viernes, mayo 29, 2009

El contrato 6

Isabel le explicaba llorando a Tomás que hacía quince días se fueron al lecho del Amazonas a por las pieles de la Anaconda, y se topó con uno de los vigilantes de la viuda. Iba borracho, y cuando la vio le amenazó con la pistola para que se desnudara delante de él. Tuvo la suerte Isabel que Rosana se había entretenido y caminaba unos metros por detrás y cuando se dio cuenta de que Isabel estaba hablando con alguien se escondió detrás de unos arbustos. Isabel la vio pero el matón no. Entonces Isabel se dio cuenta de lo que tenía de hacer. Se movió unos metros mientras se desbrochaba la camisa, justo para que él quedara totalmente de espaldas a Rosana. Se quedó desnuda de torso. No podía permitir que se girara y pudiera ver a Rosana.
- Pero que puta eres!- le dijo el matón riendose - sabes que no te voy a pagar y te gusta.
Entonces Rosana se hizo con una piedra de tamaño considerable, que asió con una mano con fuerza. Y se abalanzó impactando con un golpe certero y seco al matón en la cabeza.
El matón soltó de golpe la pistola y se giró para mirar a Rosana, tapándose la brecha que le había hecho con las dos manos. El golpe había sido mortal y a los pocos segundos sin quitar la vista de Rosana cayó fulminado.
Rosana e Isabel no se hablaron. Sabían lo que debían hacer. Le quitaron el reloj y los anillos de oro llenos de sangre. Le registraron los bolsillos delanteros y se quedaron con los cuatro billetes que encontraron y algunas monedas..
Luego cogiéndole entre las dos una por un brazo y otra por la pierna, la dejaron en el borde del río. Se miraron y lo empujaron a patadas hasta que quedo flotando.
- Hijo de puta! Ya tienes tu merecido!- Comentó Rosana
Sabían que daba igual que no se hundiera porque al poco rato acabaría en el estomago de algún caimán. Era la ley de la selva.
No dijeron nada a nadie, pero se quedaron con ese bonito reloj, el Rolex de Tomás.
- Se lo merecía ese cabronazo. Seguramente debió se él el que me tiró desnudo al prado…- dijo Tomás
Tomás recuperó el reloj y ya no volvieron a hablar del tema.
Llegaron a la mansión de la viuda. No había nadie. La casa estaba desierta. No encontraron pistas de la viuda. Se lo había llevado todo. Ya no había nada que hacer ahí.
Dejó a Rosana y a Isabel en la capital Lima. Les dejo dinero para sobrevivir unos meses y les rogó que no volvieran al tema de drogas ni de prostitución, que si encontraban un negocio honrado, desde un bar hasta una librería, el invertiría en él.
“He dicho librería” pensó Tomás pensando que probablemente no supieran leer..pero bueno, es la idea…
Las dejó en la avenida principal porque Tomás debería volver. No había manera de encontrar una pista de lo que le había pasado. Tomás devolveríó el coche en el Aeropuerto de Lima.
Una vez en Barcelona, Tomás intentó rehacer su vida. De hecho en poco tiempo la rehizo. Se incorporó de nuevo a Telares Maristany .
Pasaron unas semanas. Ya era el mes de Mayo. El mes donde practicaba intensamente su afición de navegar. Lo hacía desde hacía unos años en el Bribón el barco de José Cusí.
Navegaba en competición desde que era pequeño, pero en crucero y a ese nivel tan sólo hacía dos años. Le llamaron para hacer una sustitución en la proa, y lo había hecho muy bien por lo que le ficharon.
Empezaría las regatas dentro de dos semanas, y ya habían entrenado maniobras con el nuevo barco. Tenían esperanzas en hacerlo bien. Pero todavía notaba la tirantez de aquella cicatriz que detectó en Perú. Hasta entonces ni se había acordado más.
Lunes. Ese día tenía hora en la nueva Quirón con el Dr. Masiá. Le hizo un chequeo y una revisión y le dijo que estaba hecho un toro, pero había un tema que le preocupaba. Y era el hecho de que no entendía la cicatriz del estomago, porque no era habitual. Lo de las molestias, de la tirantez le resultaba lógico, pero no el motivo de aquella cicatriz. Ni para acceder a los riñones, ni por una posible peritonitis, ni nada similar. Así pues El Dr. Masiá envió a Tomás a radiología. Quería saber el motivo de tan extraña cicatriz.
A Tomás no le dijeron nada en radiología sobre las radiografías que le habían hecho. Debería enseñárselas al doctor. Cuando llegó por segunda vez a la consulta del Dr. Masiá no le hicieron esperar. Paso directamente al despacho, donde el doctor le hizo sentar mientras colgaba las radiografías en la caja de neón.
- Sr. Conesa…..no sé usted lo que tiene…pero entre los plieges del intestino grueso tiene alojado un dispositivo electrónico, que no le sabría yo decir que es...
- Doctor no puede ser. Que coño sé que es eso si no me lo dice usted.- dijo Tomás entre asustado y enfadado.
- Quitelo de mi cuerpo Dr. Por favor sea lo que sea pero rápido.
Tiene usted suerte Sr. Conesa, mañana tenía una intervención que desgraciadamente se ha anulado. Pero si quiere lo preparamos todo para las cuatro de la tarde…
- Por favor Doctor. Lo antes posible. Y me gustaría el viernes ya estar en casa…
- Eso ya es más difícil…
Esa noche Tomás no pudo dormir. Le daba vueltas a que tipo de aparato electrónico le habían colocado en su cuerpo. Y de repente lo relacionó todo. La Viuda de Perú era mujer de un narcotraficante, Medellín, que había leído en algún lado que dejaban entrenar a terroristas de ETA en una isla caribeña…Si todo iba bien, el Sábado participaría en la regata Conde de Godó, en principio con la asistencia confirmada de Su Majestad el Rey a bordo del Bribón de José Cusí.
“Una bomba!!” – grito involuntariamente Tomás
No puede ser. Demasiado rocambolesco. Pero sino que sentido tendría. ..Que oportunidad más buena para atentar contra el Rey.
- Joder, Ostias!!! ¿Qué cojones hago ahora? . se preguntaba Tomás.
“Si se lo digo al médico, seguro que no me opera. Si lo digo en la casa real, seguro que me apartan de las regatas para el resto de mi vida. Si se lo digo a la policía, peor. Hacen explotarla en un descampado los muy brutos, pero conmigo incluido claro.” "En el fondo soy un don nadie" pensaba Tomás, "si me pela la policía con aquello de que ha sido un accidente…"

