Toc de mar
El día anterior fue un día importante para mi. Vino mi hija Elisabet a La Fosca, en un principio la idea era embarcarse en él Medusa pero como hacia bastante viento y tenían que bajar a las dos a Barcelona decidimos hacer un Brunch (palabro de moda, que consiste en comer a una hora que no toca…).
Hacía tiempo que no nos veíamos ,unos dos meses y nunca había estado en nuestro apartamento de la Fosca, así que me hacía especial ilusión su visita. Tengo la esperanza, aunque vaga , de que algún día me conocerá…tiempo al tiempo. Total, que fue una mañana entrañable con photocall incluido con Eli y su novio Victor y nos despedimos deseándole una buen retorno a Dubái. Como anécdota curiosa que tuvieron la oportunidad de experimentar la sensación de velocidad del ascensor. Tardamos más tiempo en subir los dos pisos de la fosca que los diecisiete que tienen para llegar a su piso en Dubái!!!
Si al final resultará que lo que el tiempo se ralentiza en La Fosca será verdad!.
Espero que repitamos en breve.
Al día siguiente nos tocaba día de ir a comer al restaurante de Aiguablava , llamado Toc de Mar.
Nos fuimos en la SACS intruder de 11 metros de David, el hermano de Montse. Porque si lo hiciéramos en él Medusa no llegamos ni para navidad!.
Es una comida que hacemos cada año. Un “mano a mano” con David y Katy, Ya la hemos incorporado como rutina y la verdad es que nos encanta.
-“Quieres llevarla?” Me dijo David al salir de Port Marina
- No,no….bueno va…vale.
Uno no siempre tiene la oportunidad de llevar una neumática con 500 cv de potencia. En concreto 492 cv más que el Medusa.
Mar un poco movida pero con esa barca o barco o cohete uno va por encima del mal y del bien, pero sobretodo por encima de las olas. Una sensación de poderío controlado que en cuanto te encuentras algún obstáculo (barco que adelantas) con un “golpecito” suave en el mando del gas hacia arriba en pocos segundo el “obstáculo” se queda en anécdota.
Tan rápido llegas a todos los sitios que tuvimos tiempo de un baño detrás de la cala en donde la familia de Marcelo tiene una casa espectacular. Baño no sin el espectáculo del fondeo de las barcos. Fondear en la costa brava es un deporte que todavía no está catalogado como tal, pero en el que se juntan la suerte de encontrar algún sitio interesante, el tirar “bien” la cadena, cruzando los dedos porque no se quede entre dos rocas con la pericia del patrón …(el fondeo da para un post entero!)
Llegamos a la cala de Aiguablava en donde ya nos vino a buscar la neumática de Gerard para indicarnos la boya dónde amarrarnos. David le dio un papel de esos que pone 50€…y santas pascuas.
La comida en el restaurante excepcional, Toc de mar, lleno hasta la bandera en dónde el “buen hacer” de la reserva previa de David (imprescindible, porque sin reserva no hay comida…) y con conversaciones interesantes y a veces emotivas concluyendo con el paso previo por el lavabo de Montse antes de partir otra vez de vuelta, cuando de repente oigo: Hola…papá…
“Es tu padre?” Preguntaba una hermana…suponemos
Que fuerte, mi hija Eli sentada con la familia de Victor (el novio) comiendo en el mismo restaurante.
Casualidades del destino?
Procedemos como mandan los cánones de la educación a saludar a los padres y familiares de Victor los cuales nos parecieron encantadores, con la esperanza de darles la impresión de que el padre de Eli es un tipo “normal” y salimos del restaurante hacia el embarcadero con las facultades mermadas bajo los efluvios de las dos botellas de vino blanco…Esperamos en la barca un tiempo prudencial por si se embarcaban también y saludarlos desde la barca, pero lo cierto es que ya no los vimos más y abortamos la “operación”…y después de 20 minutos de rápida travesía pensando en todo lo que había pasado llegamos al amarre. Gran día “tocado” por el mar. Supongo que por eso el destino quería que ese día fuera un día especial: el día del “toc de mar”