida, en su despacho, con los pies descalzos apoyados en su mesa y limándose las uñas de los pies.
“Que piernas más largas” fue lo primero que pensó Felipe
Briggite se sobresaltó.
“Felipe….¿cómo estás?...¿dónde has estado estos días?....¿estás bien?...-preguntaba Briggite con cierto nerviosismo
Felipe intentó no darle importancia a la situación comprometida. Debía intentar aparentar tranquilidad y normalidad.
“No te lo creerás Briggite” le dijo con cierta emoción “He conseguido reunir una representación de los mejores pintores Flamencos para una exposición el mes que viene…!”
“Veo que no has perdido el tiempo, Felipe…” sonreía Briggite mientras se calzaba sus zapatos de tacón, “lo primero será preparar el tema de seguridad para evitar cualquier tipo de contratiempo…”
“pero…¿no te interesa saber de quién son esas obras…?”
“La verdad?...pues no…porque me lo imagino.
“ Rembrant, Monnair, Van Dick, Rubens…y dos cuadros del maestro impresionista ¡Vicent Van Gogh!!” – dijo Felipe intentando transmitir emoción, pero a su vez, por dentro Felipe pensaba que se había pasado exagerando. Pero ya estaba hecho y ahora debería seguir la corriente.
“que bien suena…pero no los podrás vender…o si?”
“Si, si …precisamente la exposición es para venderlos….pertenecían todas esas obras a Fritz Holsdfridum, un rico y acaudalado conde Alemán!. Murió el mes pasado y su legado pasó a su hijo Carl, jovencito de 35 años que lo último que le gusta la buena vida y lo primero que quiere hacer es deshacerse de su colección de cuadros...Así que he llegado a un acuerdo con él. Si lo vendo todo. Que son concretamente 14 obras, todas auténticas y algunas inéditas. Valoradas en 30 millones de Euros. Podemos ganar el 10% y que calculando a la baja, son unos 3 millones de Euros!!
“Qué cabronazo Felipe!...Qué callado lo tenías…así que esto es lo que has estado haciendo todo este tiempo…no?- le decía Briggite mientras insconcientemente se sentaba en su mesa de “secretaria”.
“Si,si claro…” respondió Felipe
“ Y donde harás la gran exposición, si se puede saber?” Felipe meditaba la respuesta mientras se sentaba en la silla para las visitas que Briggite tenía en el otro lado de la mesa.
“ No lo sé. Todavía hay que cerrarlo, pero a mi me gustaría en el Macba…no crees? “ le contestaba Felipe mientras pegaba un micrófono discretamente debajo de la mesa de Briggite.
Perfecto, buen trabajo!…pensó Felipe.
“Bueno Briggite, debo hacer un recado…nos vemos por la tarde y te explico más…” -decía Felipe mirando al suelo, mientras se incorporaba de la mesa y se colocaba su elegante “loden” azul marino.
Pasados 40 minutos Felipe entraba por la puerta de su ático, colgando el loden en el perchero.

Se dirigió rápidamente al salón donde sus sospechas se convirtieron en realidad. El reproductor estaba grabando la conversación de Briggite. La escucharía toda, pero se quedó de piedra cuando oyó “ pero luego Rafa lo mata y me lo coloca en la barca. Y yo ya le pasaré un ancla para asegurarnos de que ya yo sube!...”