jueves, mayo 28, 2009

el contrato 5

Tomás había negociado con Toni Maristany su finiquito..
No fue difícil en la situación que se encontraba. Necesitaba descubrir el porqué de muchas cosas que le habían pasado. Y para ello requería de tiempo y de dinero. Tenía que hacer un viaje a Perú. Iba a ayudar a Isabel, costase lo que costase. Además tenía la intuición de que mucho de todo eso que no sabía que era pasaba por la Hacienda de la viuda.
Y estaba, una semana después del mensaje en el contestador, allí sentado en el asiento 32 F del Airbus con destino Lima. .
Después de muchas horas de viaje, aterrizaba en el aeropuerto de Lima. Alquiló el mejor coche disponible y debía ser un 4x4 porque tenía de llegar a Vichite, pasando por Iquita. Después de un trayecto con el que le dijeron era último modelo de Toyota. Manda guevos. Por no tener, no tenía ni aire acondicionado. Llego a Iquita y preguntando se alojó en la posada “los ángeles”, gracioso nombre para una cutrez como esa. En Iquita no había turismo. Sólo pobreza que cuando se asomaba la noche se convertía en delincuencia. Todas las mujeres que estaban a esa hora en la calle debían prostitutas, pensó Tomás.
Las calles estaban sin asfaltar y casi a oscuras. Una tenue luz iluminaba la calle a trozos. El había aparcado a unos quinientos metros de la posada. Le sorprendía que casi no hubieran coches. Las mujeres se le iban acercando ofreciéndole hacerle de todo y dejarse hacer de todo, por tan sólo dos dólares. Cuando vio a Rosana.Estaba apoyada a una pared y fumando. Ella no le reconoció mientras el se acercaba a ella, enseñándole todo el pecho, como si fuera un manjar. Cuando se dio cuenta de que era Tomás, se volvió a tapar. Era peligroso la estaban vigilando.
- Vamos a mi hotel – Le dijo Tomás susurrándole en la oreja
- Te tendré que cobrar…- le sonrió Rosana
Cuando se acerco, el que debía ser el chulo.
- Si te interesa tengo más jóvenes, negras o niñas…- le ofrecía el chulo a Tomás
- No gracias. Me gusta esta. – Le dijo guiñándole el ojo a Rosana .
Y entonces desaparecieron entre la oscuridad hasta alcanzar la posada.
- Necesito una habitación – Dijo Tomás al sudoroso recepcionista con una camiseta de algodón sin mangas.
Sin decirle nada le dio la llave con el número tres.
- Son 50 $ y sin escandalos. Me ha entendido?
- Ok
Entraron a la habitación y Rosana se sentó en la cama. Se tapo la cara con las manos y lloró. Lloraba de desgraciada. Tomás no sabía que hacer. Se sentó a su lado y le abrazó.
- Rosana…te sacaré de esto. Te lo juro. – le dijo Tomás mirándole a los ojos.
Era extraña la sensación de cariño que Tomás tenía por esas dos mujeres. Era consciente de que le habían salvado la vida, y que estaba en deuda con ellas.
Rosana le explicó que dos días después de su marcha, vinieron cuatro hombres a buscarlas. Uno de ellos era Mateo, el chulo del que se habían escapado en Iquita la primera vez. Le preguntaron por Isabel, y Rosana contestó que se había marchado hacía unos días. Se lo creyeron. La violaron los cuatro, y la dejaron sin prácticamente vida. Respiraba pero le robaron la poca de dignidad que le quedaba.