viernes, enero 22, 2010

Tears in heaven 5


Felipe ya no pudo dormir en toda la noche. Pensaba en como podía recuperar su dinero. Y que debería de hacer con Lucía. Llegó a la conclusión que lo mejor sería que hiciera ver que no sabía nada. Para el esa chica sería Rosa. Estaba decidido llegar hasta el final.
Debería actuar con cautela y ser más inteligente que “ellos”.
Rosa se despertó. Con un poco de jaqueca, suponía que debido al vino más el Gin tónic.
- Buenos días Felipe…como estás
- Un poco jodido. Con resaca y con la terrible sensación de haberme gastado dos millones de euros el polvo de ayer!!...
- No seas cruel…si no estuviera arrepentida, no te hubiera dicho nada…
- Ah, entonces ya está….te has arrepentido y todo arreglado…yo te debo de perdonar…
A medida que iban hablando Rosa se iba vistiendo mientras Felipe la observaba sentado en la cama, con sólo los calzoncillos puestos.
Felipe iba a entrar a la ducha. Necesitaba su ración de agua a presión, y sus segundos de agua totalmente muy caliente. Era una costumbre que tenía desde muy pequeño, cuando preveía que necesitaría una especial concentración. Y ese día era uno de esos.
Cuando salió de la ducha, Lucía o Carmen, o como carajo se llamara se había ido.
“Joder. Yo que quería pactar con ella para que volviera con Rafa…ahora ha desaparecido. Suerte que me acuerdo de la dirección del dni, Muntaner 525.” Pensaba Felipe.
Se fue al despacho y le comentó a Briggitte que estaría ocupado unos cuantos días, le cualquier cosa le enviara un e-mail que el le contestaría con la mayor brevedad. Sólo podía llamar ante una urgencia. Pero no le dijo nada a Briggite. No quería que lo tomara por un lunático.
Tardó dos semanas en hacerse con todo lo que necesitaba. Y empezar de lleno con su nuevo oficio, el de espía.
Conseguía transformarse en tres personas muy diferentes. No quería riesgos. Tres caracterizaciones distintas. Era increíble como podía cambiar de look con una peluca, barba y bigotes postizos y un poco de maquillaje.
Se compró una buena máquina de fotos. Una Sony réflex de última generación. Con un potente zoom. También se hizo con todo un kit de “espionaje”.
Micrófonos, grabadoras, hasta una pistola de aire comprimido que parecía real.
Felipe se lo tomaba como si fuera un juego. Era consciente que entrañaba cierto peligro, pero a él le volvía a dar sentido al la vida.
Pasaban los días y Felipe avanzaba poco. Había localizado la casa de Lucía, pero todavía no había podido entrar. Pero sólo sabía el horario, donde iba cada día. Trabajaba en un estudio de arquitectura “PAMEN y asociados” en la calle Balmes, esquina con Travesera. Iba cada día en autobús. Un día cambió la rutina y se bajó en otra parada. Eran las diez de la mañana. Entró en una tienda llamada Vinçon, en el Paseo de Gracia. Había comprado un cubo de basura metálico de “diseño” de la marca brabaria. Felipe había aprendido a seguirla con discreción. Pagaba con tarjeta de crédito. Fue entonces cuando a Felipe se le ocurrió la idea de enviarle un regalo departe de la tienda. Se inventaría que había sido la afortunada por ser precisamente ser la clienta número 1.000.000 desde la inauguración de la tienda, y la tienda le haría un regalo muy especial.
El regalo que Felipe escogió era una lámpara de diseño de Santa Cole. Podía funcionar
Estaba orgulloso de su elección, porque a pesar que le había costado un ojo de la cara cuando la miraba en su casa mientras la “customizaba” estaba convencido de que tenía buen gusto.
Felipe analizó todas las posibilidades de su idea. Una era de que no le gustara la lámpara, y pretendiera cambiarla, pero pensaba que no lo haría, porque eran ganas de complicarse la vida. Además la carta que se adjuntaba especificaba que el regalo era de una serie limitada y que no admitía canje.
Una segunda posibilidad era de que la regalara a alguien por lo que todo ese montaje no le serviría de nada a menos de que la regalara a su novio Rafa. Y eso sería perfecto. Pero en principio ni era navidad ni nada por el estilo.
Y la última posibilidad era que no le gustara y la arrinconara en un desván. Esta opción sería la peor porque si no la conectaba el micrófono no era operativo.
Ese día, como cada día desde hacía un par de semanas estaba tomando un café en el bar “el pirata” situado “casualmente” en frente de la portería de Lucía. Eran las cinco de la tarde, cuando apareció una furgoneta rotulada de DHL de la cual, extraían el paquete rojo y blanco, con los colores corporativos de la tienda.
“La suerte está echada. Tiene de funcionar” pensaba Felipe mientras observaba la escena de la furgoneta y cómo el mensajero entraba en la portería de Lucía.
Calculaba que en total la broma le había salido por unos 2000 euros. Era un lámpara de sobremesa con un elegante pie cuadrado macizo de madera de sapelli. Había conseguido incorporar un micrófono electrónico en el portalámparas. Era imposible darse cuenta. La había probado y funcionaba a la perfección . Empezaba a emitir en cuanto se enchufaba. La señal llegaba directamente a un grabador digital muy sofisticado y sensible a las voces. Podía recoger conversaciones en salas anexas.
Felipe se marchó a su casa para esperar ansiosamente si su invento funcionaba.
Pasaron dos días y Felipe se desesperaba. No lograba tener señal del receptor. Cuando estuvo a punto de pensar que todo se iba a la mierda, y ya había urdido un plan para entrar en casa de Lucía, vio que el piloto rojo del grabador se encendía intermitentemente. Se estaba grabando un mensaje. En cuanto acabó la intermitencia Felipe se dispuso a escuchar el mensaje.
El mensaje era corto:
“no sé nada de él. Es como si hubiera desaparecido” decía una voz femenina
“se me ocurre un plan, quedamos donde siempre a las 8 y te lo cuento”
“ok. Necesitaré más dinero.”
Lo sorprendente es que a Felipe le resultaban familiares esas dos voces. Una era evidente la de Lucia pero la otra también la conocía, y lo corroboró cuando escuchó la despedida.
“hasta mañana, Briggite”