La cargaron en el maletero abierto de una pick up como si fuera basura y la devolvieron al prostíbulo.
Mateo la ofrecía por una cerveza. Y a veces gratis. Rosana volvió a las drogas, era lo único que le hacía olvidarse de su desgracia.
- Hijos de puta!- Exclamó indignado Tomás . Le ayudó a levantarse y le dijo vámonos.
- Salieron por la ventana de la habitación. Por suerte daba a una escalera en la parte de detrás del edificio. Apenas se veían. Cuando accedieron al patio trasero del hotel, Tomás decidió no coger la calle principal y rodear la zona de casas hasta llegar a la explanada donde había aparcado su Toyota.
Tomás encendió el coche y aceleró. Los habían descubierto porque veía como dos personas les perseguían por el retrovisor hasta que pasados doscientos metros cesaron en su empeño con el puño en alto, y Tomás se imagino que soltando algún improperio sobre su madre.
- Donde me llevas Tomás?
- Vamos a Vichite a buscar a Isabel.
Era difícil avanzar por esos caminos de tierra a oscuras a pesar del Gps de mano que llevaba Tomás. Así que decidieron pararse y dormir un poco en el coche hasta que amaneciera.
Con los primeros rayos de Sol, Tomás se puso en marcha. Rosana dormía. Pero Tomás no la despertó. No la necesitaba para orientarse.
Al cabo de unas horas llegaron a Vichite. Rosana entró precipitadamente en su casa temiendo lo peor. Pero ahí estaba Isabel, pelando patatas, cuando se giró y los vio.
Se abalanzó hacia Isabel y se fundió en un fuerte abrazo. Lloraban las dos. Al cabo de un rato Isabel se dio cuenta de que Tomás estaba ahí, y se fue a abrazarlo.
- Gracias, gracias, gracias….no sé que decir.
- No me digas nada. No hace falta. No os iba a dejar – explicó Tomás- pero ahora debemos marchar porque esos hijos de puta volverán…
Rosana e Isabel lo miraron asustadas.
- No hay opción chicas. Nos vamos de aquí. Coger los que necesitéis y nos vamos.
- Pero donde vamos a ir
- No os preocupéis. Que iremos a un lugar seguro. Primero quiero pasar por la Hacienda de la viuda y de ahí a el aeropuerto de Lima. Ellas se miraron. Nunca habían estado en Lima y menos coger un avión.
Se abrazaron otra vez y se fueron a recoger sus cuatro enseres. De hecho era todo lo que tenían. Isabel cogió una caja que hacía las funciones de joyero. Se le cayó y Tomás vio varios billetes de cien dólares, algunas pulseritas de plata y un reloj. Era un reloj que conocía perfectamente. Un Rolex GMT- II Master como el que antes de morir le había regalado su padre.
- Isabel déjame ver ese reloj. – dijo tomas un poco nervioso
- Toma…nos lo encontramos en el río. …- intervino rápidamente Rosana
Tomás lo cogió y observo la tapa del reverso. Tenía grabada la fecha de su nacimiento. No tenía duda. Era su reloj.
- Este reloj es mio. Me lo habéis robado. – dijo Tomás muy enfadado. – Encima de lo que he hecho por vosotras….
- No, no ….!!no te lo hemos robado!!- grito Isabel al apreciar el enfado de Tomás.

martes, mayo 26, 2009

el contrato 4

Tomás se despertó en una habitación fría y bien iluminada. Era de una clínica o un hospital. Ahora estaba seguro estaba en una clínica. Conectado a un monitor y a un botellín de suero.
No se podía mover. Sólo podía girar la cabeza. Al cabo de un rato, paro de pensar inútilmente en alguna correlación entre Perú, La Feria, y la clínica. No entendía nada, pero se imaginaba que ya se lo explicarían. De repente se abrió la puerta de la habitación y entró una enfermera.
-Hola Sr. Conesa. ¿Cómo se encuentra? – le preguntó la enfermera
- ¿Me lo puede explicar usted señorita?- Respondía Tomás preguntándole a la enfermera ávido de respuestas
- Luego se pasara el Doctor y le explicará mejor. Pero le puedo decir que ha tenido un virus muy extraño, y que ha estado a punto de enviarle al otro barrio. Desde hace cuatro días ha ido mejorando hasta ahora que se ha despertado – le decía la enfermera mientras le tomaba la temperatura y comprobaba todas las constantes del monitor.
- Pero cuanto tiempo llevo ingresado enfermera? – Preguntó Tomas imaginándose que llevaba unos cuantos días.
- Lleva un mes y una semana señor Conesa
- Joooder! Más de un mes!.... ¿Y nadie me a visitado en todo este tiempo? –preguntó extrañado Tomas
- Si,si. Le han venido a ver familiares y compañeros de su empresa- le dijo la enfermera
Pero ahora tómese esta pastilla e intente descansar…el doctor ya le explicara la situación – Le decía la enfermera alcanzándole un vaso de agua . Mientras se tomaba la pastilla acompañado por el sorbo de agua correspondiente entró el doctor.
- Soy el doctor Renart, jefe del servicio de cuidados intensivos, de la Clínica Shuster de Tutlingen.
- Tutlingen? – preguntó Tomás
- Es un pueblecito de la Selva Negra, a treinta kilómetros de Dusseldorf…
El doctor le resumió todo lo que había pasado. Le trajo un taxista, estaba inconsciente y a punto de entrar en coma. No se supo que era un extraño virus hasta una semana más tarde. Gracias a la documentación que llevaba en su bleiser pudieron localizar a compañeros de su empresa, que a su vez se pusieron en contacto con sus padres.
Ya estaban en camina. Estaban alojados en un hotel de Heilderberg, una población cercana. En media hora estarían con el.
Cuando entraron sus padres a la habitación lloraron. Pensaban que lo perdían. Llevaban un mes viviendo en Dusseldorf, si no hubiera mejorado ya lo tenían todo preparado para ingresarle en el Hospital de Valle Hebrón.
Tomás atribuyó su historia en el Perú a la influencias de los narcóticos que emplearon para intentar que saliera del coma.
Habló con gente de su empresa que le informaron que estaban procediendo a ejecutar un ERE. Había hablado con Toni Maristany el cual le había explicado como estaba la situación en aquel momento. Le preguntó sobre el contrato de las tiendas Straddle y sobre Carolina. Pero nadie sabía nada. La verdad era que acabó la experiencia de Telares Maristany en la Feria con un pobre balance de pedidos, y con el director comercial ingresado en coma.
Al cabo de quince días Tomás Conesa se incorporaba por fin a la fábrica de PuigReig Telares Maristany . Se encontró con la situación dramática empleados despedidos en la puerta de la fábrica solicitando unas mejores condiciones de despido.
Tomás se sentía mal. Sabía que si hubiera llegado a firmar ese contrato con Caroline en otra situación se encontrarían. Así que ahora su principal objetivo consistía en retomar ese acuerdo verbal, esto le hizo sonreír a Tomás pensando en la felación de Carolina.
Estuvo buscando la tarjeta de Caroline pero no la encontró. Preguntó sobre la cadena de tiendas Strudle, y nadie las conocía. Es más. No existían. Contactó con el hotel de Carolina, el hotel Eurobuilding de Dusseldorf y preguntó al director del hotel a que nombre estaba la reserva de la habitación 327 ,el día de la cena en Heilderberg. Le dijeron a Tomás que estaba reservada a una pareja de recién casados los Sres. Frankling, pero que no llegaron hasta el día siguiente.
Todo eso era muy raro. Desde luego había cosas que jamás se podía haber imaginado.
Le enviaron una foto por email de la habitación 327 por gentileza del director del hotel ante la insistencia de Tomás. Y realmente era tal y como se la había imaginado.
Tiró la toalla. No podía perder más el tiempo persiguiendo fantasmas.
Y continuó su vida intentando olvidar ese episodio tan trágico de su vida.
Al cabo de dos meses recibía una conferencia de Perú. Le habían dejado un mensaje en el contestador, las pulsaciones se le aceleraron. Antes de escuchar el mensaje se fue al mueble bar y se sirvió un whiskey con hielo. Se sentó dio un buen sorbo y presionó la tecla del contestador:
“ Tomás!.! Los hombres de la viuda… se han llevado a Rosana!. ¡ Han pasado diez días y todavía no ha vuelto! ¡Ayúdame por favor! “
Se le cayó el vaso al suelo. Era Isabel. La reconocía y estaba llorando.
Tomás se puso las dos manos en la frente y preguntó gritando “¿porqué yo?”