viernes, enero 15, 2010

Tears in Heaven 4


Rosa se puso a llorar otra vez mientras Felipe la abrazaba para consolarla.
“joder!, sólo me faltaba esto. Además de que me han robado la estoy consolando, pensaba Felipe.
Rosa se quedo a cenar, porque decía que no quería volver con Rafa. Que sentía todo lo que había pasado y que se entregaría a la policía, igual si les explicaba todo serían más benevolentes.
Algo tenía esa mujer que le atraía a Felipe. Probablemente su arrepentimiento, hacía que de alguna manera Felipe la perdonase. También influenciaba el hecho que Felipe disponía de 4 millones más de euros en una cuenta de Suiza. Y eso le daba una cierta tranquilidad.
La ensalada salteada con el queso de cabra fue de lo más resultón. Y los filetes de ternera de Girona un "clásico" pero siempre convincente. Pero lo que le daba realmente color a esa cena improvisada era el reserva Martinez Lacuesta del 97, que Felipe abrió para la ocasión. Tanto es así que se estaban acabando la segunda botella.
Felipe era consciente de que la única posibilidad de recuperar su dinero era que volviera Rosa con Rafa, y convencerla de que era necesario para conseguir el acceso de las cuentas de Rafa. Si Rosa iba con la historia a la policía se acababan las posibilidades de recuperar su dinero.
Se levantaron de la mesa llevando los platos y vasos a la cocina. Felipe prohibió a Rosa que le ayudara a limpiar los platos y le obligó a sentarse en el sofá mientras conectaba su Ipod en el amplificador “Zeppelin” de B&W. El volvía a la cocina mientras escuchaba de fondo la canción de Eric Clapton “tears in Heaven”. Se había convertido en su preferida. La cantaba mientras acababa de preparar los Gin tonics de postre. No había nada más. Si lo hubiera sabido habría comprado algún postre. Pero él normalmente no tomaba.
Felipe salió de la cocina con los Gin Tónics ya preparados. Se sentía un poco mareado porque el vino le había hecho efecto. Casi se habían acabado la segunda botella entre los dos.
De repente tuvo de hacer un esfuerzo para que no se le cayeran los gin Tónics al parquet cuando vio a Rosa en el sofá sonriéndole maliciosamente con la postura que le recordaba a la “maja desnuda” de Goya, y por supuesto totalmente desnuda. Bueno, totalmente no porque llevaba una pulsera Balance- Power de estas de hologramas en su muñeca izquierda.
- Yo también la tengo....- comentaba Felipe intentando disimular su excitación y aparentar una cierta normalidad mientras le ofrecía el Gin Tónic y se sentaba en el poco espacio que le quedaba en el sofá.
- supongo que no te importa que me haya desnudado, es que entre la calefacción y el vino...- le decía Rosa irónicamente.
- No, no ...que va...es que uno no está muy acostumbrado a estas situaciones.
¿ Y ahora que se supone que debemos hacer? – Le preguntó Felipe
- Bien...Tenemos tres opciones. La primera es follar y luego seguir hablando, la segunda seguir hablando para luego follar y la tercera vestirme e irme.
- Joder. ¿Siempre eres tan directa?
- Con los que me gustan sí
-Creo que no me das muchas opciones, sólo que pienso que esta noche ya hemos hablado mucho por lo que podemos follar, luego dormir y mañana seguir hablando...
- Compro!. Pero hazme un favor...cambia de canción que esta es muy triste, mientras volvía a sonar la canción “tears in Heaven”.
Felipe se levantó no sin antes volver a dar un trago de su Gin Tónic, paso tres canciones en su ipod hasta que encontró una que le pareció totalmente apropiada para la ocasión. “I will survive” de Gloria Gaynor.
Felipe se iba desnudando ante la atenta mirada lujuriosa de Rosa. De lo único que no se despojó fue de su reloj Hublot “big bang” y de su pulserita “Mágica” que le regaló Brigitte por su cumpleaños. “mira que bien, hoy probaremos si realmente funciona” pensó Felipe mientras esbozaba una sonrisa.
Como era de esperar y a pesar de los efectos del alcohol, hicieron el amor frenéticamente en diversas posturas hasta conseguir hasta conseguir llegar a la cama, donde al poco tiempo se quedaron totalmente exsahustos y se durmieron.
Al cabo de tres horas se levantó con indigestión. Necesitaba tomarse un Alka seltzer. Rosa estaba totalmente estirada desnuda y de cara abajo. Felipe la miró recordando lo que había sido la batalla hacía unas pocas horas. No quería que se despertara. La tapó con la sabana cariñosamente, y se dirigió a la cocina.
Mientras esperaba que los dos comprimidos se disolvieran en el vaso de agua, se sentó en el sofá. Con el pié topo con algo duro. Era el bolso de Rosa.
Lo cogió y lo puso sobre el sofá a su lado. De pronto se le ocurrió mirar el bolso por si tenía alguna foto de Rafa...además creía que tenía derecho al haber sido la víctima de un robo por parte de  Rosa y su novio.
Sacó un billetero de piel de color rojo de Loewe. Se le ocurrió liberar el “click” del cierre. Tenía en un mismo departamento las tarjetas, el dinero y el DNI. Lo sacó y lo acercó a la luz-. Que joven parecía en la foto. A diferencia del look actual estaba muy morena y llevaba el pelo totalmente rizado.
De repente se asustó. Esa mujer no se llamaba Rosa López sino Lucía San Cristóbal. Nacida en Reus hacía 37 años.
¿ Y ahora qué? pensaba Felipe mientras devolvía el Dni al billetero, y el billetero en el bolso y el bolso otra vez en el suelo.
“tengo de disimular y ser más listo que ella. Pero vaya marrón” pensaba Felipe mientras volvía a la cama. Todo tranquilo Rosa no se había despertado, o Lucía o quienquiera que fuera...Felipe ya no se pudo dormir. Pensaba.